14 mar 2011

HACIA LA CONSTRUCCION DE UN PENSAMIENTO TEOLOGICO DOMINICANO

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ADOTEVA se ha propuesto contribuir a trabajar en lo que ha denominado «La construcción del pensamiento Teológico Dominicano» eso provocó una reacción en Benjamín Olea Cordero que encontró respuesta en Tomás Gomez Bueno.

Primero presentamos el articulo emitido por Héctor Benjamín Olea Cordero.

"Héctor Benjamín Olea Cordero"

A modo de introducción:

Desde hace algunos años (quizás no me equivoco cuando digo que no hace más de cinco años) que en los predios de la Universidad Nacional Evangélica (UNEV) se viene hablando de la necesidad y del proceso de una “construcción del pensamiento teológico dominicano”. Obviamente, es casi seguro que la visión de la UNEV no incluye el más amplio espectro de la fe y tradición cristianas, sino que secircunscribe única y prácticamente a la reflexión y producción teológica protestante y evangélica. A pesar de esta sospecha, tampoco parece que tenga en su horizonte a la totalidad de las más diversas expresiones protestantes y evangélicas de la fe cristiana.

De ser este el caso, que personalmente doy por sentado, pienso que lo correcto sería hablar más bien de “Hacia la construcción del pensamiento teológico dominicano de corte protestante y evangélico”. O si se prefiere “Hacia la construcción del pensamiento teológico protestante y evangélico en la República Dominicana”. Esto así, para que no se entienda que el sector protestante y evangélico de la República Dominicana pretende tener el monopolio del pensamiento teológico en el contexto de la tradición cristiana. Pero si alguna vez la comunidad evangélica y protestante, o por lo menos un sector de la misma pretendió tal cosa, es mejor que se replantee tan equivocada visión de la realidad.

Me pregunto: ¿Quiénes estarían haciendo “pensamiento teológico dominicano? ¿Puede tener alguna persona o institución el monopolio del “pensamiento teológico dominicano”?

Este artículo no es más que una reflexión en voz alta de lo que personal y particularmente entiendo que son implicaciones intrínsecas a la idea de un proceso de formación y definición de un “pensamiento teológico dominicano” en el más amplio contexto de la histórica fe cristiana.

Este ensayo consiste en un enfoque muy personal, con base en mi experiencia, mi trayectoria tanto en las aulas como en los medios de comunicación, así como en la interacción que he tenido con una buena parte de las instituciones dominicanas de formación bíblica y teológica, pertenecientes, precisamente, a distintas tradiciones teológicas y eclesiales.

Este conjunto de reflexiones lo voy a plantear en forma de preguntas, algunas de las cuelas dejaré en el aire para la reflexión y orientación del lector y lectora. Otras recibirán de mi parte una respuesta muy concisa, con el igual objetivo de guiar y orientar al lector y lectora.

Finalmente, el objetivo básico de este ensayo consiste en plantear y ofrecer mi contribución personal al proceso de consolidación (pues lo considero ya iniciado) del “pensamiento teológico dominicano”.

Comencemos, pues, nuestra aventura.

I) Preguntas relacionadas con una definición tentativa o preliminar de “pensamiento teológico dominicano”

1) ¿En qué consistiría el llamado “pensamiento teológico dominicano”? ¿Es este posible? ¿Necesario? ¿Por qué?

2) ¿En qué se estará pensando cuándo se habla de la “construcción del pensamiento teológico dominicano”? ¿Tendrá que ver con una relativa cifra de obras publicadas de reflexión teológica de origen dominicano?

3) A propósito ¿cuál ha sido la temática y el perfil dominante de las obras de reflexión teológica que se han originado en la República Dominicana hasta el presente?

4) Ciertamente la respuesta a esta pregunta no debe circunscribirse de manera simplista al campo protestante y evangélico. Esto así, pues estamos hablando de la producción teológica de “tradición cristiana” en sentido general y de manera muy inclusiva.

