8 mar 2012

OBSERVACIÓN DE LA CUARESMA A TRAVES DE LOS SIGLOS. Por Telésforo A. Isaac, Obispo Emérito Iglesia Episcopal/Anglicana

La Cuaresma es un lapso de tiempo en que los cristianos se dedican a la observancia de retiros, ejercicios espirituales, ayuno y oración, emulando en algo el tiempo de Jesús en el desierto de las tentaciones.

Debemos tomar el tiempo de la Cuaresma para hacer introspección de nuestras almas, examinar la conciencia, ordenar la mente, escudriñar las acciones del pasado y decidir las normativas que regirán la conducta del presente, con el compromiso de seguir adelante, cimentando lo bueno y purificando las virtudes. La estación litúrgica de la Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y termina el jueves de la Semana Santa; es tiempo propicio para estudiar cómo alcanzar el estado más elevado de espiritualidad, cómo lograr los deseos y metas, para satisfacer mejor la vocación de amar y servir a Dios, al prójimo y a uno mismo.

Este tiempo -de acercamiento a Dios y de introspección- nos faculta para hacer diagnóstico del procedimiento efectivo de la inteligencia emocional y las posibles consecuencias del cumplimiento puntual de las virtudes de la fe, la esperanza y el amor.

En la Biblia, el retiro a un lugar apartado, equivale a un tiempo de prueba y tentaciones en que los malos deseos deben tornarse en anhelos y metas positivas; la soberbia debe transformarse en humildad y el “ser viejo” debe morir, para dar paso a una “nueva criatura”, transfigurada y revestida de espiritualidad, de moralidad y de mansedumbre.

Durante los tres primeros siglos del cristianismo, el período de enfoque e intensidad espiritual que hoy conocemos como Cuaresma, era sólo de dos o tres días previos a la celebración Pascual de la Resurrección. Los candidatos o catecúmenos hacían ejercicios espirituales con mucha intensidad antes de su bautismo, lo cual se efectuaba la víspera del Domingo de la Resurrección.

La primera mención de la Cuaresma, como tiempo de ayuno, oración y preparación pre-bautismal, ocurrió en el Concilio de Nicea, en el año 325 d.C. Su origen –seguramente- se debió a la reminiscencia de cuatro acontecimientos narrados en la Santa Biblia: 1) El diluvio, cuando “por decisión de Dios de terminar la mucha violencia en el mundo llovió cuarenta días y cuarenta noches sobre la tierra.” (Génesis 6:13) (Génesis 7:12). 2) Los cuarenta años que duró el éxodo del pueblo hebreo en su peregrinación a la tierra prometida (Éxodo 24:18). 3) El peregrinaje de Elías al Monte Horeb, que duró cuarenta días y cuarenta noches, (1 Reyes 19:8) y 4) los cuarenta días de Jesús en el desierto de las tentaciones después de su bautismo en el Río Jordán. (Mateo 4:2). (Es de notar que cuarenta (40) para los hebreos significa un largo tiempo y no, necesariamente, días o años contados).

En los primeros tiempos las estrictas observaciones durante la Cuaresma se fueron incrementando a través de los años. Se establecieron muchas costumbres y prácticas además del ayuno, oración y dar limosna. Algunas de las tradiciones formaban parte del ritual de la liturgia: el Aleluya, Gloria in Excelsis Deo, y las antífonas de alabanzas no se usaban en las conmemoraciones, celebraciones eucarísticas u otros oficios religiosos. No se celebraban matrimonios, ni fiestas bailables, ni se cantaba o tocaba música secular. La costumbre era abstenerse de comer carne roja, huevos y lácteos, los miércoles y especialmente los viernes.

A partir del siglo IX, hubo algo de relajamiento de estas estrictas restricciones y ya con la Reforma Protestante del siglo XVI, muchas de estas prácticas y costumbres fueron ignoradas y a veces burladas por algunos cristianos; pero todavía hay residuos de esas tradiciones.

A fines del pasado siglo XX, la mayoría de las prácticas piadosas que los cristianos venían observando durante la Cuaresma, fueron ignoradas o relevadas por diversas actividades. Muchas no tienen relación con la fe y la práctica religiosa. Por el contrario, son fiestas seculares, bacanales, paseos, excursiones turísticas, u oportunidad para descansar, visitar a familiares o lugares de origen.

A pesar de los cambios y relajamiento de las tradiciones y costumbres de ayunar, orar y hacer actos de benevolencia, la Cuaresma es tiempo de introspección y espacio para ponderar en la vida de Jesucristo, su ministerio, su acción redentora y la esperanza que Él nos ofrece tener vida abundante ahora y siempre.




