24 feb 2011

CREEMOS QUE JESUS ES DIOS

Tomado de «El Dios de Jesus» y publicado por Felipe Rincón Vásquez

La fe en la divinidad de Jesús es precisamente la que nos ha llevado a querer conocer más profundamente su humanidad. Si Jesús no fuera Dios, no pasaría de ser un personaje histórico respetable, pero nada más. Pero el hecho de que aquel hombre extraordinario esté hoy vivo, resucitado y resucitándonos, es algo que nos toca en lo más íntimo de nuestro ser y nos llena de esperanzas. ¡Aquel íntimo de Dios es el mismo Dios hecho hombre! Esta verdad llenó de gozo a las primeras comunidades cristianas, gozo que hemos de tener también todos sus seguidores. 


1. COMO VEN LAS PRIMERAS COMUNIDADES A JESÚS RESUCITADO
La resurrección de Cristo ocupa el centro de la fe, del testimonio y de la reflexión de los primeros cristianos. El recuerdo de la vida y de la doctrina de Jesús, fielmente conservado por los discípulos a la luz de la fe pascual, impulsa a las primeras comunidades a profundizar en el misterio de su persona. Pero, como si fuera una luz deslumbrante, impide comprender de un solo golpe de vista la profundidad de este misterio. Poco a poco recorren un camino de continuos descubrimientos.

A semejanza de María, conservan todos su recuerdos en el corazón (Lc 2,51), los meditan y los interpretan. Así va creciendo progresivamente su fe pascual. Seguramente la celebración de la Cena del Señor, memorial y repetición de un acontecimiento celosamente guardado, que actualizaba la presencia de Jesús, suscitaría expresiones de alabanza, de bendición, de acción de gracias. De este modo la oración se convertía en momento privilegiado para profesiones de fe cada vez más significativas.

Como un canto que se inicia suavemente y poco a poco se convierte en un coro grandioso, la reflexión sobre Jesús se va ensanchando desde la primera comunidad de Jerusalén hasta todas las comunidades que se van formando y celebran la Cena: Antioquía, Éfeso, Corinto, Roma... Desde respuestas tímidas y llenas de dudas van pasando a confesiones de fe cada vez más claras.

En este camino, que se va descubriendo progresivamente, las comunidades cuentan con el tesoro de las Escrituras, el Antiguo Testamento, que son releídas e interpretadas a la luz del acontecimiento absolutamente nuevo del Resucitado. El se convierte en la clave de lectura del Antiguo Testamento. Todos los grandes acontecimientos de la experiencia religiosa de Israel aparecen orientados hacia Jesús.

Jesús es visto cada vez con más fuerza como "el esperado" de Israel, "el Cristo", a quien Dios ha confirmado y lo ha exaltado "a su derecha".

Con imágenes sacadas de la Biblia tratan de comunicar las ricas experiencias vividas junto a Jesús. Pero no hay imagen que logre expresar el misterio manifestado en él. Por eso las imágenes se sobreponen unas a otras, sin que lleguen nunca a abarcar por completo el misterio del Resucitado. Cada nuevo descubrimiento ilumina un aspecto de la verdad, pero ninguno la revela completamente. Así van dando a Jesús nombres y títulos ricos de doctrina y de significado: Mesías, Cristo, Señor, Salvador, Imagen de Dios invisible, Primogénito de la nueva creación, Cordero de Dios, Hijo de Dios, Palabra hecha hombre. Son títulos que expresan la substancia del misterio revelado en Jesús, sin que lleguen a abarcarla del todo.

Ven cómo Adán no es sino una "figura del que había de venir" (Rm 5,14): Cristo es "el nuevo Adán". Jesús es el que realiza el nuevo éxodo, el paso de la muerte a la vida. En él se cumple la Alianza definitiva entre Dios y los hombres. El es "el nuevo Moisés" (Heb 3). Aquellas comunidades van descubriendo que Jesús es el centro de la historia de la salvación. Desde el principio todo habla de él, se orienta hacia él; todo espera ser recapitulado por él y en él.

Pocos decenios después de la muerte de Jesús aquellas comunidades sintieron la necesidad de poner por escrito la vida y la doctrina de Jesús, a la luz de su creciente fe pascual. Y así fue naciendo el Nuevo Testamento, bajo la inspiración del Espíritu de Jesús. Cada autor bíblico se sintió llamado a hablar de Jesús teniendo en cuenta la mentalidad y el lenguaje de los diferentes pueblos a los que se dirigían. Y cada uno interpretó a Jesús según la fe de las comunidades en que vivían. Por eso, según la diversidad de ambientes, expresan el misterio de Cristo con una cierta diferencia. Lo veremos más detalladamente en los apartados siguientes.

Los evangelistas no escribieron una historia científica de Jesús, tal como entendemos hoy la historia. Ellos estaban más preocupados por ayudar a crecer la fe de sus comunidades, que por conseguir precisión de hechos históricos. Escribían desde su condición de creyentes en el Crucificado-Resucitado, y para creyentes en él. Por eso no hay que extrañarse cuando le hacen decir a Jesús afirmaciones que realmente él durante su vida mortal quizás no llegó nunca a decir. Pero desde su fe, inspirados por el Espíritu Santo, así interpretan ellos, con toda verdad, el significado de la vida y las palabras del Jesús histórico. Esa es la realidad del Cristo pascual, viviente, actuando en ellos.