Otro elemento que pienso que no se debe subestimar es el tipo de reflexión bíblica y teológica que se está divulgando a través de la Internet, por ejemplo, por medio de diarios digitales, blogs, redes sociales, principalmente Facebook, etc.

5) ¿Sería “dominicano” porque 1) lo hacen dominicanos y dominicanas, 2) personas que aunque extranjeras residen en el país, 3) o porque más bien aborda las distintas problemáticas de la fe y la vida religiosa, en fin, de la espiritualidad en el contexto de la fe cristiana, según las exigencias que le plantea el propio contexto dominicano?

II) Preguntas relacionadas con el perfil que habría de caracterizar el “pensamiento teológico dominicano”

1) ¿Cuáles serían las características de un “pensamiento teológico” propiamente dominicano?

2) ¿Cuáles son o serían sus métodos?

3) ¿Cómo debería ser, inclusivo o excluyente? ¿Crítico (un tanto liberal y progresista), o conservador y con tendencias fundamentalistas? ¿Qué tan conservador o crítico debería o podría ser?

4) ¿Qué temas deberían ser de abordaje obligatorio, o casi obligatorio para este “pensamiento teológico dominicano”?

5) ¿Qué tan contextual, pero global a la vez, puede y deber ser?

6) ¿Qué tipo de lectura haría de la Biblia? ¿Una lectura simplista con tendencias fundamentalistas o una lectura que, si bien no ignore los distintos métodos de interpretación (o acercamientos a) de la Biblia, tome en serio el enfoque de los métodos histórico críticos?

III) Preguntas relacionadas con las instituciones dominicanas de formación bíblica y teológica, instituciones que tienen una gran responsabilidad en el proceso de formación y consolidación del “pensamiento teológico dominicano”

1) ¿Qué relación podemos establecer entre el llamado “pensamiento teológico dominicano” y las distintas instituciones de formación teológica que gravitan en la República Dominicana?

2) ¿Quién proyecta y reproduce el discurso de quién? ¿La institución de formación bíblica y teológica reproduce sin cuestionar (o con ciertas críticas) las líneas generales de la teología institucional de la iglesia o concilio al que pertenece, que la funda y dentro del contexto de la cual subsiste?

3) O ¿Logra la institución de formación bíblica y teológica producir un pensamiento hasta cierto punto crítico, independiente y transformador, que influye, impacta y hasta transforma el pensamiento teológico institucional de la iglesia o concilio que le dio origen y que sólo dentro de su contexto se la explica?

4) ¿Cuáles son los autores (comentaristas y escritores) que por lo general se citan en los distintos trabajos académicos de reflexión bíblica y teológica en la República Dominicana? Obviamente, la respuesta a esta pregunta no puede ignorar el contexto de la tradición eclesial y teológica en que se hacen y producen dichos trabajos académicos. Me explico, con toda seguridad se puede decir que salvo ciertas excepciones, las obras de consulta de un seminario católico no son las mismas que las de un seminario protestante. Por igual, lo mismo se puede decir respecto de un seminario bautista y un seminario pentecostal, o de un seminario adventista y uno pentecostal o de cualquier otra tradición teológica.

También hay que reconocer que existen programas de formación bíblica y teológica que emplean docentes de distintos trasfondos eclesiales y confesionales (católicos y protestantes, y protestantes de la más variada expresión). Este hecho puede producir cierta homogeneidad en cuanto a las obras de consulta y las características del pensamiento teológico que se produce en algunas instituciones de formación bíblica y teológica de la República Dominicana.

Además hay que considerar si el seminario, instituto, universidad o institución teológica, aunque protestante y evangélica, manifiesta cierta tendencia hacia una reflexión teológica más liberal, no tan conservadora, y más ecuménica.

En este aspecto también habrá que reconocer el carácter (más que el nivel) de los programas de formación bíblica y teológica. Por ejemplo, no es lo mismo un programa de tendencia a la reflexión teológica académica (que presume de crítica y científica) aunque con la meta de impactar seriamente su contexto; que un programa de formación teológica inclinado más bien a la pastoral y con un marcado énfasis apologético y conservador.