Telésforo A. Isaac,
Obispo Emérito Iglesia Episcopal/Anglicana

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29 feb 2012

CONFIEMOS EN LA FORTALEZA DIVINA EN ESTE NUEVO AÑO SECULAR

CONFIEMOS EN LA FORTALEZA DIVINA EN ESTE NUEVO AÑO SECULAR
En este año secular se hace necesario apoyarse en la fortaleza divina que mana del Dios misericordioso, dado lo que ocurre diariamente en este mundo donde con mucha dificultad se lucha con tenacidad para sobrellevar lo que acontece. En verdad, son la fe y la confianza las virtudes que mantendrán la esperanza viva, por tanto, solo queda decir con fervor religioso: “Señor, tu eres nuestro refugio, nuestra fortaleza, nuestro Dios en quien confiamos.” (Salmo 91 (90):1-2).
En el presente y los días venideros, la lucha será ardua para los decididos a propiciar mejoría en la sociedad. Muchos se sentirán desvalidos e incapacitados ante las adversidades, otros se mantendrán en silencio; más hay que continuar sin desmayar, porque: “La esperanza mantiene firme y segura nuestra alma, igual que el ancla mantiene firme al barco”. (Hebreos 6:19).
Los cristianos comprometidos y las personas de buena voluntad están en el deber de continuar ahora y siempre haciendo todo lo posible por mejorar la condición de vida de los que sufren de enfermedades físicas, mentales y emocionales; proveer adecuada educación al pueblo, neutralizar los actos de violencia, cambiar los corazones de los malévolos y corruptos, apoderar a los pobres, dignificar a los despreciados, hacer justicia a los extorsionados, levantar a los decaídos, reorientar a los extraviados, fortalecer a los débiles de espíritu, contrarrestar el tráfico de drogas peligrosas ; en fin, ayudar a cambiar el estado de inseguridad y maledicencia que socaban la moral, la seguridad y el bienestar de la sociedad.
Es necesario un reavivamiento de la sensibilidad cívica de todo el pueblo sensato. Es indispensable la demostración oportuna y efectiva de la fuerza moral de la autoridad gubernamental, de la justicia y de las fuerzas coercitivas de manera que haya paz y tranquilidad en los habitantes que bien merecen estar en estado permanente de sosiego.
Preciso es la toma de conciencia cívica, la genuina espiritualidad y la decidida voluntad que sirvan para motivar la transformación para un mejor mundo. Es indispensable enfrentar el mal que se impone en la sociedad; pues en forma inusitada hay fuerzas que están dominando grandes sectores de las naciones. Hay que luchar contra estas maldiciones. Por tanto, es vital mantenerse firme, decididos, perseverantes, revestidos de la verdad, la rectitud y la determinación de combatir los males, para no ser enredados en caos, tormentos, inseguridades, exaltaciones emocionales o encadenados en condiciones infernales por tiempo indefinido.
La espiritualidad genuina, la conciencia crítica-positiva y la precisión de la voluntad, son los elementos y las potestades que fortalecen la fe, ensanchan la esperanza y profundizan el amor para consolidar y animar las fuerzas necesarias de los ciudadanos íntegros para hacerle frente a las adversidades que acosan de manera escalada la armonía, la paz, la hermandad y la convivencia en la sociedad.
Es inapelable el esfuerzo para rescatar la sociedad de las manos poderosas de los maleantes, irresponsables, indisciplinados, ambiciosos, corruptos y megalómanos. El bienestar de todos los vivientes es de primordial importancia y esencial para el bienestar social, el respeto a la dignidad humana, el imperio de la justicia y el pleno disfrute de los derechos humanos. Luchemos pues en este nuevo año para anular las “malignas fuerzas (espirituales) que tienen mando, autoridad y dominio sobre este mundo oscuro.” (Efesios 6:12).

Telésforo Isaac
Obispo Emérito Iglesia Episcopal/Anglicana
Santo Domingo, República Dominicana.

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27 feb 2012

“LA PLOMADA DE RECTITUD Y JUSTICIA” Por Telésforo Isaac

En el Siglo VIII, antes del cristianismo, Amós profetizó al pueblo de Israel usando la plomada que, según él, Dios usaba para ver cómo es de recta la conducta del pueblo, y para medir la profundidad de la crisis de la justicia, la corrupción, la violencia y la insensibilidad que prevalecía en el reino. En el Siglo VIII, antes del cristianismo, Amós profetizó al pueblo de Israel usando la plomada que, según él, Dios usaba para ver cómo es de recta la conducta del pueblo, y para medir la profundidad de la crisis de la justicia, la corrupción, la violencia y la insensibilidad que prevalecía en el reino.

La plomada es uno de los instrumentos que los albañiles usaron desde tiempos inmemoriales para rectificar la línea vertical de una pared, y se usaba también para medir la profundidad de las aguas.

Amós, el pastor de ovejas y recogedor de higos silvestres, se propuso decir a los gobernantes y la clase pudiente de Israel, que Dios estaba examinando su conducta de inmoralidad, de injusticia y de abuso contra los pobres del pueblo.

En la forma sencilla de los maestros y profetas hebreos, el profeta Amós usó el ejemplo simbólico de la plomada del albañil para hablar acerca del juicio de Dios sobre los dirigentes de Israel. Él decía a nombre de Dios: “Oigan esto, ustedes que oprimen a los humildes y arruinan a los pobres del país… ustedes han convertido la justicia en veneno y el fruto de la justicia en amargura.” (Amós 6:12b).

La visión del profeta Amós y su interpretación del juicio de Dios llevado a cabo con la plomada, tiene vigencia hoy en este país. Mucho de lo que sucede ahora es parecido o idéntico de los tiempos del profeta. Hoy como ayer hay debilidades en el comportamiento de los deberes. Es obvia la carencia de rectitud, disciplina, moralidad, apego a las buenas costumbres y a los principios de la ética.

Entre nosotros prevalece hoy de manera desvergonzada: prevaricación; violaciones familiares; tráfico de influencia; uso y abuso de estupefacientes; incumplimiento de los derechos humanos; pugnas de grupos religiosos; desavenencias entre políticos; irrespeto a las leyes y desentendimiento de las virtudes.

Amós enfrentó a los dirigentes de Israel y enfatizó que “nadie escapa del juicio del Señor.”

Hoy como ayer, imperan las usurpaciones de lo ajeno.

Hoy como ayer, hay grupos que llevan una vida fácil a costillas de los menesterosos o del Estado.

Hoy como ayer, hay los que viven confiados en su poder, influencia, imposición política, social y económica.

Hoy como ayer, hay los que reciben sobornos para hacer arreglos contra el fisco.

Hoy como ayer se trata de desvirtuar las voces moralizantes.

Hoy como ayer, hay quienes les importa la ruina del país mientras están en el poder o en lugares de privilegio, ostentando que son los verdaderos nacionalistas, los puros de conciencia cívica, los llamados a servir al país, pero en verdad se sirven a sí mismos y a sus allegados y amigos.

Las profecías de Amós deben ser tomadas en consideración, ya que la plomada cuelga sobre nuestras cabezas y seremos enjuiciados por la historia y por Dios; esto es así, porque viene desde arriba ese instrumento divino para ver la rectitud y la justicia, para conocer la profundidad de la inconducta y las faltas graves que se cometen o se permiten cometer.

