19 feb 2011

El Constitutivo Ontológico de la persona de Jesucristo

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Escrito por: Felipe Rincón Vásquez, Th. M.

I. LA PROBLEMÁTICA MODERNA

A. Posición en contra de la persona humana de Cristo.

El hombre Jesús no es una persona humana: la humanidad de Cristo subsiste de forma personal en la persona del Verbo en el sentido de que encuentra en ella la subsistencia. Se trata de una naturaleza humana que no tiene una propia persona y existe en la persona del Verbo.

Leoncio de Jerusalén declaró que la única persona de Cristo es la del Logos preexistente. La humanidad de Cristo no posee una persona propia sino que es la naturaleza de una persona divina.

Juan de Damasceno nos dice que es el Logos el único sujeto, hypóstasis preexistente, en él existe una naturaleza humana llamada anhypostática.

La tradición neocalcedonia habló de una an-hypóstasis en el sentido de que el hombre Jesús no es una persona humana sino exclusivamente una persona divina con una naturaleza humana y otra divina. 

Esta posición del Logos como la única persona existente en Cristo nos llevaría a concluir que fue el Logos quien sufrió en el madero. También sugiere que a Jesús le faltaba algo para que sea plena y auténticamente hombre. Este monofisismo es fruto de la intención de resaltar la supuesta consustancialidad de Jesús con el Padre, pero deja en penumbra su verdadera humanidad, sitúa a Jesús fuera de nuestra humanidad y por encima de ella. No reconoce que Jesucristo fue un hombre como nosotros excepto en el pecado.

B. Persona como autoconciencia
Jesús en cuanto hombre y en virtud de su humanidad no es Dios. Tampoco Dios en cuanto Dios y en virtud de su divinidad, es hombre en el sentido de una identificación real.

K. Rahner, en la obra ¨Cristología. Estudio teológico y exegético¨ (Madrid 1975), no es partidario de hablar en términos ónticos de naturaleza e hipóstasis porque hace pensar en la encarnación como un descenso del Verbo preexistente que se reviste de condición humana. Los términos ónticos nos llevan a una identificación de realidades distintas entre las que se da una distancia infinita.

La naturaleza humana de Jesús es una realidad creada, consciente y libre, la que se atribuye una subjetividad del Logos y situada libremente ante Dios en obediencia, adoración, etc.; con la distancia propia de la criatura.
Rahner dice que con respecto al Padre el hombre Jesús se sitúa en una unidad de voluntad que domina a priori y totalmente su ser entero y en una obediencia de la cual deriva toda su realidad humana.

El Concilio de Calcedonia dice que el uno y el mismo, el Señor Jesucristo es a un tiempo Dios y hombre. Un único sujeto que tiene una doble condición: divina y humana. Un sujeto consustancial a Dios en la divinidad y consustancial al hombre en la humanidad. Un solo sujeto que es al mismo tiempo, hombre y Dios.

P. Schoonernberg, en la obra ¨Un Dios de los hombres¨ (Barcelona 1972) reclama para Jesús un centro humano de conciencia y por lo tanto una persona humana.

Schillebeeckx, citado por J. A. Sayes en ¨Jesucristo, ser y persona¨ (Burgos 1984) dice que Cristo es una persona humana que se sabe especialmente fundada en su misma humanidad como Hijo por acto creador de Dios Padre.

La verdad es que yo tengo conciencia porque tengo una naturaleza humana. El peligro de esta posición es llegar a creer que Dios actúa en Cristo como si el sujeto Dios se podría colocar frente a Cristo y decirle ¨yo soy Dios, tu el hombre por el cual actúo¨. Cristo es Dios hecho hombre, en tal sentido fuera de Cristo no hay Dios.

Según Schoonenberg, el hablar de dos naturalezas numéricamente distintas en Cristo no deja de inducir a error, pues lo divino no se puede insertar en un todo mayor y, en consecuencia no se puede usar el número ¨dos¨ en Cristo.

Asimismo Schillebeeckx afirma que lo positivo en el hombre no puede ser contrapuesto y sumado a Dios. Dios y el hombre no se diferencian por lo que este tiene de positivo, sino por lo que tiene de finitud; de ahí que no se pueden sumar Dios y el hombre. Dios queda al margen de lo que es ser hombre, mientras que el hombre debe su ser solamente a Dios.

El ser creado tiene el estigma de la finitud y de la contingencia, mientras que Dios es el ser infinito. Dios es una realidad y la criatura es otra. El efecto en este caso existe en virtud de la causa que es Dios, pero se diferencia de él como otra realidad.

II. CONCEPTO DE PERSONA
El concepto de persona como distinto del de naturaleza no existía en la filosofía helénica y fue inventado por exigencia de la fe.