5) ¿Cuáles son las principales casas editoras que se citan en los programas de las distintas asignaturas (o cursos) y trabajos académicos de las distintas instituciones de formación bíblica y teológica de la República Dominica?

En honor a la verdad, lo cierto es que ciertas obras clásicas y de consulta obligatoria en los distintos campos del pensamiento académico bíblico y teológico no nos llegan sino a través de editoriales de origen católico, o sin ningún compromiso confesional aun cuando sus autores sean protestantes.

6) En esta misma línea es preciso preguntarnos: ¿Cuál es el perfil de la literatura de estudio bíblico y para la reflexión teológica que se puede conseguir en las tradicionales “librerías evangélicas”? ¿Qué tanto contribuyen o podrían contribuir en el proceso de una construcción del “pensamiento teológico dominicano?

7) Por otro lado, ¿cuál sería el perfil de un “pensamiento teológico dominicano sustentado tan sólo en la literatura que ponen a nuestra disposición las tradicionales “librerías evangélicas”?

8) ¿Qué relación tiene la reflexión bíblica y teológica que se está haciendo en la República Dominica, con la reflexión que se está produciendo en el resto de Latinoamérica?

9) ¿Qué tanto se están leyendo los pensadores, autores y escritores latinoamericanos en los distintos programas de formación bíblica y teológica que gravitan en la República Dominicana?

10) Además, ¿qué tanto se están leyendo los textos de estudios bíblicos y teológicos de especialistas, pensadores y escritores europeos y norteamericanos?

11) ¿Están los currículos de los distintos centros de formación bíblica y teológica locales promoviendo e impulsando en verdad el desarrollo y fortalecimiento de una reflexión teológica que responda con propiedad a los desafíos de la fe cristiana en el contexto particular de la sociedad dominicana?

12) En este sentido, ¿qué tan nivelados están (qué tanto tienen de común, además de los contenidos, el enfoque) de los planes o programas de estudio de los distintos centros de formación bíblica y teológica, con relación al mismo grado que ofrecen (bachillerato licenciatura, maestría, etc.)?

En otras palabras, ¿qué tan similares son los contenidos de los distintos programas de formación bíblica y teológica que se ofrecen en el país, por nivel o grado? ¿Qué tan similar es el conjunto de asignaturas o cursos de la licenciatura en teología, por ejemplo, de una institución con relación al resto de los centros que igualmente ofrecen el mismo grado y título?

¿Qué tan similares son los requisitos que tiene cada institución de formación teológica como exigencia para otorgar el mismo grado o título? Pensemos, por ejemplo, en el nivel del personal docente, la bibliografía, las horas presenciales en el aula por semana (además de si es bimestral, trimestral o cuatrimestral), el número de horas invertidas en trabajos de lectura e investigación fuera del aula, la cantidad de páginas que se deben leer, la forma de evaluación, los énfasis que se hacen en cada asignatura, etc.

13) ¿Qué tipo de relación e interacción existe entre las distintas instituciones de formación bíblica y teológica? ¿Existe alguna institución que las agrupe y le dé cierta homogeneidad y cohesión?

Recuerdo que hace unos años varios hermanos líderes de instituciones de formación bíblica y teológica constituíamos lo que se llamó la “ADIET” (Asociación Dominicana de Instituciones Teológicas. Entre estos, Tomás Gómez Bueno por Visión Mundial, Robert Bueno por un Instituto o Seminario Bautista, Elvis Medina por el Seminario de la Iglesia de Dios, Félix Caraballo por el MINST, también recuerdo que había una representación del instituto nacional de la asambleas de Dios, entre otros, y quien suscribe por la UNEV y el Instituto Bíblico Reformado de la República Dominicana.

14) ¿Qué habrá pasado con la ADIET? ¿Podría resurgir? ¿Podría levantarse otra u otras similares o más pretensiosas? ¿Qué tan inclusiva podría (n) o debería (n) ser?