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26 ene 2012

ACERCA DEL PECADO (Cuarta parte)

La Santificación afecta al ser
La santificación instaurada por la fe en Cristo consiste primariamente en una elevación ontológica: los cristianos somos realmente ¨hombres nuevos¨, ¨nuevas criaturas¨. Por lo tanto, ¨el que está unido a Cristo es nueva persona. Las cosas vieja pasaron; lo que ahora hay, es nuevo¨ (2 Corintios 5.17). ¨Somos nacidos de Dios¨, ¨nacidos de lo alto¨, ¨nacidos del Espíritu¨. Juan 1.13 dice ¨y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado¨. Esto también lo observamos de la lectura de Juan 3.3-8.
Así que no es verdad que el cristiano está mas cerca de Hitler que de Jesucristo. Si realmente es un cristiano nacido de nuevo. Ciertamente que hay muchos llamados cristianos que lo están porque no han nacido de nuevo solo son nominales.
Es el nacimiento lo que da la naturaleza. Y nosotros, que nacimos una vez de otros humanos, de ellos recibimos la naturaleza humana; después en Cristo, por el Espíritu, nacimos una segunda vez del Padre divino, y de él recibimos una participación en la naturaleza divina. 2 Pedro 1.4 nos dice: ¨Por medio de estas cosas nos ha dado sus promesas, que son muy grandes y de mucho valor, para que por ellas lleguen ustedes a tener parte en la naturaleza de Dios y escapen de la corrupción que los malos deseos han traído al mundo ¨. Chequee usted, que el ser portadores de la naturaleza de Dios nos libra de los malos deseos, mis deseos no son ahora los mismos que antes de ser cristiano. Mi inclinación no es la misma, ahora tengo en mí interior una inclinación a hacer lo bueno y a luchar con las malas inclinaciones que brotan desde dentro de mi corazón.
La santificación obrada por la gracia de Cristo no produce en el ser humano un cambio accidental, algo que afecte solo el obrar, sino es ante todo una transformación ontológica, que afecta al mismo ser del ser humano, a su naturaleza.
1 Corintios 15.45, 47-48 nos dice: ¨El primer Adán fue hecho alma viviente; el último Adán (Cristo), Espíritu vivificante. El primer hombre fue de la tierra, terreno; el segundo hombre fue del cielo. Cual es el terreno, tales son los terrenos; cual es el celestial, tales son los celestiales.¨
Los padres antiguos de la Iglesia conocían y enseñaban esa realidad. Juan Crisóstomo, dijo: ¨Cristo nació según la carne para que tú nacieras en espíritu; él nació de mujer para que tú dejases de ser hijo de mujer y vinieras a ser hijo de Dios.¨ Agustín de Hipona: ¨Dios manda esto, que no seamos hombres. A no ser hombre te llamó el que se hizo hombre por ti.¨ Ignacio de Antioquia, refiriéndose a la perfecta unión con Cristo, dice: ¨ llegado allí, seré de verdad hombre ¨.
Deificación
Jesucristo santifica al ser humano deificándole verdaderamente por la comunión del Espíritu Santo y de su gracia. Juan 3.6 dice que ¨lo que nace del Espíritu es espíritu.¨ Solo Dios es Dios por naturaleza. Pero como dice el místico cristiano Juan de la cruz: ¨lo que pretende Dios es hacernos dioses por participación, siéndolo él por naturaleza, como el fuego convierte todas las cosas en fuego ¨.

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7 ene 2012

ACERCA DEL PECADO

ACERCA DEL PECADO (Tercera parte)
Pecado y culpa
A menudo los términos utilizados para el pecado aluden a que la traducción «culpa» es justificable. Uno podría incurrir en culpa sin intención, pero la impureza resultante no sería menos objetiva que en el caso del pecado intencional, con insolencia o soberbia, y necesitaría ser eliminada mediante el mismo rito que se emplea para restaurar la pureza.
El concepto teológico de pecado y culpa se ha vuelto complicado por la doctrina de la expiación sustitutoria o satisfacción penal, de la cual hablaré luego.

El relato de la caída
El relato de la caída en su totalidad ofrece una perspectiva sobre la existencia humana como un todo. Se trata de un acto que es típico de la forma en que todos nosotros actuamos con respecto a Dios e incurrimos en culpa delante de él. Esta etiología (Estudio sobre las causas de las cosas) nos presenta la realidad del pecado como la verdadera fuerza que está detrás de todo el desasosiego e infelicidad del ser humano. Una explicación etiológica más general nos justifica en construir sobre este relato una doctrina del pecado original en el sentido de condición universal de pecado. El pecado es motivado por un impulso humano que está presente en todos nosotros, de manera que en millares de variaciones todos seremos tentados de modo semejante y pecaremos de modo semejante. Puesto que la razón y la facultad de juicio nos son innatas, la motivación para pecar está presente tan necesariamente como la vida misma.
El autor sin embargo, no está tratando de dar un relato teológico sino uno popular. El narrador no está urdiendo una teoría, sino hablando a partir de la experiencia irresistible de la tensión interior, y tratando de dales a sus lectores cierto sentido de la grave situación que es inseparable de la existencia humana.

El concepto de pecado en el judaísmo
En el judaísmo es determinante el concepto de la ley. Por eso toda transgresión es pecado. La tendencia en el judaísmo es considerar el pecado como algo individual más que colectivo.
Ezequiel 18:1-4 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2 ¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera? 3 Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel.
4 He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.

¿Somos ontológicamente regenerados del pecado y sus efectos o solo somos declarados justos sin que se opere nada en nuestro ser interior?
Un gran error desde mi punto de vista es que algunos fundamentalistas especialmente calvinistas solo ven en el creyente la obra de la justificación y no la de la santificación y nuevo nacimiento. Para ellos los cristianos salvos continúan ontológicamente igual después de su salvación. La obra del Espíritu no hace nada ontológicamente en su vida interior y alguno proclamó que los creyentes tienen más en común con Hitler que con Jesucristo. Pero veremos.
La palabra ¨ ontología ¨ viene de ¨onto¨ que significa, ser; y ¨logia¨ que significa, estudio o tratado. Por lo que decimos que es el estudio del ser. Cuando decimos santificación ontológica nos referimos a la santificación del ser.
Nosotros defendemos el hecho de que la santificación afecta el ser del ser humano. Nuestra tesis es que la santificación afecta el ser y el obrar, porque de hecho nos hace nuevas personas. Es lo que dice 2 Corintios 5.17 ¨ De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; ¨. Nos detendremos a ver como es que la santificación afecta el ser.
Solo Dios es santo, pero Dios puede santificar al ser humano haciéndole participar por gracia de la vida divina. El Espíritu de Cristo santifica a los seres humanos por su pasión, resurrección, su ascensión, y por su comunión (Juan 17.19).
Los cristianos somos santos porque tenemos la unción del Santo (1 Juan 2.20; Lucas 13.16; Hechos 15.1; 1 Corintios 1.2; 6.19)
La santificación tiene dos dimensiones: Santificación ontológica que afecta al ser, y santificación moral que afecta al obrar.
Continuaremos…