Tenemos que afirmar, pues, que en el Nuevo Testamento hay diferentes interpretaciones de Jesús. Y cuanto antes aprendamos a respetar estas diversas cristologías de los autores neotestamentarios, tanto mejor los comprenderemos. Hay que aprender a respetar las diferencias existentes entre el Jesucristo de Pablo, el Señor y Salvador de Lucas y la Palabra-hecha-carne de Juan. No es igual el Jesús de Mateo, que el que presenta la carta a los Hebreos o el Apocalipsis. Son como diferentes retratos de Jesús esbozados por las primeras comunidades cristianas, que conservamos como patrimonio para alimentar nuestra fe. Estas cristologías inspiradas son la norma definitiva para hacer germinar la fe en Jesucristo a través de todos los tiempos. Nosotros hemos de proseguir, según la problemática de fe de nuestro tiempo, la misma línea de los primeros cristianos. Ellos abrieron el camino. Y tras ellos, apoyados siempre en ellos, seguimos todos los que creemos que Jesús es el Hijo de Dios, nuestro Salvador y Redentor.

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19 feb 2011

El Constitutivo Ontológico de la persona de Jesucristo

Escrito por: Felipe Rincón Vásquez, Th. M.

I. LA PROBLEMÁTICA MODERNA

A. Posición en contra de la persona humana de Cristo.

El hombre Jesús no es una persona humana: la humanidad de Cristo subsiste de forma personal en la persona del Verbo en el sentido de que encuentra en ella la subsistencia. Se trata de una naturaleza humana que no tiene una propia persona y existe en la persona del Verbo.

Leoncio de Jerusalén declaró que la única persona de Cristo es la del Logos preexistente. La humanidad de Cristo no posee una persona propia sino que es la naturaleza de una persona divina.

Juan de Damasceno nos dice que es el Logos el único sujeto, hypóstasis preexistente, en él existe una naturaleza humana llamada anhypostática.

La tradición neocalcedonia habló de una an-hypóstasis en el sentido de que el hombre Jesús no es una persona humana sino exclusivamente una persona divina con una naturaleza humana y otra divina. 

Esta posición del Logos como la única persona existente en Cristo nos llevaría a concluir que fue el Logos quien sufrió en el madero. También sugiere que a Jesús le faltaba algo para que sea plena y auténticamente hombre. Este monofisismo es fruto de la intención de resaltar la supuesta consustancialidad de Jesús con el Padre, pero deja en penumbra su verdadera humanidad, sitúa a Jesús fuera de nuestra humanidad y por encima de ella. No reconoce que Jesucristo fue un hombre como nosotros excepto en el pecado.

B. Persona como autoconciencia
Jesús en cuanto hombre y en virtud de su humanidad no es Dios. Tampoco Dios en cuanto Dios y en virtud de su divinidad, es hombre en el sentido de una identificación real.

K. Rahner, en la obra ¨Cristología. Estudio teológico y exegético¨ (Madrid 1975), no es partidario de hablar en términos ónticos de naturaleza e hipóstasis porque hace pensar en la encarnación como un descenso del Verbo preexistente que se reviste de condición humana. Los términos ónticos nos llevan a una identificación de realidades distintas entre las que se da una distancia infinita.

La naturaleza humana de Jesús es una realidad creada, consciente y libre, la que se atribuye una subjetividad del Logos y situada libremente ante Dios en obediencia, adoración, etc.; con la distancia propia de la criatura.
Rahner dice que con respecto al Padre el hombre Jesús se sitúa en una unidad de voluntad que domina a priori y totalmente su ser entero y en una obediencia de la cual deriva toda su realidad humana.

El Concilio de Calcedonia dice que el uno y el mismo, el Señor Jesucristo es a un tiempo Dios y hombre. Un único sujeto que tiene una doble condición: divina y humana. Un sujeto consustancial a Dios en la divinidad y consustancial al hombre en la humanidad. Un solo sujeto que es al mismo tiempo, hombre y Dios.

P. Schoonernberg, en la obra ¨Un Dios de los hombres¨ (Barcelona 1972) reclama para Jesús un centro humano de conciencia y por lo tanto una persona humana.

Schillebeeckx, citado por J. A. Sayes en ¨Jesucristo, ser y persona¨ (Burgos 1984) dice que Cristo es una persona humana que se sabe especialmente fundada en su misma humanidad como Hijo por acto creador de Dios Padre.

La verdad es que yo tengo conciencia porque tengo una naturaleza humana. El peligro de esta posición es llegar a creer que Dios actúa en Cristo como si el sujeto Dios se podría colocar frente a Cristo y decirle ¨yo soy Dios, tu el hombre por el cual actúo¨. Cristo es Dios hecho hombre, en tal sentido fuera de Cristo no hay Dios.

Según Schoonenberg, el hablar de dos naturalezas numéricamente distintas en Cristo no deja de inducir a error, pues lo divino no se puede insertar en un todo mayor y, en consecuencia no se puede usar el número ¨dos¨ en Cristo.

Asimismo Schillebeeckx afirma que lo positivo en el hombre no puede ser contrapuesto y sumado a Dios. Dios y el hombre no se diferencian por lo que este tiene de positivo, sino por lo que tiene de finitud; de ahí que no se pueden sumar Dios y el hombre. Dios queda al margen de lo que es ser hombre, mientras que el hombre debe su ser solamente a Dios.

El ser creado tiene el estigma de la finitud y de la contingencia, mientras que Dios es el ser infinito. Dios es una realidad y la criatura es otra. El efecto en este caso existe en virtud de la causa que es Dios, pero se diferencia de él como otra realidad.

II. CONCEPTO DE PERSONA
El concepto de persona como distinto del de naturaleza no existía en la filosofía helénica y fue inventado por exigencia de la fe.

El concepto de persona no va más allá de considerar la persona como concreción de la naturaleza o de la esencia por las propiedades individuantes. Sin embargo Calcedonia ha introducido una diferencia entre la persona y la naturaleza, un concepto de persona que permanece a un nivel pre-científico y no técnico: Persona entonces es el sujeto al que se atribuyen las naturalezas y las acciones que con ellas ejercita. 