IV) Preguntas relacionadas con los medios de comunicación que son administrados por misterios cristianos y el tipo de reflexión teológica que difunden

1) ¿Qué se puede decir respecto del nivel, temas, enfoque, etc., del tipo de reflexión teológica que por lo general se promueve en los medios masivos que están en manos de ministerios cristianos (emisoras de radio, canales de televisión, periódicos, revistas, programas de radio y televisión?

2) ¿Qué tan inclusivos o excluyentes son estos medios respecto a la gran diversidad de confesiones y matices que se sabe tiene el “pensamiento teológico dominicano”?

3) ¿Qué aportes pudieran hacer dichos medios en la consolidación del “pensamiento teológico dominicano”?

V) Preguntas diversas relacionadas en alguna manera con el proceso de formación y consolidación del “pensamiento teológico dominicano”

1) ¿Ha existido alguna vez un pensamiento teológico alguno que no tenga compromisos con una determinada ideología (conjunto y esquema de pensamientos e ideas fundamentales) y con una determinada praxis? Comencemos por ejemplo, por las evidencias que nos aporta la historia de la Biblia misma.

2) ¿Qué tan al día está (o estaría) el llamado “pensamiento teológico dominicano” con relación a los enfoques modernos tanto en el campo de la exégesis, la hermenéutica y la teología como tal?

Por ejemplo, con relación a la llamada “teología feminista”, el acercamiento feminista a la Biblia (hermenéutica feminista), la reflexión teológica en perspectiva de género, la lectura comunitaria de la Biblia, la exégesis socio histórica y sociopolítica, los métodos exegéticos (crítica textual, crítica literaria, crítica de los géneros y las formas, crítica de la tradición, crítica de la redacción, el análisis estructural o semiótico), la lectura orante de la Biblia, la circularidad hermenéutica, el análisis estilístico, el análisis retórico, la lectura pragmalingüística de la Biblia, el psicoanálisis, las teologías de la liberación, etc.

3) ¿Cómo se enfoca (o enfocaría) el diálogo interreligioso e interconfesional en el “pensamiento teológico dominicano”?

4) ¿Cómo se habría de enfocar la misión de la iglesia, la apologética y la actitud ecuménica ante el hecho de la realidad multiconfesional del cristianismo en la República Dominicana?

5) ¿Cómo se habrá de enfocar la inevitable relación y necesaria vinculación entre la exégesis bíblica, la teología bíblica y sistemática, y la pastoral en un “pensamiento teológico dominicano”?

6) ¿Cómo habrá de influenciar y potenciar al testimonio cristiano (y la espiritualidad que supone), el desarrollo y consolidación de un “pensamiento teológico” con verdaderos matices dominicanos? ¿Cómo ha de fortalecer, darle contenido y consistencia al oficio profético de la iglesia?

Conclusión: Espero que las inquietudes que he planteado en este artículo puedan servir de algo en la aspiración y en el proceso de una verdadera consolidación del “pensamiento teológico dominicano” en el más amplio contexto de la fe cristiana.

De seguro que otros y otras coincidirán conmigo en algunas de estas inquietudes. También habrá quienes aportarán sus propias inquietudes y puntos de vista. De todos modos, aquí están la mías. ¡Bienvenidas sean todas las demás!
¡Que Dios nos ayude en esta tarea!

RESPUESTA AL ARTICULO DE BENJAMIN OLEA.
Por Tomás Gómez Bueno.

Creo que es noticia grata el hecho de que por los predios de la Universidad Nacional Evangé¬lica (UNEV) se esté hablando de la necesidad de emprender un proceso que nos encamine a perfilar la “construcción del pensamiento teológico dominicano”, aunque parece que nues¬tro hermano Benjamín Olea, deplora que esta construcción no incluya el más amplio espectro de la fe y tradición cristiana, sino que se circunscriba única y prácticamente a la reflexión y producción teológica protestante y evangélica.

El licenciado Olea tiene además la sospecha, y así lo expresa, de que esta tentativa “no tenga en su horizonte a la totalidad de las más diversas expresiones protestantes y evangélicas de la fe cristiana”. Con todo, entiendo que es loable impulsar con fe y optimismo, cualquier ini¬ciativa que apunte a lo que teológicamente hemos hecho hasta el momento, porque una buena reflexión sobre la teología que hacemos debe ser un ejercicio crítico sobre si misma y sobre la sociedad en que se genera.