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3 ene 2012

ACERCA DEL PECADO II


Uso lingüístico del término
1.     Jamartáno, que significa «no acertar», «fallar». También se usa figurativamente para «quedarse corto intelectualmente», «equivocarse», «quedarse corto moralmente», «proceder mal».
2.     Jamártema, denota el resultado de fallar, debida primeramente a la insensatez, posteriormente en derecho, en el sentido de infracción. En la LXX generalmente tiene el sentido moral o religioso, «pecado» o «castigo por el pecado». Es poco común en el N.T.
3.     Jamartía, se refiere más a la naturaleza del acto. Es un término global y puede abarcar todas las acciones incorrectas desde simples errores hasta crímenes. Aristóteles la define como falta de virtud debida a debilidad, accidente o conocimiento defectuoso. En la LXX es sinónimo de jamártema y comporta el sentido pleno de culpa moral y oposición consciente a Dios. En el N. T.  significa «ofensa contra Dios con énfasis en la culpa», y se usa para el acto individual
Hechos 2:38 «Pedro les dijo: Arrepentíos,  y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados;  y recibiréis el don del Espíritu Santo.» 1Timoteo 5:22 «No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro. También se usa para el pecado como naturaleza humana en su hostilidad contra Dios y hasta para el pecado personificado.

El pecado y la culpa en el griego clásico y en el helenismo
El griego clásico no conoce la idea de pecado como enemistad contra Dios, sino solo de defecto y culpa, de fallar por error o por culpa. La culpa surge por actos individuales. Hacia el siglo VI a. C. el mundo griego con el desarrollo de los misterios expresa esto con las ideas de culpa original –el destierro del alma en el cuerpo- y la amenaza de la muerte. Ahora se ve la culpa como una perturbación del orden, que debe compensarse mediante el sufrimiento. La culpa se asocia con la limitación humana y por lo tanto es postulada por la vida misma. Tiene que ser aceptada y confesada. Es esta culpa inevitablemente se añade la culpa personal, cuando se falla en acatar las advertencias divinas, y en última instancia por ignorancia.  Platón sin embargo, pone un énfasis mayor en la elección individual, mientras que Aristóteles usa el grupo jamartía para referirse a los errores, o a las desviaciones respecto a la norma, y lo despoja de su ligamento con la culpa moral.
Después de Aristóteles, el racionalismo destruye el concepto serio de la culpa. Pero permanece la idea de fatalidad. En los misterios y en el misticismo helenístico el gurpo jamartía se usa para el destino predeterminado que es la causa de la culpa pero que elimina la responsabilidad personal, y entonces la redención que se ofrece mediante los ritos o mediantes la gnosis.

El pecado en el Nuevo Testamento
Jesús no habla acerca del pecado, pero actúa con conciencia de él. Su misión es proclamar el señorío divino en su palabra y obra. Jesús es el siervo que mediante su muerte y resurrección quita el pecado. El pecado es imperdonable solamente cuando las personas reconocen la misión de Jesús por el Espíritu Santo, pero la desafían y se le oponen.

Juan presenta a Jesucristo como vencedor sobre el pecado. La venida de Jesucristo muestra que el pecado es odio contra Dios. Frente a Jesucristo se toma la decisión que divide a los seres humanos. Aquellos que le rechazan mueren en pecado. Pero aquellos que lo reciben encuentran el perdón. La liberación del pecado se logra en la comunidad, donde los creyentes nacen de Dios, reciben la fe y el conocimiento, y realizan la nueva situación en amor. Naturalmente brota la tensión porque los cristianos en realidad sí pecan, pero pueden mantener una impecabilidad básica gracias al papel de Jesucristo como abogado y la obra del Espíritu Santo. En el Apocalipsis, la obra de amor de Jesucristo nos libera del orden pecaminoso del mundo (1,5). Mediante un acto final y definitivo, Dios destruirá el dominio universal del pecado del cual ya hemos sido liberados.

La visión de Pablo se orienta hacia la obra de Dios en Jesucristo, la cual (1) viene a nosotros en la realidad específica del pecado, y (2) nos rescata de esa realidad y nos reconfigura.
Para Pablo el pecado es en su raíz, hostilidad contra Dios. Entró en el mundo por medio de Adán, y por lo tanto mediante la libertad, pero nos subyugó a sí mismo y nos acarreó como salario la muerte. Es así como Pablo conecta el pecado con el destino universal, pero no lo retrata como una necesidad de nuestra condición de criaturas. El pecado existe a partir de Adán, pero solo queda esclarecido por la ley, la cual da actualidad al pecado y revela su carácter, a saber, como culpa responsable en enemistad contra Dios. Nuestra realidad carnal es pecaminosa, no en el sentido que el pecado se equipare con el cuerpo, sin en el sentido que en nuestro ser carnal estamos determinados por el pecado. La ley conduce a pecados individuales al estimular deseos que se oponen a la exigencia divina. Esto les da a todos los pecados el carácter de culpa delante de Dios, y desemboca en el pecar como castigo del pecado.
El acontecimiento Cristo nos sorprende en esta realidad del pecado. Jesucristo viene de parte de Dios a juzgar el pecado y a destruirlo. Así es como el acontecimiento de Jesucristo vence el pecado para todos nosotros. Su venida a nosotros nos libera del pecado y nos constituye de nuevo. Justificado por la fe, tenemos la remisión de los pecados. Mediante la comunión con Jesucristo en el bautismo, quedamos muertos al pecado. Habiendo muerto al pecado, estamos libres de él, y no tenemos porqué continuar en el pecado. Pero existe una tensión entre la vida somática, que está entregada a la muerte, y la vida pneumática, que ha vencido a la muerte. Esta tensión continúa hasta que Jesucristo vuelva otra vez para abolir definitivamente el pecado y la muerte.

Santiago por su parte, hace derivar el pecado del deseo, lo conecta con la voluntad, y encuentra su término en la muerte. El pecado es un acto (2,9) e incluye el fallar en hace el bien. La confesión y la oración traen el perdón (5,15-16).

En el Nuevo Testamento como un todo, el rasgo decisivo es la comprensión que Jesucristo es vencedor, y que en él y con él ha amanecido la nueva edad. Su victoria es una victoria sobre el pecado, el cual es (1) una realidad que socava la humanidad, y (2) un rechazo a la exigencia de Dios en una autoafirmación humana. La victoria consiste en la acción salvífica mediante la cual el pecado queda perdonado y la vida se construye de nuevo.