A. El problema del lenguaje
El témino ¨Prósopon¨, traducción del latino ¨persona¨ para los griegos tenía el significado de ¨papel¨, ¨personaje¨.

El término ¨Hypóstasis¨ lo traducían los latinos por ¨sustancia¨.
El término ¨Ousía¨ es sustancia para los griegos.
Los latinos decían ¨ una substantia, tres personae ¨ que traducían ¨ mia hipóstasis, tria prósopon ¨.
Los griegos decían ¨ una sola ousía y tres hypóstasis ¨.
Los católicos latinos y los griegos no tenían más diferencia que en el lenguaje pero la fe era la misma.
Gregorio Nacianceno escribió (citado por J. A. Sayes: ¨Principios filosóficos del cristianismo¨, España, 1990): ¨ Nosotros, los griegos, decimos religiosamente una sola ousia y tres hypóstasis... los latinos piensan lo mismo, pero a consecuencia de la estrechez de su lenguaje, y de la penuria de palabras, no podían distinguir la hypóstasis de la ousia y emplean la palabra persona, para no hacer pensar en tres ousías ¨.

En el año 381 en el primer Concilio Constantipolitano, Gregorio hizo ver la identidad de hypóstasis y persona. De esta forma se reconciliaron las dos facciones católicas. En una asamblea (382) se promulgó una confesión que decía ¨ Nosotros creemos que la divinidad, la potencia, la ousía es única en el padre, el Hijo y el Espíritu Santo; igual gloria y coeterna dominación en las tres perfectas hypóstasis o bien en las tres perfectas personas (prosópois) ¨.

Una vez que se va aclarando el término Ousía (esencia), el término Physis (naturaleza) y se identifica hypóstasis como sinónimo de persona, el problema del lenguaje ya no será tal. 

El problema del lenguaje ha separado a muchos cristianos en el tiempo, que teniendo la misma fe, han optados por lenguajes inapropiados o mal entendidos por sus hermanos. Muchas veces tenemos la misma fe expresadas o entendidas en forma diferentes y nos separamos radicalmente. Moralmente, matamos y estigmatizamos a nuestros hermanos porque no expresan la fe del mismo modo que nosotros. Debemos respectar las diferentes expresiones de fe. Debemos poner a dialogar las diferentes expresiones de fe en un animo pedagógico.

Por otro lado es importante decir que no debemos usar términos para expresar nuestra fe que no hayan sido examinados por nosotros, no copiar de la tradición sin examinar, pues los maestros del pasado no son infalibles. Necesariamente no tenemos que mantener la tradición. Debemos tener la valentía de oponernos, el valor para ser diferentes. 

B. El problema filosófico
1. La Escuela de Alejandría
Esta escuela caracterizada por una cristología de Logos-sarx, no hizo esfuerzo filosófico alguno para determinar el concepto de persona aplicada a la cristología, por la razón de que para dicha escuela, es el Logos el que funciona en Cristo como único sujeto de la comunicación de idiomas. Este concepto de persona es, más bien, un concepto teológico, es el Verbo simplemente, como sujeto único, el Verbo que personaliza como sujeto la naturaleza humana. 

Esta unidad del Logos con la carne se hace al precio de eliminar el alma humana de Cristo, pues Apolinar no quiere introducir en él un conflicto de voluntades.

El Logos es el sujeto de todos los atributos que el Evangelio atribuye a Cristo. Es el mismo Verbo el que hizo milagros y el que tuvo hambre y lloró. El Verbo es el sujeto único de todas las experiencias. Es el Verbo el que se ha unido a la naturaleza humana, el que la personaliza y de ahí la unidad que no destruye la diferencia de naturalezas.

2. La Escuela de Antioquia
Esta escuela parte de la cristología Logos-anthropos. Antioquia a diferencia de la de Alejandría que para salvar la unidad en Cristo, destruye la integridad de su naturaleza humana, salva la integridad de ambas naturalezas, pero no sabe como unirlas porque quiere mantenerlas las dos juntas en la misma persona, y le falta el concepto de persona adecuado.

J. M. Jugie, en la obra ¨ Nestorio y la querella nestoriana ¨ (París 1912) nos dice que el problema se planteó agudamente con Nestorio, quien rechazando la comunicación de idiomas, rechaza que se atribuyan al mismo y único Cristo las propiedades divinas y las humanas. Con ello se opone al Concilio de Nicea, que había atribuido a un mismo y único sujeto, al Hijo, la generación eterna, el nacimiento temporal y el sufrimiento. Parte Nestorio de dos naturalezas concretas para las cuales tiene los términos de ousía y Physis. Cada naturaleza tiene su propio prósopon, sus propias características o formas por las que se encuentra individualizada. 

En Nestorio aparece el concepto persona propio de los Capadocios. Basilio en su carta 38 a Gregorio de Nisa había definido así la ousía y la hypóstasis: ¨ la ousía es lo que es común a los individuos de la misma especie, lo que todos poseen igualmente y que hace que se les designe a todos con el mismo vocablo, sin distinguir a uno en particular. Pero esta ousía no puede existir realmente sino a condición de ser completada por los caracteres individuales que la determinan. Estos caracteres individualizantes reciben distintos nombres. Se les llama ¨idotetes¨, ¨idomatas¨, etc., cuando se añade a la ousía, entonces tenemos la hypóstasis. La hypóstasis es el individuo determinado, existente aparte, que comprende y abarca la ousía, pero se opone a ella como lo propio e individual a lo común. [ Así en Dios, lo común es la ousía y lo particular es la hipóstasis ] ¨.