El hermano Olea hace la “corrección” y entiende que este intento debería definirse como: “Hacia la construcción del pensamiento teológico dominicano de corte protestante y evangé¬lico”; o si se prefiere, dice él: “Hacia la construcción del pensamiento teológico protestante y evangélico en la República Dominicana”. Esta modificación en el nombre de la propuesta de este ejercicio, a decir de nuestro hermano Olea, es para que “no se entienda que el sector protestante y evangélico de la República Dominicana pretende tener el monopolio del pen¬samiento teológico en el contexto de la tradición cristiana”. 

A seguida èl se pregunta: ¿Quiénes estarían haciendo “pensamiento teológico dominica-no? ¿Puede tener alguna persona o institución el monopolio del “pensamiento teológico dominicano”? Como siempre, al emprender cualquier iniciativa en la comunidad evangélica nuestra, lo primero que surge como rasgo innegable de lo que somos, es ese afán de prota¬gonismo y control, herencia de nuestra cultura de cacique, marcada por el autoritarismo y la centralización, aun cuando se trate, como es el caso, de una construcción social a la que no se le puede sacar patente, ni se le puede atribuir paternidad ni dueños. 

Quiero detenerme un poco en esta parte, porque creo que el término monopolio es impropio en este enfoque y tiende a tergiversar la intención de un grupo de jóvenes teólogos dominicanos, léase la Asociacion Dominicana de Teólogos Evangélicos (ADOTEVA), que quiere contri¬buir con la definición del perfil de la teología que como evangélicos creyentes hemos hecho los dominicanos hasta el presente. 

En la propuesta de ADOTEVA, no se puede pretende monopolizar nada, y mucho menos el perfil de un pensamiento teológico, que si se logra enmarcar en unas líneas históricas y sociales que contribuyan a definirlo, solo resultará ser una configuración colectiva que no le pertenece a nadie y que por tanto, no puede ser monopolizada por nadie, porque nos pertenece a todos y a la que todos podemos aportar, tal como lo está haciendo nuestro hermano Olea con los criterios que ofrece en su reflexión que en estos momentos estamos comentando.

De ninguna manera las categorías sociales que definen la construcción de un pensamiento, de una ideología, de los rasgos culturales, del imaginario social que vive una comunidad o un grupo pueden verse como propiedad de una organización que amordaza y limita, sino como el resultado de un proceso histórico que discurre en el tiempo y que sirve como marco para definir una realidad dada.

Es interesante lo que continuación dice mi hermano Benjamin Olea en su artículo, veamos: “Este artículo no es más que una reflexión en voz alta de lo que perso¬nal y particularmente entiendo que son implicaciones intrínsecas a la idea de un proceso de formación y definición de un “pensamiento teológico dominicano” en el más amplio contexto de la histórica fe cristiana”. 

Simplemente nuestro hermano Olea está afirmado que existe una realidad social e histórica tan evidente que èl es capaz de hacer una reflexión personal sobre la mis¬ma, con lo que afirma que esto es correcto y posible, loable; además que es aten¬dible ocuparse de aportar a esta necesaria configuración de nuestro pensamiento teológico como comunidad que ha tenido una práctica misional a través del tiempo. La iglesia es una realidad histórica y social que tiene una presencia escatológica que no solo se puede explicar teológicamente, hay también que explicarla desde el punto de vista histórico, desde el punto de vista de la misión. 

El licenciado Benjamín Olea dice además, para afirmar las amplias posibilidades que tiene una construcción del pensamiento teológico dominicano que: “Este ensayo consiste en un enfoque muy personal, con base en mi experiencia, mi tra¬yectoria, tanto en las aulas como en los medios de comunicación, así como en la interacción que he tenido con una buena parte de las instituciones dominicanas de formación bíblica y teológica, pertenecientes, precisamente, a distintas tradi¬ciones teológicas y eclesiales”.