Continuaremos…

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29 dic 2011

ACERCA DEL PECADO I

LA PALABRA PECADO EN LA BIBLIA

El pecado en la TANAJ
La LXX (Septuaginta) utiliza sumariamente, jamartía, jadikía, anomía.
Las cuatro raíces principales que portan la idea de pecado tienen los sentidos variados de «pecado o negligencia», «rebelión», «culpa» y «error», lo cual basta para mostrar la variedad del pensamiento acerca del pecado.
La raíz hebrea «a<fj» (Jet-Tet-Alef) con sus derivdos es el término principal, y ofrece la mejor definición. Es básicamente metafórica y tiene el sentido de «errar, perder». Por ejemplo errar el camino (Proverbios 19,2), errar lo que se busca (Proverbios 8,36), errar el blanco (Jueces 20,16). Esta palabra se usa predominantemente para una acción incorrecta. El sentido primario del término hebreo no es de «pecado», porque  lo que tiene con frecuencia en mente es la transgresión de la costumbre, o de la ley, o de un tratado, o de una obligación, todos estos usos legales con la culpa que esto implica.
Lo anterior nos indica que el uso sumario de la LXX no hace justicia al rico y flexible original hebreo de errar al blanco. Por ejemplo cuando los utiliza en asunto que lo que está a la vista es la culpa. Los términos hebreos traducidos por jamartía y otros parecidos no tienen un uso exclusivamente religioso, de modo que la traducción suele ser débil.
La fuerza de la LXX consiste en hacer de jamartía un término general para el pecado. Al hacerlo así coloca los pecados individuales bajo el concepto del pecado básico que nos separa de Dios, y que nos domina mientras no recibamos la obra salvadora de Dios.

El errar en su uso principalmente ritual describe la negligencia por ignorancia más que la transgresión deliberada.
Levítico 4:13  Si toda la congregación de Israel hubiere errado,  y el yerro estuviere oculto a los ojos del pueblo,  y hubieren hecho algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer,  y fueren culpables…
Desde un punto de vista más racional y teológico el pecado es lo «impuro». Si detrás de este concepto se halla el sentimiento personal, su contenido esencial es el no lograr mantener una norma.

Todo lo dicho tiende a sugerir que un concepto teológico del pecado fue una elaboración posterior. La censura, la afirmación de la culpa y el conocimiento de la voluntad exigente de Dios son todos factores que confluyen en ella para ofrecer una interpretación de la experiencia y el destino humano. Si la voluntad de Dios es la ley suprema de la vida, la apostasía con respecto a Dios tiene que llegar a su expresión en el error, es decir, en términos de cómo debería ser la vida y la desviación respecto a esa norma.
Entonces, para la TANAJ (A.T.) en su conjunto, el pecado es un término legal y teológico para lo que va contra la norma. Lo que está en su raíz es la aberración respecto a la norma, pero esto puede considerarse ya sea como el proceso interior, la acción, o la situación resultante. Es el contexto, más que la raíz seleccionada, lo que habitualmente muestra dónde se pone el acento. Los términos que denotan aberración tienen siempre un aspecto figurativo, y tal vez sea la raíz «rebelarse» la que nos acerque más a la medula del asunto, con su énfasis en la motivación.

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23 dic 2011

LOS SIETE ESPIRITUS DE DIOS

LOS SIETE ESPÍRITUS DE DIOS EN LA VIDA CREYENTE
Felipe Rincón Vásquez

Apocalipsis 1:4 «Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono;»
Apocalipsis 3:1 «Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.»

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7

Existe un solo Espíritu Santo, en estos versículos no se trata de siete espíritus sino de siete operaciones del mismo Espíritu de Dios en nuestras vidas. Veamos:

1. Espíritu de sabiduría, para aprender a dirigir la vida en unidad con el Espíritu Santo. Sanar las relaciones con la realidad que nos rodea. Dirigir la forma como interpretamos la realidad que nos rodea, para que nuestras decisiones sean correctas.

2. Espíritu de inteligencia nos hace consciente de nuestros miedos a la realidad y nos libra de ellos. El espíritu de inteligencia nos hace consciente de nuestra cobardía y nos libra de ella. Espíritu de inteligencia enseña a comprender a los seres humanos que nos rodean, con sus problemas y sus crisis, con sus debilidades y sus dones. Espíritu de Inteligencia aclara nuestros presentimientos oscuros, los saca a la luz, y nos libra de ellos; pues ellos llenan el corazón de cobardía. Espíritu de inteligencia alumbra nuestra conciencia, amplía nuestra conciencia, unge los ojos del alma con colirio para que podamos ver y entender la realidad que nos rodea. Nos libra de la tiranía de nuestras intuiciones negativas; pues ellas son una fuente constante de miedo y temor.

3. Espíritu de consejo, enséñame a aprovechar bien el tiempo, porque los días son malos. Enséñame a planificar mi tiempo de acuerdo a las metas propuesta para mí por el Eterno. Dios mío, capacítame a través de tu espíritu de consejo para que pueda entender la visión que tú tienes para mi vida. Quiero conocer tu visión para mi vida, Señor. Quiero planificar mi vida en armonía con tu espíritu de consejo. Tu espíritu de consejo me dota de un espíritu sano para planificar mi vida sin contradecir tus metas. Tu espíritu de consejo me dota de un espíritu sano para planificar mi vida de acuerdo con mis capacidades.Tú sacas a la luz mi falsa personalidad, y me indicas el camino a la nueva creación, a mi nuevo ser, que Dios ha colocado en mi existencia. Tú me libras del sufrimiento y del dolor que han causado mis falsas decisiones. Dios mío, revélame a través de tu espíritu de consejo tu gran idea para mi vida. Revélame, Señor, los pequeños pasos que me conducen a tu gran obra en mi vida.

4. Espíritu de poder nos libra de nuestras ilusiones; nos guía a su gran obra, a su gran idea para nuestras vidas; pues él nos capacita para llevar a la práctica la visión para nuestra vida. Espíritu de poder nos capacita para que seamos hacedores de la palabra. Nos capacita para que pongamos por obra el plan divino que tienes para nuestras vidas. Espíritu de poder destruye los falsos caminos, los caminos que Dios no has elegido para nosotros. Y nos guía por los caminos de su voluntad. Querer y hacer armonizan en nuestras vidas, porque el espíritu de poder nos capacita para ello. Espíritu de consejo nos da a conocer los planes, y espíritu de poder nos capacita para vivir según los planes de Dios, para llevarlos a la práctica. Las ideas del Señor se hacen realidad en nosotros; podemos palpar la voluntad para nuestras vidas, puedo tocar sus planes para nosotros, porque el espíritu de poder los ha hace realidad en nuestras vidas.