El concepto de persona no va más allá de considerar la persona como concreción de la naturaleza o de la esencia por las propiedades individuantes. Sin embargo Calcedonia ha introducido una diferencia entre la persona y la naturaleza, un concepto de persona que permanece a un nivel pre-científico y no técnico: Persona entonces es el sujeto al que se atribuyen las naturalezas y las acciones que con ellas ejercita. 

A. El problema del lenguaje
El témino ¨Prósopon¨, traducción del latino ¨persona¨ para los griegos tenía el significado de ¨papel¨, ¨personaje¨.

El término ¨Hypóstasis¨ lo traducían los latinos por ¨sustancia¨.
El término ¨Ousía¨ es sustancia para los griegos.
Los latinos decían ¨ una substantia, tres personae ¨ que traducían ¨ mia hipóstasis, tria prósopon ¨.
Los griegos decían ¨ una sola ousía y tres hypóstasis ¨.
Los católicos latinos y los griegos no tenían más diferencia que en el lenguaje pero la fe era la misma.
Gregorio Nacianceno escribió (citado por J. A. Sayes: ¨Principios filosóficos del cristianismo¨, España, 1990): ¨ Nosotros, los griegos, decimos religiosamente una sola ousia y tres hypóstasis... los latinos piensan lo mismo, pero a consecuencia de la estrechez de su lenguaje, y de la penuria de palabras, no podían distinguir la hypóstasis de la ousia y emplean la palabra persona, para no hacer pensar en tres ousías ¨.

En el año 381 en el primer Concilio Constantipolitano, Gregorio hizo ver la identidad de hypóstasis y persona. De esta forma se reconciliaron las dos facciones católicas. En una asamblea (382) se promulgó una confesión que decía ¨ Nosotros creemos que la divinidad, la potencia, la ousía es única en el padre, el Hijo y el Espíritu Santo; igual gloria y coeterna dominación en las tres perfectas hypóstasis o bien en las tres perfectas personas (prosópois) ¨.

Una vez que se va aclarando el término Ousía (esencia), el término Physis (naturaleza) y se identifica hypóstasis como sinónimo de persona, el problema del lenguaje ya no será tal. 

El problema del lenguaje ha separado a muchos cristianos en el tiempo, que teniendo la misma fe, han optados por lenguajes inapropiados o mal entendidos por sus hermanos. Muchas veces tenemos la misma fe expresadas o entendidas en forma diferentes y nos separamos radicalmente. Moralmente, matamos y estigmatizamos a nuestros hermanos porque no expresan la fe del mismo modo que nosotros. Debemos respectar las diferentes expresiones de fe. Debemos poner a dialogar las diferentes expresiones de fe en un animo pedagógico.

Por otro lado es importante decir que no debemos usar términos para expresar nuestra fe que no hayan sido examinados por nosotros, no copiar de la tradición sin examinar, pues los maestros del pasado no son infalibles. Necesariamente no tenemos que mantener la tradición. Debemos tener la valentía de oponernos, el valor para ser diferentes. 

B. El problema filosófico
1. La Escuela de Alejandría
Esta escuela caracterizada por una cristología de Logos-sarx, no hizo esfuerzo filosófico alguno para determinar el concepto de persona aplicada a la cristología, por la razón de que para dicha escuela, es el Logos el que funciona en Cristo como único sujeto de la comunicación de idiomas. Este concepto de persona es, más bien, un concepto teológico, es el Verbo simplemente, como sujeto único, el Verbo que personaliza como sujeto la naturaleza humana. 

Esta unidad del Logos con la carne se hace al precio de eliminar el alma humana de Cristo, pues Apolinar no quiere introducir en él un conflicto de voluntades.

El Logos es el sujeto de todos los atributos que el Evangelio atribuye a Cristo. Es el mismo Verbo el que hizo milagros y el que tuvo hambre y lloró. El Verbo es el sujeto único de todas las experiencias. Es el Verbo el que se ha unido a la naturaleza humana, el que la personaliza y de ahí la unidad que no destruye la diferencia de naturalezas.

2. La Escuela de Antioquia
Esta escuela parte de la cristología Logos-anthropos. Antioquia a diferencia de la de Alejandría que para salvar la unidad en Cristo, destruye la integridad de su naturaleza humana, salva la integridad de ambas naturalezas, pero no sabe como unirlas porque quiere mantenerlas las dos juntas en la misma persona, y le falta el concepto de persona adecuado.

J. M. Jugie, en la obra ¨ Nestorio y la querella nestoriana ¨ (París 1912) nos dice que el problema se planteó agudamente con Nestorio, quien rechazando la comunicación de idiomas, rechaza que se atribuyan al mismo y único Cristo las propiedades divinas y las humanas. Con ello se opone al Concilio de Nicea, que había atribuido a un mismo y único sujeto, al Hijo, la generación eterna, el nacimiento temporal y el sufrimiento. Parte Nestorio de dos naturalezas concretas para las cuales tiene los términos de ousía y Physis. Cada naturaleza tiene su propio prósopon, sus propias características o formas por las que se encuentra individualizada. 