3. Concilios cristológicos y conceptos de personas

a) Concilio de Nicea (325)
En este encontramos un concepto primario y no elaborado de persona: ¨ un solo Señor, Jesucristo, Hijo de Dios ¨, ¨ unigénito nacido del Padre ¨ y este mismo es el que ¨ por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo y se encarnó ¨.

b) Concilio de Efeso (431)
La idea central del concilio es esta: uno y el mismo es el Hijo eterno del Padre y el Hijo de la virgen María, nacido en el tiempo según la carne, de modo que puede ser llamada Madre de Dios.
El dogma de Éfeso: Vida divina junto con el Padre, descenso a la tierra, y encarnación, deben ser atribuidos al mismo y único sujeto que es el Logos.

c) Fórmula del símbolo de unión (433)
¨ Confesamos por tanto a nuestro Señor Jesucristo unigénito Hijo de Dios, Dios perfecto y hombre perfecto, compuesto de cuerpo y alma, engendrado por el Padre antes de los siglos según la divinidad, es el mismo que en los últimos días por nuestra salvación ha sido engendrado de María según la humanidad, el mismo que es consustancial al Padre según la divinidad y consustancial a nosotros según la humanidad pues se ha realizado la unión de las dos naturalezas; por ello confesamos un solo Cristo, un solo Hijo, un solo Señor. según esta inconfundible unidad confesamos a la Virgen como Madre de Dios, porque Dios el Verbo se ha hecho carne y hombre, y mediante la concepción ha unido a sí el templo tomado de ella ¨.

d) Concilio de Calcedonia
¨ Siguiendo pues a los santos Padres, todos acordes enseñamos que ha de confesarse: un solo y el mismo Hijo, el Señor Jesucristo, el mismo completo en la divinidad, Dios verdaderamente, de alma racional y cuerpo, consustancial al Padre en cuanto a la divinidad y él mismo consustancial a nosotros en cuanto a la humanidad, en todo semejante a nosotros menos en el pecado, antes de los siglos engendrado del Padre en cuanto a la divinidad y el mismo en los últimos días por nosotros y por nuestra salvación de María la Virgen Madre de Dios en cuanto a la humanidad: que ha de reconocerse un solo y el mismo Cristo Hijo Señor Unigénito en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, jamás borrada la diferencia de las naturalezas por causa de la unión, sino más bien salvando su propiedad cada naturaleza y concurriendo en una sola persona y en una sola hipóstasis, no en dos personas partido ni dividido, sino en un solo y el mismo Hijo unigénito, Dios Verbo, Señor Jesucristo, como de antiguo los profetas nos enseñaron de él y el mismo Jesucristo enseñó y nos lo ha transmitido el Símbolo de los Padres ¨.

Según la pauta de Calcedonia, cuando se pregunte qué es Cristo, habrá que decir que es hombre y que es Dios, que tiene una doble naturaleza, la divina y la humana. Cuando se pregunte si son uno o varios los sujetos que actúan, habrá que decir que Cristo es una persona única, un único sujeto al que se atribuyen lo divino y lo humano. Asimismo, cuando se pregunta quién obra, habrá que decir que es la persona; cuando pregunten cómo y con qué, habrá que decir con la naturaleza divina y la humana. 

Calcedonia afirma que un solo sujeto tiene una doble condición: humana y divina, de modo que lo humano y lo divino se predican de este único sujeto.

Si nos preguntamos cual es la línea que sigue Calcedonia, la de Antioquia o la de Alejandría, habrá que decir que en este concilio se impuso el concepto teológico de la escuela de Cirilo y no el técnico de la de Antioqueña. De la escuela de Antioquia se toma el mantenimiento de la naturaleza en sus respectivas propiedades, de la de Alejandría el concepto de persona como sujeto único de atribución. 

El concepto filosófico que define la persona como ousía particularizada por las propiedades individuantes fracasó en Calcedonia. Ese concepto supone que persona es igual a sustancia racional e individual.

III. JUICIO CRITICO AL CONCEPTO DE PERSONA EN CALCEDONIA
El dogma de Calcedonia habla de dos seres en Cristo, el divino y el humano, cuando dice ¨ consustancial al Padre en la divinidad, consustancial a nosotros en la humanidad ¨.

Tomás de Aquino entiende la persona de Cristo desde la noción de esse (ser) o actus essendi (acto de ser). Tomás afirma que no todo individuo incluso de naturaleza racional es persona. La nota de la individualidad implica una característica: no estar asumido por otro, ¨ pues la naturaleza humana de Cristo no es persona, porque está asumida por uno más digno, a saber, el Verbo de Dios¨. Según unos, la posición de Tomás ha sido el mantenimiento de un solo esse (el del Verbo) en la encarnación, de modo que la naturaleza humana de Cristo carece de propio esse y es sustentada por el esse del Verbo. Por el contrario otros han mantenido que según Tomás, se da en Cristo un doble esse, el de la naturaleza divina y el de la humana. El problema proviene en que Tomás defendió la doctrina del único esse en varios tratados mientras que en el ¨ De Unione Verbi Incarnati ¨ defiende la doctrina contraria.

El problema es que si no admitimos en Cristo otro esse (ser) que el divino, privamos a su naturaleza humana de un ser propio. Calcedonia dice que en Cristo hay dos naturalezas concretas y existentes, lo que sería una dualidad de ser, lo que compromete la unidad de persona de Cristo. Los que ven una dualidad de ser en Cristo lo hacen desde la posición de Calcedonia de ¨ consustancial al Padre en la divinidad y consustancial a nosotros en la humanidad ¨ Dios y hombre ¿Pero cómo decir que un mismo ser es Dios y hombre a la vez, lo cual es imposible? Calcedonia nos pide confesar que la única y misma persona es Dios y hombre, pero no que un mismo y único ser sea Dios y hombre. Entonces sería una persona con dos seres distintos, uno humano y otro divino, una dualidad de operaciones. En un momento actúa el ser humano, en otro el ser divino o los dos se ponen primero de acuerdo para actuar entre los dos. O será que mientras uno actúa el otro está en lo que se llama el éxtasis del ser.