5. Espíritu de conocimiento ha reservado para los hijos de Dios cosas que ningún ojo ha visto, ni ningún corazón ha soñado. Espíritu de conocimiento nos habla de Dios. Espíritu de conocimiento nos cuenta sus hazañas. Espíritu de conocimiento nos revela que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno y el mismo Dios. Por medio de él Conocemos muchos secretos de su existencia, porque el espíritu de conocimiento nos los ha revelado. Reconocemos que Dios es y que es nuestro Redentor, verdadero Libertador, porque su espíritu de conocimiento se lo ha revelado a nuestro corazón. Todos sus secretos, su grandeza y su gloria, su poder y su misericordia, su infinito amor y paciencia, nos los ha dado a conocer el espíritu de conocimiento.

6. Espíritu de temor dirige nuestra lucha contra el mal. Nos capacita para odiar el mal como el Señor lo odia. Nos provee de sana inteligencia para discernir entre el bien y el mal, para discernir entre nuestra voluntad y la voluntad del Señor, para discernir entre la voluntad de nuestro corazón y la voluntad del Santo Espíritu. El espíritu de temor orienta nuestro comportamiento en un mundo donde reinan las tinieblas y la maldad. Fiel podemos ser a la palabra de Dios; sincero podemos ser al Señor porque el espíritu de temor nos capacita para obedecer su palabra. El espíritu de temor dirige nuestras relaciones con el mal.

7. Espíritu del Señor, nos consuela. Espíritu del Señor nos ayuda en los momentos de soledad, en los momentos de enfermedad. En los momentos cuando no le encontramos sentido a los sufrimientos.
En los momentos cuando la realidad parece desbordarse e inundar toda nuestra vida. Ahí esta el Señor con nuestra realidad, en medio de la suya. La realidad parece arrollarnos, parece sacarnos de nuestros carriles, parece ser desconsiderada con la miseria humana. Pero, lo mejor para nosotros es continuar, caminar y caminar por el camino angosto y serpenteado en medio de la sabana abierta. Caminar y caminar por el camino angosto y serpenteado en medio de la sabana; a pesar de tanta libertad, a pesar de que la sabana se extiende a la derecha y a la izquierda sin poder ver sus fronteras, sin poder ver el horizonte. No importa dónde nos encontramos, si al comienzo del camino, en el medio, estaremos quizá cerca del final. Pues él nos ha prometido un hogar, ha creado para nosotros un hogar, donde reina la vida eterna y su paz.

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20 dic 2011

LA BIBLIA Y EL LUGAR DE LA MUJER II

El día 19 de Diciembre del presente año (2011), la Asociación Dominicana de Teólogos Evangélicos tuvo un importante y hermoso conversatorios sobre el lugar de la mujer en la Biblia. Iniciamos con una introducción presentada por Felipe Rincón Vásquez sobre la forma en que ha sido vista la mujer en la iglesia y en la sociedad, y luego nos detuvimos a analizar lo que es el plan original de Dios para la mujer según los primeros dos capítulos de Génesis.
Para el disfrute de todos los teólogos publicamos a continuación la introducción del teólogo Felipe Rincón y luego las notas de los detalles que destacamos en génesis 1 y 2 acerca del plan original de Dios con la mujer.


EL LUGAR DE LA MUJER EN GÉNESIS 1 Y 2
Felipe Rincón Vásquez

Gen 1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree… (RV60)
Gen 1:26 Luego Dios dijo: «Ahora hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Tendrá poder sobre… (PDT)
Dios dijo hagamos al ser humano, tanto al masculino como al femenino, conforme a nuestra imagen y para que señoree.
Tanto el hombre como la mujer son portadores de la imagen de Dios. No hay ninguna base en Génesis uno para limitar la imagen de Dios únicamente al sexo masculino.

Gen 1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Gen 1:27 Así que Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza, creó al varón y a la mujer.
La feminidad pertenece a la imagen de Dios tanto como la masculinidad. Dios no es ni masculino ni femenino. Trasciende ambos géneros ya que ambos están comprendidos dentro de su ser.
Los eruditos bíblicos siguen debatiendo el uso de la simbología sexual en la Biblia y de imágenes masculinas para la divinidad, especialmente en el contexto de la investigación de traducciones que usan un lenguaje inclusivo. El uso de masculinidad para la deidad es uno de los elementos que nos ha llegado desde las religiones étnico-celestes, siendo el judaísmo y el cristianismo eminentemente una religión étnico-celeste.

Gen 1:28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
Gen 1:28 Y los bendijo diciendo: «Tengan muchos hijos para así poblar el mundo y ejercer control sobre él: dominando a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser vivo que existe en la tierra».
Ya que tanto el hombre como la mujer portan la imagen de Dios, a los dos se les asigna la tarea de gobernar, si referencia alguna a distinciones basadas en el sexo.
Dios prescriben en detalle el gobierno humano sobre los peses del mar, sobre las aves del cielo, sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra, incluyendo a los animales domésticos y a los seres que se arrastran, y sobre toda la tierra (vv. 26,28). Todo el universo creado se organiza cuidadosamente en una jerarquía de orden definida meticulosamente en Génesis uno. Sin embargo, no hay la más mínima indicación de que tal jerarquía exista entre Adán y Eva.
El hecho de que no existen referencias a role de autoridad entre el hombre y la mujer, en un texto que en todos los demás aspectos está calado por el concepto de una organización jerárquica, indica que su relación era de mutualidad en igualdad y que las consideraciones de supremacía de uno sobre otro son ajenas al texto y no deben imponérselas.
Dios no les ordenó a los peces que gobernaran el mar, ni a las aves que gobernaran el aire. Simplemente les ordenó que se reprodujeran y poblaran estas esferas. Dios no le dio al ser humano dominio sobre el sol, la luna, el día y la noche.
Tampoco existe nada en el texto que nos hable de roles dominantes y subordinados entre los animales antes de la caída. Por el contrario el concepto de condiciones ideales carentes de esquemas de dominio y subordinación está indicado en Isaías 11,6-7.
Génesis uno claramente exime de limitaciones jerárquicas internas a la relación entre el hombre y la mujer. La masculinidad y la feminidad se representan como dones divinos que reflejan la diversidad dentro de la imagen de Dios. El texto no permite que se le explote para justificar dicotomías jerárquicas que sí podrían justificar distinciones de roles.