Mi pregunta es: ¿Que hacía el licenciado Benjamin Olea en esas aulas, en esos me¬dios y con esa interacción con las instituciones dominicanas de formación bíblica, si no es otra cosa que contribuir a la construcción del pensamiento teológico de los evangelicos dominicanos. No creo que él sintiera que estaba haciendo un ejercicio intelectual, teologico y social en el vacío. Solo. 

El hermano Benjamín dice que el objetivo básico de su ensayo “consiste en plan¬tear y ofrecer mi contribución personal al proceso de consolidación (pues lo con¬sidero ya iniciado) del “pensamiento teológico dominicano”.

Luego de esto Benjamín Olea, como si se olvidara de lo que acaba de afirmar, se pregunta: ¿En qué consistiría el llamado “pensamiento teológico dominicano”? ¿Es este posible? ¿Necesario? ¿Por qué? ¿En qué se estará pensando cuándo se habla de la “construcción del pensamiento teológico dominicano”? ¿Tendrá que ver con una relativa cifra de obras publicadas de reflexión teológica de origen dominicano?

Olea comienza a responderse estas preguntas a partir de la identificación de recur¬sos o herramientas que èl entiende son criterios válidos a tomar en cuenta para la construcción de un pensamiento teológico dominicano. La gran mayoría de las sugerentes preguntas que se hace el hermano Olea se cir¬cunscriben al ámbito evangélico, sin distinguir organizaciones, grupos o tradicio¬nes protestantes, como èl sugiere al inicio.

Olea no pondera el marco histórico social a través del que se tiene necesariamen¬te que configurar un pensamiento teológico determinado y limita sus criterios de abordaje a asuntos puntuales como la verificación de herramientas, métodos y re¬cursos académicos e institucionales, que èl mismo señala y enumera como:

Obras de reflexión teológica que se han originadas en la República Domini¬cana.

Temas; tipo de lectura de la Biblia y métodos de interpretación bíblica logros académicos.
Autores (comentaristas y escritores) que se citan en los distintos trabajos académi¬cos de reflexión bíblica y teológica en la República Dominicana.

Casas editoras que se citan en los programas de las distintas asignaturas (o cursos) y trabajos académicos de las distintas instituciones de formación bíblica y teológica de la República Dominica. 

Perfil de la literatura de estudio bíblico y para la reflexión teológica que se puede conseguir en las tradicionales “librerías evangélicas”.

Relación que tiene la reflexión bíblica y teológica que se está haciendo en la Repú-blica Dominica, con los escritores y la reflexión que se está produciendo en el resto de Latinoamérica. 

Benjamin, agrega además, preguntas sobre:

Que tanto se están leyendo los textos de estudios bíblicos y teológicos de especialis-tas, pensadores y escritores europeos y norteamericanos.
Homogeneidad y similitud curricular en el contenido que ofrecen los programas de los institutos bíblicos.

Los requisitos institucionales para ofertar diferentes grados o niveles académicos; horas presenciales en el aula y tiempo invertido en trabajos de lectura e investiga¬ción fuera del aula.

La relación e interacción que existe entre las distintas instituciones de formación bíblica y teológica y la existencia de alguna institución que las agrupe y le dé cierta homogeneidad y cohesión. 

Benjamin se pregunta: ¿Qué tan al día está (o estaría) el llamado “pensamiento teo¬lógico dominicano” con relación a los enfoques modernos tanto en el campo de la exégesis, la hermenéutica y la teología como tal?

Ese pensamiento teológico dominicano y con el que èl ha contribuido con su partici¬pación en una etapa de su desarrollo y que de alguna manera está enriqueciendo con esta reflexión, ahora lo pone entre comillas y hasta cierto punto lo subvalora calificándolo de “llamado” pensamiento teológico dominicano. 

No es mi costumbre responder posiciones o aportes que hagan mis hermanos, pero creo que es tan importante la configuración del perfil del pensamiento teológico dominicano, siempre referido a la parte evangélica o protestante, que me he propuesto darle respuesta a este artículo de mi hermano Olea. Lo respondo porque entiendo es un trabajo importan¬te y que indudablemente aporta, aunque considero tiene problemas de enfoque que es lo que estoy tratando de destacar.