Confieso que, un mismo y único ser es Dios y hombre, una misma persona es Dios y hombre. En Cristo el único Dios se hizo hombre.

El problema se da cuando queremos con nuestros sentidos finitos encontrar más que lo revelado. En la encarnación tenemos a un ser humano, no una apariencia de humano, no a un ser humano diferente a los demás, alguien que le falta algo para ser completamente humano. La única diferencia en Cristo fue el ser engendrado sin pecado. Dios se hizo hombre, es diferente a decir compartió con los hombres.

Nadie puede válidamente decir que una persona puede existir sin naturaleza humana. Soy una persona humana porque tengo una naturaleza humana. Una persona que radica en una naturaleza humana, es una persona humana. Si una persona radica en una naturaleza divina es una persona divina.
Una persona radica ontológicamente en una naturaleza. El yo de Cristo radicando en una naturaleza humana no puede dar más que un ser humano. Ese yo que antes habitaba en naturaleza divina en Jesucristo habita en naturaleza humana.

No se puede pensar nunca en una persona desnaturalizada. Una persona sin naturaleza sencillamente es una persona que no existe, ni puede obrar. Es imposible que el yo actúe sin su naturaleza, porque en ella radica ontológicamente. Sin ella no es nada. El yo de Cristo desde la eternidad era un yo divino, pues participaba de la naturaleza divina y en ella radicaba; por la encarnación se despoja de la naturaleza divina y toma una naturaleza humana y en ella radica ontológicamente. Pablo entendió bien este asunto, escribió en Filipenses 2. 5 al 8 ¨ ... Cristo Jesús... siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz ¨.

¿Se despojó de qué para ser hombre? Pensar que el yo de Cristo que desde la eternidad era un yo divino, por la encarnación participa de una naturaleza humana, siendo a partir de ese momento un único yo que participa de dos naturalezas, la divina y la humana, que sin despojarse de lo divino, sin dejar de ser tal, participa ahora de una naturaleza humana, es un apartarse de mensaje bíblico, de la esencia del Evangelio que reclama un hombre que pueda ser el segundo Adán. Uno en la misma condición del primer Adán es el que debe pasar la prueba en que Adán sucumbió. La doctrina de los apóstoles y profetas requiere que se crea que Cristo era Dios hecho hombre, con todo lo que eso implica. 

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2 feb 2011

EL MISTERIO DEL BERESHY

Escrito por: Gamalier Ben Abrahan

Yahsúa en la parasha Parashá 01 BeReshit Génesis 1:1-6:8Según el Talmud, siete cosas fueron creadas antes que el mundo fue creado:

1. La Torá, cf. Proverbios 8:22.2.
2. El arrepentimiento, cf. Salmo 90:2-3.3.
3. El huerto del Edén (el paraíso), cf. Génesis 2:8....
4. Gehinom (el infierno), cf. Isaías 30:33.
5. El trono de gloria, cf. Salmo 93:2.
6. El templo, cf. Jeremías 17:12.
7. El nombre del Mesías, cf. Salmo 72:17.


El mundo fue creado con relación a estas siete cosas. La Torá es el plan arquitectónico de toda la creación. El hecho de que se hable del arrepentimiento como algo que precede la creación, nos enseña que aunque el Eterno no haya decidido de antemano que el hombre pecara, ya había planeado una solución para el pecado del hombre, como también está escrito en Revelación 13:8b: “El cordero que fue inmolado desde de la fundación del mundo” En 1 Pedro 1:20 está escrito: - “Porque él estaba preparado antes de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos por amor a vosotros” - “En el principio del crear de Elohim los cielos y la tierra, cuando la tierra era confusión y vacío, con oscuridad sobre la superficie del abismo y el aliento de Elohim planeaba sobre la superficie de las aguas, entonces Elohim dijo: "Haya luz", y hubo luz.

”Según esta interpretación, el primer versículo no explica el orden en que fueron creadas las cosas. En una de las reglas de interpretación del tercer nivel, en hebreo “drash”, “búsqueda”, se compara y se relaciona una expresión o una palabra que aparece en diferentes textos en las Escrituras. La palabra “reshít” aparece casi 20 veces en el Jumash, y en más de 50 ocasiones en todo el Tanaj. Se usa en relación con el inicio de un reinado, cf. Génesis 10:10; con un hijo primogénito, cf. Génesis 49:3; Dt 21:17; con los primeros frutos de la tierra, las primicias, cf. Éxodo 23:19; 34:26 etc. En Proverbios 8:22, la sabiduría, que es la Torá, es llamada “el principio (reshít) de su camino”. 

En Jeremías 2:3, el pueblo de Israel es llamado “la primicia (reshít) de sus frutos”.En las Escrituras hay una relación muy íntima entre reshít y el Mesías. - El Mesías es el Reshít de todas las cosas, como está escrito en Colosenses 1:15-18: - “Él es la imagen del Elohim invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y en él todas las cosas permanecen. Él es también la cabeza del cuerpo que es la congregación; y él es el principio, el primogénito de entre los muertos, a fin de que él tenga en todo la primacía.” El Mesías es también las primicias, el Reshít, de la resurrección, como está escrito en 1 Corintios 15:20, 23

“Mas ahora el Mesías ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron... Pero cada uno en su debido orden: el Mesías, las primicias; luego los que son del Mesías en su venida” El Mesías es el proyecto que está detrás de todas las cosas creadas. El Mesías está en el interior del Padre eterno desde la eternidad, como está escrito en Juan 1:18: - “Nadie ha visto jamás a Elohim; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” Aquí no está escrito que el Hijo estaba en el seno del Padre, sino en tiempo presente, está en el seno del Padre. Como el Padre está fuera del tiempo, su Hijo, que es el proyecto Mesías, está fuera del tiempo, dentro del Padre, en la eternidad, en el presente continuo por toda la eternidad, como también está escrito en Juan 17:5, 24b: - “Y ahora, glorifícame tú, Padre, junto a ti, con la gloria que tenía contigo antes que el mundo existiera... la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.” 

