29 dic 2011

ACERCA DEL PECADO I

LA PALABRA PECADO EN LA BIBLIA

El pecado en la TANAJ
La LXX (Septuaginta) utiliza sumariamente, jamartía, jadikía, anomía.
Las cuatro raíces principales que portan la idea de pecado tienen los sentidos variados de «pecado o negligencia», «rebelión», «culpa» y «error», lo cual basta para mostrar la variedad del pensamiento acerca del pecado.
La raíz hebrea «a<fj» (Jet-Tet-Alef) con sus derivdos es el término principal, y ofrece la mejor definición. Es básicamente metafórica y tiene el sentido de «errar, perder». Por ejemplo errar el camino (Proverbios 19,2), errar lo que se busca (Proverbios 8,36), errar el blanco (Jueces 20,16). Esta palabra se usa predominantemente para una acción incorrecta. El sentido primario del término hebreo no es de «pecado», porque  lo que tiene con frecuencia en mente es la transgresión de la costumbre, o de la ley, o de un tratado, o de una obligación, todos estos usos legales con la culpa que esto implica.
Lo anterior nos indica que el uso sumario de la LXX no hace justicia al rico y flexible original hebreo de errar al blanco. Por ejemplo cuando los utiliza en asunto que lo que está a la vista es la culpa. Los términos hebreos traducidos por jamartía y otros parecidos no tienen un uso exclusivamente religioso, de modo que la traducción suele ser débil.
La fuerza de la LXX consiste en hacer de jamartía un término general para el pecado. Al hacerlo así coloca los pecados individuales bajo el concepto del pecado básico que nos separa de Dios, y que nos domina mientras no recibamos la obra salvadora de Dios.

El errar en su uso principalmente ritual describe la negligencia por ignorancia más que la transgresión deliberada.
Levítico 4:13  Si toda la congregación de Israel hubiere errado,  y el yerro estuviere oculto a los ojos del pueblo,  y hubieren hecho algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer,  y fueren culpables…
Desde un punto de vista más racional y teológico el pecado es lo «impuro». Si detrás de este concepto se halla el sentimiento personal, su contenido esencial es el no lograr mantener una norma.

Todo lo dicho tiende a sugerir que un concepto teológico del pecado fue una elaboración posterior. La censura, la afirmación de la culpa y el conocimiento de la voluntad exigente de Dios son todos factores que confluyen en ella para ofrecer una interpretación de la experiencia y el destino humano. Si la voluntad de Dios es la ley suprema de la vida, la apostasía con respecto a Dios tiene que llegar a su expresión en el error, es decir, en términos de cómo debería ser la vida y la desviación respecto a esa norma.
Entonces, para la TANAJ (A.T.) en su conjunto, el pecado es un término legal y teológico para lo que va contra la norma. Lo que está en su raíz es la aberración respecto a la norma, pero esto puede considerarse ya sea como el proceso interior, la acción, o la situación resultante. Es el contexto, más que la raíz seleccionada, lo que habitualmente muestra dónde se pone el acento. Los términos que denotan aberración tienen siempre un aspecto figurativo, y tal vez sea la raíz «rebelarse» la que nos acerque más a la medula del asunto, con su énfasis en la motivación.

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23 dic 2011

LOS SIETE ESPIRITUS DE DIOS

LOS SIETE ESPÍRITUS DE DIOS EN LA VIDA CREYENTE
Felipe Rincón Vásquez

Apocalipsis 1:4 «Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono;»
Apocalipsis 3:1 «Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.»

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7

Existe un solo Espíritu Santo, en estos versículos no se trata de siete espíritus sino de siete operaciones del mismo Espíritu de Dios en nuestras vidas. Veamos:

1. Espíritu de sabiduría, para aprender a dirigir la vida en unidad con el Espíritu Santo. Sanar las relaciones con la realidad que nos rodea. Dirigir la forma como interpretamos la realidad que nos rodea, para que nuestras decisiones sean correctas.