En Nestorio aparece el concepto persona propio de los Capadocios. Basilio en su carta 38 a Gregorio de Nisa había definido así la ousía y la hypóstasis: ¨ la ousía es lo que es común a los individuos de la misma especie, lo que todos poseen igualmente y que hace que se les designe a todos con el mismo vocablo, sin distinguir a uno en particular. Pero esta ousía no puede existir realmente sino a condición de ser completada por los caracteres individuales que la determinan. Estos caracteres individualizantes reciben distintos nombres. Se les llama ¨idotetes¨, ¨idomatas¨, etc., cuando se añade a la ousía, entonces tenemos la hypóstasis. La hypóstasis es el individuo determinado, existente aparte, que comprende y abarca la ousía, pero se opone a ella como lo propio e individual a lo común. [ Así en Dios, lo común es la ousía y lo particular es la hipóstasis ] ¨.

3. Concilios cristológicos y conceptos de personas

a) Concilio de Nicea (325)
En este encontramos un concepto primario y no elaborado de persona: ¨ un solo Señor, Jesucristo, Hijo de Dios ¨, ¨ unigénito nacido del Padre ¨ y este mismo es el que ¨ por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo y se encarnó ¨.

b) Concilio de Efeso (431)
La idea central del concilio es esta: uno y el mismo es el Hijo eterno del Padre y el Hijo de la virgen María, nacido en el tiempo según la carne, de modo que puede ser llamada Madre de Dios.
El dogma de Éfeso: Vida divina junto con el Padre, descenso a la tierra, y encarnación, deben ser atribuidos al mismo y único sujeto que es el Logos.

c) Fórmula del símbolo de unión (433)
¨ Confesamos por tanto a nuestro Señor Jesucristo unigénito Hijo de Dios, Dios perfecto y hombre perfecto, compuesto de cuerpo y alma, engendrado por el Padre antes de los siglos según la divinidad, es el mismo que en los últimos días por nuestra salvación ha sido engendrado de María según la humanidad, el mismo que es consustancial al Padre según la divinidad y consustancial a nosotros según la humanidad pues se ha realizado la unión de las dos naturalezas; por ello confesamos un solo Cristo, un solo Hijo, un solo Señor. según esta inconfundible unidad confesamos a la Virgen como Madre de Dios, porque Dios el Verbo se ha hecho carne y hombre, y mediante la concepción ha unido a sí el templo tomado de ella ¨.

d) Concilio de Calcedonia
¨ Siguiendo pues a los santos Padres, todos acordes enseñamos que ha de confesarse: un solo y el mismo Hijo, el Señor Jesucristo, el mismo completo en la divinidad, Dios verdaderamente, de alma racional y cuerpo, consustancial al Padre en cuanto a la divinidad y él mismo consustancial a nosotros en cuanto a la humanidad, en todo semejante a nosotros menos en el pecado, antes de los siglos engendrado del Padre en cuanto a la divinidad y el mismo en los últimos días por nosotros y por nuestra salvación de María la Virgen Madre de Dios en cuanto a la humanidad: que ha de reconocerse un solo y el mismo Cristo Hijo Señor Unigénito en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, jamás borrada la diferencia de las naturalezas por causa de la unión, sino más bien salvando su propiedad cada naturaleza y concurriendo en una sola persona y en una sola hipóstasis, no en dos personas partido ni dividido, sino en un solo y el mismo Hijo unigénito, Dios Verbo, Señor Jesucristo, como de antiguo los profetas nos enseñaron de él y el mismo Jesucristo enseñó y nos lo ha transmitido el Símbolo de los Padres ¨.

Según la pauta de Calcedonia, cuando se pregunte qué es Cristo, habrá que decir que es hombre y que es Dios, que tiene una doble naturaleza, la divina y la humana. Cuando se pregunte si son uno o varios los sujetos que actúan, habrá que decir que Cristo es una persona única, un único sujeto al que se atribuyen lo divino y lo humano. Asimismo, cuando se pregunta quién obra, habrá que decir que es la persona; cuando pregunten cómo y con qué, habrá que decir con la naturaleza divina y la humana. 

Calcedonia afirma que un solo sujeto tiene una doble condición: humana y divina, de modo que lo humano y lo divino se predican de este único sujeto.

Si nos preguntamos cual es la línea que sigue Calcedonia, la de Antioquia o la de Alejandría, habrá que decir que en este concilio se impuso el concepto teológico de la escuela de Cirilo y no el técnico de la de Antioqueña. De la escuela de Antioquia se toma el mantenimiento de la naturaleza en sus respectivas propiedades, de la de Alejandría el concepto de persona como sujeto único de atribución. 