El Eterno ha decidido gobernar el universo por medio del Mesías. Por lo tanto, la palabra “reshít” está relacionada en las Escrituras con el principio de un reinado. - Es más, el proyecto Mesías es la razón por la cual todas las cosas fueron creadas y para quién todo haya sido hecho. El Eterno creó todas las cosas por medio del plan Mashíaj, y para Mashíaj, que más adelante iba a ser manifestado a través de un hombre, como está escrito en 1 Juan 1:1-2: “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que han palpado nuestras manos, acerca de la Palabra de vida, pues la vida fue manifestada, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y se nos manifestó.” En Juan 1:14a está escrito:

“Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros” El prefijo hebreo “be” en la primera palabra de la Torá, “beReshit”, significa “en”, “por”, “en aras de”, “por causa de”, etc. Esto nos enseña que Elohim creó los cielos y la tierra “en Reshít”, o “por causa de Reshít”.- Como hemos visto antes, Reshít es la Torá, Israel y el Mesías. En realidad estos tres son uno. La Torá es el plan eterno por medio del cual el mundo fue creado. Israel es el hijo primogénito del Eterno, cf. Éxodo 4:22; Oseas 11:1. El Mesías es la Torá manifestada como hombre, cf. Juan 1:14 y el que reúne en sí a todo Israel, cf. Mateo 2:15, Juan 12:32. Así que, todas las cosas fueron creadas por medio de la Torá y por causa de Israel. Y todo fue creado por medio del Mesías y por causa del Mesías, como también está escrito en Juan 1:1-3: “En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba con Elohim, y la Palabra era Elohim. 

Ella estaba en el principio con Elohim. - Todas las cosas fueron hechas por medio de ella, y sin ella nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Esta Palabra, esta Torá, este proyecto Mashíaj, fue luego materializado poco a poco por medio de la creación de todas las cosas. Pero aunque el Mesías no había sido manifestado como hombre, todas las cosas fueron preparadas por causa de él, y por causa de que él iba a venir y ser puesto como gobernante sobre todas las cosas creadas. - Por esto podríamos traducir el texto de esta manera: “Por causa del Principal creó Elohim los cielos y la tierra.” La primera letra de la Torá es bet, que significa “casa”. Por lo tanto podríamos entender el primer versículo también de esta manera: “Una casa de Reshít creó Elohim los cielos y la tierra.” 

Esto nos enseña que los cielos y la tierra son la casa de Reshít, que es el Mesías. Casa y ropa es esencialmente lo mismo. La creación es la ropa del Mesías, como está escrito en el Salmo 102:25-27 y Hebreos 1:10-12: “Desde la antigüedad tú fundaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permaneces; y todos ellos como una vestidura se desgastarán, como vestido los mudarás, y serán cambiados. Pero tú eres el mismo, y tus años no tendrán fin.” ¿Por qué el Creador no empezó su historia consigo mismo? ¿No es él el que precede todas las cosas y por lo tanto debería estar puesto en primer lugar? - ¿Por qué no escribió “Elohim creó en el principio...”? No empezó a hablar de sí mismo, sino de lo que ha hecho por medio de Reshít. Esto nos enseña dos cosas, primero, que Elohim es muy modesto en relación con la creación. No se presenta primero a sí mismo, sino se coloca detrás de Reshít. Por esta razón un judío no empieza consigo mismo cuando escribe una carta o cuando se presenta junto con otras personas. Siempre empieza a hablar de otras cosas o de otras personas y luego habla de sí mismo.La segunda cosa que aprendemos de este hecho es que nadie puede conocer al Creador directamente, sino sólo por medio de las cosas que él ha creado, como está escrito en Romanos 1:19-20:- “porque lo que se conoce acerca de Elohim es evidente dentro de ellos, pues Elohim se lo hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa.” 

El Creador es invisible e inalcanzable para las cosas creadas. Sólo es posible conocerle por medio de lo que Él revele de sí mismo. En este texto él nos enseña que el camino para conocerle pasa a través de la creación y Reshít. De esta manera el Hijo, el Mesías, es el principal agente por medio del cual el Invisible se manifiesta en el mundo, como está escrito en Hebreos 1:1-3:- “Elohim, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo. Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su esencia, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.” En Juan 14:6, 9b está escrito:- “Yeshúa le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí... El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” El Padre se manifiesta en este mundo a través de su Hijo. Ahora, no podemos caer en la trampa de pensar que el Eterno sea como los hombres o los animales de manera que se pueda reproducir y tener hijos como nosotros, o mezclarse con los hombres y tener hijos. 

Este pensamiento se encuentra en las religiones paganas entre personas que no conocen la verdad de Torá. Cuando habla del Hijo, se refiere a la función de ser el seguidor y el representante, al igual que un hijo imita y representa a su padre en una familia. El rey David fue el octavo hijo de Yishai, pero es llamado primogénito, cf. Salmo 89:20, 27. Cuando el shaliaj[1][6] Shaúl escribe en Colosenses 1 que el Mesías es el primogénito de toda creación, no significa que él haya nacido del Padre por medio de una reproducción, sino que él fue destinado para ocupar el lugar de gobernante sobre todas las cosas creadas, tanto las invisibles como las visibles.- El hijo primogénito es el que llevará el nombre de su padre y el derecho de gobernar en la familia cuando el padre ya no esté presente. De la misma manera el Mesías es llamado Hijo, no porque el Eterno haya podido parir o se haya reproducido, sino porque el Mesías ha obtenido la posición de gobernante sobre todas las cosas creadas. 