2. Espíritu de inteligencia nos hace consciente de nuestros miedos a la realidad y nos libra de ellos. El espíritu de inteligencia nos hace consciente de nuestra cobardía y nos libra de ella. Espíritu de inteligencia enseña a comprender a los seres humanos que nos rodean, con sus problemas y sus crisis, con sus debilidades y sus dones. Espíritu de Inteligencia aclara nuestros presentimientos oscuros, los saca a la luz, y nos libra de ellos; pues ellos llenan el corazón de cobardía. Espíritu de inteligencia alumbra nuestra conciencia, amplía nuestra conciencia, unge los ojos del alma con colirio para que podamos ver y entender la realidad que nos rodea. Nos libra de la tiranía de nuestras intuiciones negativas; pues ellas son una fuente constante de miedo y temor.

3. Espíritu de consejo, enséñame a aprovechar bien el tiempo, porque los días son malos. Enséñame a planificar mi tiempo de acuerdo a las metas propuesta para mí por el Eterno. Dios mío, capacítame a través de tu espíritu de consejo para que pueda entender la visión que tú tienes para mi vida. Quiero conocer tu visión para mi vida, Señor. Quiero planificar mi vida en armonía con tu espíritu de consejo. Tu espíritu de consejo me dota de un espíritu sano para planificar mi vida sin contradecir tus metas. Tu espíritu de consejo me dota de un espíritu sano para planificar mi vida de acuerdo con mis capacidades.Tú sacas a la luz mi falsa personalidad, y me indicas el camino a la nueva creación, a mi nuevo ser, que Dios ha colocado en mi existencia. Tú me libras del sufrimiento y del dolor que han causado mis falsas decisiones. Dios mío, revélame a través de tu espíritu de consejo tu gran idea para mi vida. Revélame, Señor, los pequeños pasos que me conducen a tu gran obra en mi vida.

4. Espíritu de poder nos libra de nuestras ilusiones; nos guía a su gran obra, a su gran idea para nuestras vidas; pues él nos capacita para llevar a la práctica la visión para nuestra vida. Espíritu de poder nos capacita para que seamos hacedores de la palabra. Nos capacita para que pongamos por obra el plan divino que tienes para nuestras vidas. Espíritu de poder destruye los falsos caminos, los caminos que Dios no has elegido para nosotros. Y nos guía por los caminos de su voluntad. Querer y hacer armonizan en nuestras vidas, porque el espíritu de poder nos capacita para ello. Espíritu de consejo nos da a conocer los planes, y espíritu de poder nos capacita para vivir según los planes de Dios, para llevarlos a la práctica. Las ideas del Señor se hacen realidad en nosotros; podemos palpar la voluntad para nuestras vidas, puedo tocar sus planes para nosotros, porque el espíritu de poder los ha hace realidad en nuestras vidas.

5. Espíritu de conocimiento ha reservado para los hijos de Dios cosas que ningún ojo ha visto, ni ningún corazón ha soñado. Espíritu de conocimiento nos habla de Dios. Espíritu de conocimiento nos cuenta sus hazañas. Espíritu de conocimiento nos revela que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno y el mismo Dios. Por medio de él Conocemos muchos secretos de su existencia, porque el espíritu de conocimiento nos los ha revelado. Reconocemos que Dios es y que es nuestro Redentor, verdadero Libertador, porque su espíritu de conocimiento se lo ha revelado a nuestro corazón. Todos sus secretos, su grandeza y su gloria, su poder y su misericordia, su infinito amor y paciencia, nos los ha dado a conocer el espíritu de conocimiento.