Gen 2:18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
Gen 2:18 Entonces el Señor Dios dijo: «No le hace bien al hombre estar solo, haré a alguien que lo ayude y que sea como él». (Así también la N-C, además de PDT)
Para algunos, ayuda significa que el hombre es el jefe y la mujer la criada. Sin embargo, un estudio de la palabra ayuda en la Tanaj ha disipado semejantes conceptos erróneos. Esto porque la misma palabra es usada no para referirse a una persona de menor importancia como un sirviente o un subordinado. Generalmente se le atribuye a Dios cuando está involucrado en actividades de socorro o rescate entre su pueblo.
La palabra hebrea para ayuda en génesis 2,18 y 20 (ezer) aparece unas veinte veces en la Tanaj en citas como Éxodo 18,4; Deuteronomio 33,7.26.29; Salmo 33,20; y otras. El idioma hebreo tiene otras cuatro palabras para ayuda que tienen connotaciones de subordinación. Ninguna de esas palabras se usa en referencia a la mujer en Génesis dos. El rol de la mujer como ayuda adecuada, no lleva en sí la inferencia de subordinación.

Gen 2:21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.
Gen 2:22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.
Gen 2:21 Entonces el Señor Dios hizo que el hombre durmiera profundamente y mientras dormía le quitó una parte de su costado y rellenó esa parte con carne.
Gen 2:22 Después, de esa parte de su costado el Señor Dios hizo una mujer y se la llevó al hombre.
Algunos maestros de la Biblia interpretan la primacía cronológica de Adán, es decir, el hecho de ser formado antes que Eva, como una prueba de la supremacía del hombre sobre la mujer.
En realidad un estudio de Génesis quita toda validez a esta teoría, porque entonces, tanto Adán como Eva caen bajo el dominio de los animales. Según Génesis uno los animales fueron creados primero que los seres humanos. Además si Adán es considerado un prototipo ser primero, Eva sería su máxima expresión.
En ninguna parte del relato de la creación se le ordena al hombre dominar a la mujer, ni se le niega a ella el mismo valor que tiene el hombre debido a su primacía original. Podemos afirmar que el texto de Génesis no confiere ningún significado jerárquico al hecho de que el hombre fue creado antes que la mujer. Su intención es mostrar que tanto el hombre como la mujer fueron creados de una manera especial y de la misma sustancia, que como resultado gozaban, antes de la caída, de una relación de completa mutualidad en igualdad.
La única legislación que contiene la Biblia en cuanto a la primogenitura se decretó bastante tiempo después de la creación, ya que se halla en la ley de Moisés (Deuteronomio 21,15-17). La otra ocasión que contiene la práctica de la primogenitura también aparece más adelante, en la historia de Esaú y Jacob (Génesis 27,19). En los primeros capítulos de Génesis se menciona generación tras generación de familias con muchos hijos, sin alusión a la existencia de regulaciones para las progenituras. Por tanto, es injustificable proyectar hacia atrás sobre la historia de la creación una práctica que no recibe ninguna sanción en el relato original.
Irónicamente, además del caso de Esaú y Jacob, quien perdió su primogenitura, tenemos otra mención bíblica de derechos de primogenitura que tiene que ver con Rubén, quien los había perdido; por lo que no tenemos mucha base para explotar el concepto de primogenitura como un recurso de jerarquía que controle el significado de Génesis uno y dos. La legislación de la primogenitura tenía que ver exclusivamente con los derechos de propiedad, no concedía derechos de liderazgo. Aunque era mayor, Ismael no gobernó a Isaac; Manasés no gobernó a Efraín; Judá el cuarto hermano, recibió la promesa de que sus hermanos se postrarían ante él; David el menor de ocho hermanos fue elegido rey sobre ellos, etc, etc,. La declaración de algunos maestros de que la posición de Adán como el mayor incluía el liderazgo correspondiente a un hijo primogénito es un invento que carece de datos bíblicos. El relato de la creación en Génesis no presenta al hombre como líder de la mujer, ni explícitamente ni por inferencia.
Además la primogenitura tenía que ver con derechos de primacía entre hermanos varones. Si se extienden las consideraciones de primogenitura para aplicarlas, deberían hacerse cumplir principalmente entre parientes masculinos, ya que esa fue su intención original.

Gen 2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Gen 2:24 Por esa razón el hombre deja a su papá y a su mamá, se une a su esposa y los dos se convierten en un solo ser.
Por tanto, o por esa razón… es una aplicación que deriva el autor de Génesis de la expresión de Adán. El hecho de que tanto Jesús como Pablo apelen a ella en sus enseñanzas es testimonio de su importancia.
La independencia que goza el hombre al casarse y formar una unidad separada como una sola carne habla en contra de la estructura familiar patriarcal como la intención de Dios para la organización de la creación antes de la caída.
En este versículo la mujer representa el punto estable de referencia. El hombre se mueve hacia ella luego de dejar a sus padres. El se une a la mujer, no se añade ella a la vida de él. El suma su vida a la de ella cuando se une a ella. El procedimiento mediante el cual el hombre se separa de su padre y se une a su esposa de ninguna manera refleja una sociedad dominada por el patriarcado.
El contraste entre este modelo original y las condiciones que produjo la caída es chocante. Después de la caída, una vez que se institucionalizó el modelo patriarcal en la organización de la sociedad, la esposa se alejaba de su hogar y se unía a su esposo en la casa de su padre y bajo su jurisdicción.
El destino del vínculo paterno es su rompimiento, ya que el hombre deja a su padre y a su madre. Pero la unión de la pareja en una sola persona es indisoluble por definición.
Las enseñanzas de este texto prueban que las nociones de distinciones jerárquicas o diferencias de posición entre el hombre y la mujer eran totalmente inexistentes cuando Dios diseñó la creación.

CONCLUSIÓN:
1. No hay ninguna base en Génesis uno para limitar la imagen de Dios únicamente al sexo masculino.
2. La feminidad pertenece a la imagen de Dios tanto como la masculinidad.
3. Génesis uno claramente exime de limitaciones jerárquicas internas a la relación entre el hombre y la mujer.
4. El rol de la mujer como ayuda adecuada, no lleva en sí la inferencia de subordinación.
5. El texto de Génesis no confiere ningún significado jerárquico al hecho de que el hombre fue creado antes que la mujer. El relato de la creación en Génesis no presenta al hombre como líder de la mujer, ni explícitamente ni por inferencia.
6. Según Génesis la mujer representa el punto estable de referencia.