Benjamin confunde las herramientas académicas disponibles con todo lo que es un proceso. Los teólogos que ven la formación teológica como un proceso histórico parten siempre de la misionologìa. Fue el teólogo luterano del siglo XIX, Martin Kaehler, quien describió la misión como la madre de la teología (R. Padilla, 1986), y que Orlando Costas amplía en su trabajo “Educacion teológica y misión”, expuesto en la Consulta sobre Nueva Alternativas de la Educacion Teologica, recogido en un libro con el mismo título, publicado por la editora Nueva Creación. 

“La misión como madre de la teología nace de la Palabra de Dios viviente al cruzar las múltiples fronteras de la historia para crear una nueva humanidad. La teología es por esencia misionológica. La misión da nacimiento a la teología en la medida que produce una comunidad misionera fiel y obediente para quien la búsqueda del conocimiento se convierte en una vocación perenne”, (Costas,1986).

Costas señala que no hay iglesia autentica sin misión, así como no hay una verdadera teología cristiana sin iglesia. La misión no solo da origen a la iglesia, sino que también afecta el curso de la teología al moderar el futuro de la iglesia. La teología así concebida es reflexión crítica sobre la sociedad y sobre la iglesia.

La misión, insiste Costas, “es el medio por el cual el Espíritu hace nacer y renacer la iglesia. De ahí que sea el movimiento dinámico que produce la educación teológica. La educación teológica es una dimensión de la misión”.

El teólogo católico Gustavo Gutiérrez coincide con Costas en la misma clave herme¬néutica al afirmar que la teología debe ser pensamiento crítico sobre sí misma y sobre la sociedad. Una reflexión que no se limita al aspecto epistemológico, sino que está referida a una actitud lúcida y crítica respeto a los condicionamientos económicos y so¬cioculturales de la vida de la comunidad cristiana.

Todo esto sugiere que para darle perfil al pensamiento teológico dominicano hay que partir de lo que ha sido y es la misión como proceso histórico en la República Domini-cana. La palabra misión ni siquiera aparece en el trabajo de Olea.

El perfil del pensamiento teológico dominicano ha de construirse sobre el proceso his-tórico de la misión de la iglesia, no sobre herramientas académicas, métodos, recursos u otros medios. El pensamiento teológico dominicano tiene que definirse sobre su realidad social y misionologica. Aunque las herramientas y los recursos y métodos académicos puedan ser fuentes importantes que no se deben soslayar, muchas de esta herramientas que cita Olea pueden estar o no estar, marcar etapas o establecer posibles niveles de de-sarrollo, pero nunca explicar en esencia lo que es o puede ser el perfil del pensamiento teológico dominicano. 

Estas herramientas vistas de forma puntual no son la clave ni la línea base para definir el perfil del pensamiento teológico dominicano.

Todas estas preguntas, recursos y herramientas que Benjamin sugiere son medios, y me-dios útiles para hacer una evaluación o un estudio comparativo del grado de desarrollo académico de la educación teológica evangélica en la República Dominicana. Bueno sería tener todo esto a manos y emprender una tarea evaluativa con sentido estrictamente académico que señale el aprovechamiento y la pertinencia de la educación teológica en este momento. Pero esto es una cosa, evaluación académica, y la configuración del pen-samiento teológico dominicano (protestante evangélico) es otra.

La coyuntura es auspiciosa, y vayan mis parabienes para la Asociacion Dominicana de Teólogos Evangélicos (ADOTEVA) y también para el licenciado Benjamin Olea, quien ha calentado la pista con un artículo sugerente y enriquecedor, pero de acuerdo a mi hu¬milde criterio, un poco desenfocado. Pero vale.

Dios les bendiga.

Lea el artículo completo del licenciado Benjamin Olea en su Blog:

http://benjaminoleac.blogspot.com/2010/12/hacia-la-construccion-del-pensamiento.html

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