6. Espíritu de temor dirige nuestra lucha contra el mal. Nos capacita para odiar el mal como el Señor lo odia. Nos provee de sana inteligencia para discernir entre el bien y el mal, para discernir entre nuestra voluntad y la voluntad del Señor, para discernir entre la voluntad de nuestro corazón y la voluntad del Santo Espíritu. El espíritu de temor orienta nuestro comportamiento en un mundo donde reinan las tinieblas y la maldad. Fiel podemos ser a la palabra de Dios; sincero podemos ser al Señor porque el espíritu de temor nos capacita para obedecer su palabra. El espíritu de temor dirige nuestras relaciones con el mal.

7. Espíritu del Señor, nos consuela. Espíritu del Señor nos ayuda en los momentos de soledad, en los momentos de enfermedad. En los momentos cuando no le encontramos sentido a los sufrimientos.
En los momentos cuando la realidad parece desbordarse e inundar toda nuestra vida. Ahí esta el Señor con nuestra realidad, en medio de la suya. La realidad parece arrollarnos, parece sacarnos de nuestros carriles, parece ser desconsiderada con la miseria humana. Pero, lo mejor para nosotros es continuar, caminar y caminar por el camino angosto y serpenteado en medio de la sabana abierta. Caminar y caminar por el camino angosto y serpenteado en medio de la sabana; a pesar de tanta libertad, a pesar de que la sabana se extiende a la derecha y a la izquierda sin poder ver sus fronteras, sin poder ver el horizonte. No importa dónde nos encontramos, si al comienzo del camino, en el medio, estaremos quizá cerca del final. Pues él nos ha prometido un hogar, ha creado para nosotros un hogar, donde reina la vida eterna y su paz.

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20 dic 2011

LA BIBLIA Y EL LUGAR DE LA MUJER II

El día 19 de Diciembre del presente año (2011), la Asociación Dominicana de Teólogos Evangélicos tuvo un importante y hermoso conversatorios sobre el lugar de la mujer en la Biblia. Iniciamos con una introducción presentada por Felipe Rincón Vásquez sobre la forma en que ha sido vista la mujer en la iglesia y en la sociedad, y luego nos detuvimos a analizar lo que es el plan original de Dios para la mujer según los primeros dos capítulos de Génesis.
Para el disfrute de todos los teólogos publicamos a continuación la introducción del teólogo Felipe Rincón y luego las notas de los detalles que destacamos en génesis 1 y 2 acerca del plan original de Dios con la mujer.


EL LUGAR DE LA MUJER EN GÉNESIS 1 Y 2
Felipe Rincón Vásquez

Gen 1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree… (RV60)
Gen 1:26 Luego Dios dijo: «Ahora hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Tendrá poder sobre… (PDT)
Dios dijo hagamos al ser humano, tanto al masculino como al femenino, conforme a nuestra imagen y para que señoree.
Tanto el hombre como la mujer son portadores de la imagen de Dios. No hay ninguna base en Génesis uno para limitar la imagen de Dios únicamente al sexo masculino.

Gen 1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Gen 1:27 Así que Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza, creó al varón y a la mujer.
La feminidad pertenece a la imagen de Dios tanto como la masculinidad. Dios no es ni masculino ni femenino. Trasciende ambos géneros ya que ambos están comprendidos dentro de su ser.
Los eruditos bíblicos siguen debatiendo el uso de la simbología sexual en la Biblia y de imágenes masculinas para la divinidad, especialmente en el contexto de la investigación de traducciones que usan un lenguaje inclusivo. El uso de masculinidad para la deidad es uno de los elementos que nos ha llegado desde las religiones étnico-celestes, siendo el judaísmo y el cristianismo eminentemente una religión étnico-celeste.