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LA BIBLIA Y EL LUGAR DE LA MUJER I

 
El día 19 de Diciembre del presente año (2011), la Asociación Dominicana de Teólogos Evangélicos tuvo un importante y hermoso conversatorios sobre el lugar de la mujer en la Biblia. Iniciamos con una introducción presentada por Felipe Rincón Vásquez sobre la forma en que ha sido vista la mujer en la iglesia y en la sociedad, y luego nos detuvimos a analizar lo que es el plan original de Dios para la mujer según los primeros dos capítulos de Génesis.
Para el disfrute de todos los teólogos publicamos a continuación la introducción del teólogo Felipe Rincón y luego las notas de los detalles que destacamos en génesis 1 y 2 acerca del plan original de Dios con la mujer.


Palabras introductorias

Las prédicas de Jesucristo y la tentativa de revolución social que la acompañó llegaron a Europa únicamente como reforma religiosa. Pablo de Tarso, el primero que predicó en Europa el cristianismo, propugnó una reforma moral y una religión espiritualista. Había tomado de las prédicas de Jesucristo una idea noble y fecunda, la idea de igualdad. Pablo afirmó la igualdad entre el hombre y la mujer; aunque solo los equiparó ante Dios. Las luchas iniciales del cristianismo confirmaron esa equiparación: la mujer igualó al hombre en la fe, en el heroísmo, en el martirio. Fue admirada, ejemplarizada, santificada. Y como esa igualdad no era más que en Jesucristo, los primeros cristianos no la rechazaron. Pero Jerónimo escribió que lo que la ley divina prescribe a uno de los esposos, lo impone a los dos, haciendo que la ola igualitaria invada al matrimonio. Esa  igualdad moral debía pasar a las leyes y al terreno económico. Naturalmente al llegar ahí, la equiparación no fue respetada. El cristianismo paulino se contaminó con las viejas creencias y tradiciones. La igualdad de los sexos subsistió ante Dios únicamente. Los Padres de la Iglesia, que empezaron a ser una organización poderosa, tenían opiniones muy particulares sobre la mujer. En primer lugar discutieron si tendría un alma. Además no solo la mujer era impura sino que su contacto creaba impureza; por lo tanto, el matrimonio era un estado de impureza. Solo se dio protección legal al hijo como heredero. La iglesia glorifica el celibato, y considera el segundo matrimonio como un adulterio; reemplaza el divorcio por la separación de los cuerpos; prohíbe el matrimonio de los clérigos. Las leyes canónicas son especialmente humillantes para la mujer, y la colocan muy atrás en su condición tradicional de inferioridad.  Ella es la gran culpable. Se la maldice, se la declara diabólica y obscena. San Juan Crisóstomo la acusa de manchar al hombre por la unión sexual. A no ser por su culpa en el Paraíso y el pecado original, Dios habría encontrado otra manera menos vergonzosa de perpetuar la especie. ¨Mujer, dice Tertuliano, deberías ir siempre vestida de duelo y en harapos, para redimirte del pecado de haber perdido al género humano. ¡Eres la puerta del Infierno! ¡Por tu causa murió Jesucristo!¨.

Para el derecho canónico, solo el varón ha sido creado a la imagen de Dios; la mujer, no. En consecuencia, debe estar sometida al varón. No se le permite servir de testigo ante la justicia, porque su testimonio no es digno de fe. Todas las leyes protectoras de la mujer dictadas por los emperadores, todas las inspiradas por el cristianismo primitivo, desaparecen en las leyes canónicas.

Después de la Revolución de 1789, se establecen nuevos derechos para la mujer. Las leyes del 15 y el 18 de abril de 1791 establecen la igualdad civil del hombre y de la mujer en la familia y en la sociedad. Esa igualdad se falseó en seguida por la codificación de varias leyes en relación con el matrimonio y la sociedad.
La mujer hasta el siglo XIX fue siempre arrastrada por circunstancias en las que no influyó directamente. El movimiento iniciado conscientemente por la mujer para mejorar su condición integral, y que hoy se encuentra en vía de desenvolvimiento, tuvo su inicio en el siglo XIX, después que la Revolución Francesa hubo declarado, pomposamente, la igualdad de la mujer con el varón en cuanto a los derechos civiles. Pero este no fue un movimiento de unas cuantas mujeres imbuidas de ideas revolucionarias, el movimiento feminista vino después y ha sido consecuencia de procesos sociales que se están desarrollando implacablemente. Lo que ha hecho la mujer es tomar conciencia de esos procesos y cooperar con ellos. Ese proceso seguirá su curso como todo proceso histórico. ¿Qué haremos los teólogos dominicanos? Nos quedaremos de brazos cruzados repitiendo con mentes retrógradas los errores del pasado o aprovecharemos las circunstancias para  redimirnos y retornar a los principios de igualdad predicado por Jesucristo y por el Apóstol Pablo.
En un ensayo publicado el 10 de diciembre del año en curso (2011) por Aníbal Castro en el periódico Diario Libre, señala lo siguiente:
Nos socializamos en un país oficialmente católico, religión de cuyo ejercicio sacerdotal está excluida sin apelación la mujer. Igualdad ante Dios, pero no para celebrar los cultos con la formalidad que acuerda la liturgia de una iglesia autocrática y en la que la cátedra papal arrastra categoría de verdad revelada. Esta tutela reforzada con las enseñanzas contrarias a la igualdad de género reina suprema como arbitro de una moral trasladada a nuestra Constitución.¨
Es tiempo de releer los textos sagrados en cuanto al lugar de la mujer en la sociedad. Es tiempo de levantar la verdad bíblica por encima de los dogmas históricos que le han hecho tanto daño a la mujer por aquello de ser el instrumento por el que vino el pecado al mundo.

Aníbal Castro en el ensayo antes citado acusa al verdadero padre del cristianismo (el apóstol Pablo) de una doctrina de maltratos a la mujer y discriminatoria y que sirven como fundamentos ideológicos de la violencia de género, e indica que otros autores bíblicos transmiten textos de irrespeto a la mujer y consagración del hombre como paterfamilias y recipiente de la autoridad en el hogar. ¿Cuál será nuestra respuesta ante estas y otras demandas que la sociedad nos exige en cuanto al tema en cuestión? ¿Realmente la doctrina cristiana ha establecido fundamentos ideológicos de la violencia de género? Si es así, ¿Es eso esencial al cristianismo o una deformación del mismo?

Es tiempo que veamos qué es lo que realmente enseña la Biblia en cuanto al lugar de la mujer en la iglesia y en la sociedad.



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