El concepto filosófico que define la persona como ousía particularizada por las propiedades individuantes fracasó en Calcedonia. Ese concepto supone que persona es igual a sustancia racional e individual.

III. JUICIO CRITICO AL CONCEPTO DE PERSONA EN CALCEDONIA
El dogma de Calcedonia habla de dos seres en Cristo, el divino y el humano, cuando dice ¨ consustancial al Padre en la divinidad, consustancial a nosotros en la humanidad ¨.

Tomás de Aquino entiende la persona de Cristo desde la noción de esse (ser) o actus essendi (acto de ser). Tomás afirma que no todo individuo incluso de naturaleza racional es persona. La nota de la individualidad implica una característica: no estar asumido por otro, ¨ pues la naturaleza humana de Cristo no es persona, porque está asumida por uno más digno, a saber, el Verbo de Dios¨. Según unos, la posición de Tomás ha sido el mantenimiento de un solo esse (el del Verbo) en la encarnación, de modo que la naturaleza humana de Cristo carece de propio esse y es sustentada por el esse del Verbo. Por el contrario otros han mantenido que según Tomás, se da en Cristo un doble esse, el de la naturaleza divina y el de la humana. El problema proviene en que Tomás defendió la doctrina del único esse en varios tratados mientras que en el ¨ De Unione Verbi Incarnati ¨ defiende la doctrina contraria.

El problema es que si no admitimos en Cristo otro esse (ser) que el divino, privamos a su naturaleza humana de un ser propio. Calcedonia dice que en Cristo hay dos naturalezas concretas y existentes, lo que sería una dualidad de ser, lo que compromete la unidad de persona de Cristo. Los que ven una dualidad de ser en Cristo lo hacen desde la posición de Calcedonia de ¨ consustancial al Padre en la divinidad y consustancial a nosotros en la humanidad ¨ Dios y hombre ¿Pero cómo decir que un mismo ser es Dios y hombre a la vez, lo cual es imposible? Calcedonia nos pide confesar que la única y misma persona es Dios y hombre, pero no que un mismo y único ser sea Dios y hombre. Entonces sería una persona con dos seres distintos, uno humano y otro divino, una dualidad de operaciones. En un momento actúa el ser humano, en otro el ser divino o los dos se ponen primero de acuerdo para actuar entre los dos. O será que mientras uno actúa el otro está en lo que se llama el éxtasis del ser.

Confieso que, un mismo y único ser es Dios y hombre, una misma persona es Dios y hombre. En Cristo el único Dios se hizo hombre.

El problema se da cuando queremos con nuestros sentidos finitos encontrar más que lo revelado. En la encarnación tenemos a un ser humano, no una apariencia de humano, no a un ser humano diferente a los demás, alguien que le falta algo para ser completamente humano. La única diferencia en Cristo fue el ser engendrado sin pecado. Dios se hizo hombre, es diferente a decir compartió con los hombres.

Nadie puede válidamente decir que una persona puede existir sin naturaleza humana. Soy una persona humana porque tengo una naturaleza humana. Una persona que radica en una naturaleza humana, es una persona humana. Si una persona radica en una naturaleza divina es una persona divina.
Una persona radica ontológicamente en una naturaleza. El yo de Cristo radicando en una naturaleza humana no puede dar más que un ser humano. Ese yo que antes habitaba en naturaleza divina en Jesucristo habita en naturaleza humana.

No se puede pensar nunca en una persona desnaturalizada. Una persona sin naturaleza sencillamente es una persona que no existe, ni puede obrar. Es imposible que el yo actúe sin su naturaleza, porque en ella radica ontológicamente. Sin ella no es nada. El yo de Cristo desde la eternidad era un yo divino, pues participaba de la naturaleza divina y en ella radicaba; por la encarnación se despoja de la naturaleza divina y toma una naturaleza humana y en ella radica ontológicamente. Pablo entendió bien este asunto, escribió en Filipenses 2. 5 al 8 ¨ ... Cristo Jesús... siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz ¨.

¿Se despojó de qué para ser hombre? Pensar que el yo de Cristo que desde la eternidad era un yo divino, por la encarnación participa de una naturaleza humana, siendo a partir de ese momento un único yo que participa de dos naturalezas, la divina y la humana, que sin despojarse de lo divino, sin dejar de ser tal, participa ahora de una naturaleza humana, es un apartarse de mensaje bíblico, de la esencia del Evangelio que reclama un hombre que pueda ser el segundo Adán. Uno en la misma condición del primer Adán es el que debe pasar la prueba en que Adán sucumbió. La doctrina de los apóstoles y profetas requiere que se crea que Cristo era Dios hecho hombre, con todo lo que eso implica. 

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