Gen 1:28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
Gen 1:28 Y los bendijo diciendo: «Tengan muchos hijos para así poblar el mundo y ejercer control sobre él: dominando a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser vivo que existe en la tierra».
Ya que tanto el hombre como la mujer portan la imagen de Dios, a los dos se les asigna la tarea de gobernar, si referencia alguna a distinciones basadas en el sexo.
Dios prescriben en detalle el gobierno humano sobre los peses del mar, sobre las aves del cielo, sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra, incluyendo a los animales domésticos y a los seres que se arrastran, y sobre toda la tierra (vv. 26,28). Todo el universo creado se organiza cuidadosamente en una jerarquía de orden definida meticulosamente en Génesis uno. Sin embargo, no hay la más mínima indicación de que tal jerarquía exista entre Adán y Eva.
El hecho de que no existen referencias a role de autoridad entre el hombre y la mujer, en un texto que en todos los demás aspectos está calado por el concepto de una organización jerárquica, indica que su relación era de mutualidad en igualdad y que las consideraciones de supremacía de uno sobre otro son ajenas al texto y no deben imponérselas.
Dios no les ordenó a los peces que gobernaran el mar, ni a las aves que gobernaran el aire. Simplemente les ordenó que se reprodujeran y poblaran estas esferas. Dios no le dio al ser humano dominio sobre el sol, la luna, el día y la noche.
Tampoco existe nada en el texto que nos hable de roles dominantes y subordinados entre los animales antes de la caída. Por el contrario el concepto de condiciones ideales carentes de esquemas de dominio y subordinación está indicado en Isaías 11,6-7.
Génesis uno claramente exime de limitaciones jerárquicas internas a la relación entre el hombre y la mujer. La masculinidad y la feminidad se representan como dones divinos que reflejan la diversidad dentro de la imagen de Dios. El texto no permite que se le explote para justificar dicotomías jerárquicas que sí podrían justificar distinciones de roles.

Gen 2:18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
Gen 2:18 Entonces el Señor Dios dijo: «No le hace bien al hombre estar solo, haré a alguien que lo ayude y que sea como él». (Así también la N-C, además de PDT)
Para algunos, ayuda significa que el hombre es el jefe y la mujer la criada. Sin embargo, un estudio de la palabra ayuda en la Tanaj ha disipado semejantes conceptos erróneos. Esto porque la misma palabra es usada no para referirse a una persona de menor importancia como un sirviente o un subordinado. Generalmente se le atribuye a Dios cuando está involucrado en actividades de socorro o rescate entre su pueblo.
La palabra hebrea para ayuda en génesis 2,18 y 20 (ezer) aparece unas veinte veces en la Tanaj en citas como Éxodo 18,4; Deuteronomio 33,7.26.29; Salmo 33,20; y otras. El idioma hebreo tiene otras cuatro palabras para ayuda que tienen connotaciones de subordinación. Ninguna de esas palabras se usa en referencia a la mujer en Génesis dos. El rol de la mujer como ayuda adecuada, no lleva en sí la inferencia de subordinación.