El Hijo es el que representa al Padre en la creación. El concepto hebreo de Hijo tiene que ver con discipulado, representatividad y delegación de autoridad. - En las Escrituras hebreas los discípulos son llamados hijos, a pesar de no haber sido engendrados biológicamente por su maestro, cf. 1 Reyes 2:12; 20:35; 2 Reyes 2:3ss; Juan 8:39, 41; Efesios 5:1. Estos “hijos” luego reciben la autoridad delegada para actuar como representantes de su maestroPor lo tanto, cuando las Escrituras hablan de los “hijos de Elohim” se está refiriendo a ángeles u hombres que han recibido poder del Creador para juzgar y gobernar sobre alguna área de la creación, se trata de autoridad delegada, cf. Job 1:6; 38:7; Salmo 82:6; Juan 10:34-38. Por esto a todos los que reciben a Yeshúa les es concedido el poder, es decir la autoridad, de ser hechos hijos de Elohim, como está escrito en Juan 1:12: “Pero a todos los que le recibieron, les dio el poder de llegar a ser hijos de Elohim, es decir, a los que creen en su nombre”- Ser hecho hijo de Elohim, significa recibir una posición de liderazgo y un puesto de autoridad en alguna área de la creación. “En el principio creó...” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “creó” es “bará”.[1][7] Esta palabra aparece unas 50 veces en las Escrituras y siempre tiene que ver con la acción de producir o hacer algo que no existía antes. Se trata de traer algo a la existencia. En el sentido estricto sólo el Creador puede crear. Sólo Él puede hacer que algo llegue a tener existencia sin haber existido antes. 

La expresión “crear de la nada” es una manera de expresar este concepto. - Sin embargo esta expresión no explica bien lo que la palabra bará significa, puesto que el Eterno no ha creado las cosas de la nada, porque antes de existir como creación sí existían como un proyecto en la mente del Creador. Por lo tanto las cosas visibles son el resultado de las cosas invisibles, que a su vez están dentro de la mente del Creador, como está escrito en Hebreos 11:3:“Por la fe entendemos que el universo fue preparado por la palabra de Elohim, de modo que lo que se ve no fue hecho de cosas visibles.”Todo lo visible fue hecho de lo invisible. Las cosas visibles son el resultado de las cosas invisibles. Todo lo que sucede en el mundo visible es un resultado de lo que primero sucedió en el mundo invisible. “En el principio creó Elohim...” –- La palabra hebrea “Elohim”,[1][8] es la forma plural de “Eloah”,[1][9] que significa “Poderoso”. Viene de “El”[1][10] que significa “poderoso”, “poder”, “fuerza”. Estas tres palabras, “El”, “Eloah” y “Elohim”, son utilizadas en las Escrituras como sinónimas para referirse al Creador. - Las tres han sido traducidas como “Dios”[1][11] en la mayoría de las versiones castellanas. 

La palabra hebrea “El” aparece alrededor de 200 veces en las Escrituras, prácticamente siempre en referencia al Creador. Algunas veces tiene el significado de “poder”, cf. Génesis 31:29; Proverbios 3:27; Miqueas 2:1.- La forma plural de “El”, “Elim”, no se usa en referencia al Creador, sino a otros poderes, humanos o angelicales, cf. Éxodo 15:11; Job 41:25; Salmo 89:6. También es usado para referirse a los dioses paganos, cf. Isaías 57:5; Daniel 11:36.- La palabra “Eloah” aparece 56 veces en las Escrituras, mayormente en el libro de Job. Sólo aparece dos veces en el Jumash, cf. Deuteronomio 32:15, 17.La forma plural de Eloah es Elohim, y aparece alrededor de 2600 veces en las Escrituras. - OJO= > Esta palabra no es un nombre personal, sino un título y atributo que expresa autoridad y juicio. Es utilizada en referencia el Creador en la gran mayoría de los casos, pero también en referencia a los ángeles, cf. Salmo 8:5 y sobre los dioses paganos, cf. Génesis 31:30. Moshé obtuvo el título de Elohim, cf. Éxodo 4:16; 7:1, y los jueces de Israel son también llamados Elohim, cf. Éxodo 21:6; 22:8-9.- El hecho de que la palabra Elohim esté en forma plural, no significa necesariamente que se trate de varias personas o un conjunto de personalidades.

 Esto vemos en el caso de Moshé que no fue más que una persona, pero obtuvo el cargo de ser Elohim ante el rey de Egipto. El término Elohim tiene que ver con autoridad en abundancia y un conjunto de poderes para poder afirmar su voluntad. Elohim reúne en sí todas las fuerzas infinitas y eternas. - Con otras palabras Elohim podría ser traducido como “máximo gobernante” y “juez supremo”. Por lo tanto el atributo Elohim está íntimamente conectado con la justicia.Aunque el texto de Bereshit dice que Elohim, en plural, creó los cielos y la tierra, el verbo no está en forma plural “crearon”, sino singular, “creó”. - ojo= > Esto nos enseña que Elohim no debe ser entendido como varios dioses o un conjunto de personas o una unidad de personalidades, sino como uno sólo. Esta es también la confesión principal que cada judío practicante hace dos veces por día, al proclamar: “Shemá Israel, Adonai Eloheinu, Adonai Ejad”, “Oye Israel, el Señor es nuestro Elohim, el Señor es uno.”, cf. Deuteronomio 6:4. “En el principio creó Elohim los cielos...” – - La palabra hebrea que ha sido traducida como “cielos” es “shamayim”.[1][12] Es una palabra que está en la forma dual. 

Hay tres formas para los sustantivos en el idioma hebreo, singular, dual y plural. El dual siempre es una referencia a dos, un par. En este caso la palabra “shamayim” habla de un par de cielos.- En primer lugar se refiere al cielo invisible y al cielo visible, como está escrito en Deuteronomio 10:14:“He aquí, a HaShem tu Elohim pertenecen los cielos y los cielos de los cielos, la tierra y todo lo que en ella hay.” En su extensión profética, la palabra “shamayim” también indica que puede haber más que dos cielos. - El texto de Deuteronomio habla de dos cielos en dual y luego de dos cielos de los dos cielos también en dual. Esto nos enseña que hay varios tipos de cielos. Los cielos de arriba pueden estar divididos en varias secciones, y así también los cielos de abajo. 

En 2 Corintios 12:2-4, el shaliaj Shaúl dijo que había estado en el paraíso en el tercer cielo, como está escrito: “Conozco a un hombre en el Mesías, que hace catorce años (no sé si en el cuerpo, no sé si fuera del cuerpo, Elohim lo sabe) el tal fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco a tal hombre (si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Elohim lo sabe) que fue arrebatado al paraíso, y escuchó palabras inefables que al hombre no se le permite expresar.”

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FECHA DEL LIBRO DE APOCALIPSIS

Algunos sostienen que el Apocalipsis fue escrito después de la destrucción del templo en el año 70 d. C. y de esta manera aplican las palabras del libro al fin del mundo. Los indicios nos llevan a considerar que Apocalipsis fue escrito antes del año 70 d.C. El libro fue dirigido a siete iglesias históricas en la provincia de Asia que estaban por enfrentar la furia de una bestia romana antigua. 


Juan estaba desterrado en Patmos por las autoridades de Asia Menor. Patmos es una isla en el mar Egeo localizado cerca de la costa de Asia menor a donde los enemigos del Imperio Romano con frecuencia eran exiliados. 

 Juan describe la ubicación histórica del Apocalipsis como el dominio del Imperio Romano del siglo I y no como una confederación de 10 naciones en el siglo XXI: «las siete cabezas son siete colinas sobre las que está sentada esa mujer. También son siete reyes: cinco han caído, uno está gobernando, el otro no ha llegado todavía; pero cuando llegue es preciso que dure poco tiempo» (Apocalipsis 17, 9-10). Un estudiante de historia sabe bien que Roma se representa históricamente como la ciudad de las siete colinas: Capitolina, Palatina, Esquilita, Aventina, Caelina, Vimina y Qurina. Por lo tanto, no hay duda de que Juan tenía en mente el antiguo Imperio Romano. 

De la misma forma, los siete reyes son siete césares romanos. Los primeros cinco: Julio, Augusto, Tiberio, Calígula y Claudio han caído. Nerón estaba presentemente reinado y Galba, el séptimo todavía no llegaba; pero cuando lo hizo sólo se mantuvo en el trono por siete meses, o como Juan lo dijo por poco tiempo. La evidencia interna señala el hecho de que cuando Juan registró la revelación de Jesucristo, el sexto rey, Cesar Nerón, reinaba en el Imperio Romano. Solo si comprendemos la realidad de que el Apocalipsis fue dirigido a siete iglesias históricas que estaban localizadas en el epicentro de la adoración al César y que fue escrita por Juan, quien fue exiliado en Patmos durante la persecución de Nerón, es que podemos apreciar totalmente la gran tribulación que se presenta en sus páginas.

La Bestia del Apocalipsis intentó destruir a los apóstoles y a los profetas que formaron la fundación de la iglesia cristiana de la cual Cristo mismo era la piedra angular. La gran tribulación inspirada por Nerón, es el arquetipo de cualquier tribulación que tengamos hasta que experimentemos la realidad de nuestra propia resurrección en la segunda aparición de Cristo. Los que conocen de historia, saben que la Bestia del Apocalipsis, determinó asesinar a la novia del Cordero. Tácito en sus Anales nos dice que Nerón acusó falsamente a los primeros cristianos como los causantes del gran incendio de Roma y los subyugó a las torturas más exquisitas. Los cubrió con pieles de animales, hizo que los perros los despedazaran, los clavaba en las cruces y los quemaba para que le sirvieran como iluminación en la noche. Apolunio de Tyana describió a Nerón como una bestia más malévola, peor que cualquier otra que el haya encontrado en la selva. Al igual que Lactanio, Supicio Severo y los Oráculos Sibilinos.

La fecha tardía se apoya principalmente en una oración ambigua en los escritos de Ireneo, Obispo de Lyon. Debido a la complejidad de la gramática griega, la oración puede ser traducida como si Juan o la visión de Juan, una de las dos cosas, fue vista a finales del reino de Domiciano. 

Aquellas personas que dicen que el libro fue escrito en el año 95 d.C., enfrentan un gran obstáculo porque Jesús dijo que la destrucción del Templo ocurriría en la generación en que él vivía. Y como es posible que Juan en su libro no se refiriera a el mayor evento profético de Cristo para su generación y a su cumplimiento. Si Juan escribiera después del año 70 d.C., después que el Templo y la ciudad fueron destruidos ¿va a omitir una tragedia religiosa nacional económica y humana sin precedente en sus escritos, especialmente cuando Cristo lo había predicho? En ninguna parte de los escritos bíblicos cristianos hacen mención de este evento, significando que la mayoría sino todos debieron haber sido escritos antes del año 70 d.C., los documentos del registro bíblico cristiano incluyendo el Apocalipsis, se refieren al templo judío y Jerusalén de manera intacta en el momento en que fueron escritos.

Bibliografía: El Código de Apocalipsis


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