Gen 2:21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.
Gen 2:22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.
Gen 2:21 Entonces el Señor Dios hizo que el hombre durmiera profundamente y mientras dormía le quitó una parte de su costado y rellenó esa parte con carne.
Gen 2:22 Después, de esa parte de su costado el Señor Dios hizo una mujer y se la llevó al hombre.
Algunos maestros de la Biblia interpretan la primacía cronológica de Adán, es decir, el hecho de ser formado antes que Eva, como una prueba de la supremacía del hombre sobre la mujer.
En realidad un estudio de Génesis quita toda validez a esta teoría, porque entonces, tanto Adán como Eva caen bajo el dominio de los animales. Según Génesis uno los animales fueron creados primero que los seres humanos. Además si Adán es considerado un prototipo ser primero, Eva sería su máxima expresión.
En ninguna parte del relato de la creación se le ordena al hombre dominar a la mujer, ni se le niega a ella el mismo valor que tiene el hombre debido a su primacía original. Podemos afirmar que el texto de Génesis no confiere ningún significado jerárquico al hecho de que el hombre fue creado antes que la mujer. Su intención es mostrar que tanto el hombre como la mujer fueron creados de una manera especial y de la misma sustancia, que como resultado gozaban, antes de la caída, de una relación de completa mutualidad en igualdad.
La única legislación que contiene la Biblia en cuanto a la primogenitura se decretó bastante tiempo después de la creación, ya que se halla en la ley de Moisés (Deuteronomio 21,15-17). La otra ocasión que contiene la práctica de la primogenitura también aparece más adelante, en la historia de Esaú y Jacob (Génesis 27,19). En los primeros capítulos de Génesis se menciona generación tras generación de familias con muchos hijos, sin alusión a la existencia de regulaciones para las progenituras. Por tanto, es injustificable proyectar hacia atrás sobre la historia de la creación una práctica que no recibe ninguna sanción en el relato original.
Irónicamente, además del caso de Esaú y Jacob, quien perdió su primogenitura, tenemos otra mención bíblica de derechos de primogenitura que tiene que ver con Rubén, quien los había perdido; por lo que no tenemos mucha base para explotar el concepto de primogenitura como un recurso de jerarquía que controle el significado de Génesis uno y dos. La legislación de la primogenitura tenía que ver exclusivamente con los derechos de propiedad, no concedía derechos de liderazgo. Aunque era mayor, Ismael no gobernó a Isaac; Manasés no gobernó a Efraín; Judá el cuarto hermano, recibió la promesa de que sus hermanos se postrarían ante él; David el menor de ocho hermanos fue elegido rey sobre ellos, etc, etc,. La declaración de algunos maestros de que la posición de Adán como el mayor incluía el liderazgo correspondiente a un hijo primogénito es un invento que carece de datos bíblicos. El relato de la creación en Génesis no presenta al hombre como líder de la mujer, ni explícitamente ni por inferencia.
Además la primogenitura tenía que ver con derechos de primacía entre hermanos varones. Si se extienden las consideraciones de primogenitura para aplicarlas, deberían hacerse cumplir principalmente entre parientes masculinos, ya que esa fue su intención original.

Gen 2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Gen 2:24 Por esa razón el hombre deja a su papá y a su mamá, se une a su esposa y los dos se convierten en un solo ser.
Por tanto, o por esa razón… es una aplicación que deriva el autor de Génesis de la expresión de Adán. El hecho de que tanto Jesús como Pablo apelen a ella en sus enseñanzas es testimonio de su importancia.
La independencia que goza el hombre al casarse y formar una unidad separada como una sola carne habla en contra de la estructura familiar patriarcal como la intención de Dios para la organización de la creación antes de la caída.
En este versículo la mujer representa el punto estable de referencia. El hombre se mueve hacia ella luego de dejar a sus padres. El se une a la mujer, no se añade ella a la vida de él. El suma su vida a la de ella cuando se une a ella. El procedimiento mediante el cual el hombre se separa de su padre y se une a su esposa de ninguna manera refleja una sociedad dominada por el patriarcado.
El contraste entre este modelo original y las condiciones que produjo la caída es chocante. Después de la caída, una vez que se institucionalizó el modelo patriarcal en la organización de la sociedad, la esposa se alejaba de su hogar y se unía a su esposo en la casa de su padre y bajo su jurisdicción.
El destino del vínculo paterno es su rompimiento, ya que el hombre deja a su padre y a su madre. Pero la unión de la pareja en una sola persona es indisoluble por definición.
Las enseñanzas de este texto prueban que las nociones de distinciones jerárquicas o diferencias de posición entre el hombre y la mujer eran totalmente inexistentes cuando Dios diseñó la creación.

CONCLUSIÓN:
1. No hay ninguna base en Génesis uno para limitar la imagen de Dios únicamente al sexo masculino.
2. La feminidad pertenece a la imagen de Dios tanto como la masculinidad.
3. Génesis uno claramente exime de limitaciones jerárquicas internas a la relación entre el hombre y la mujer.
4. El rol de la mujer como ayuda adecuada, no lleva en sí la inferencia de subordinación.
5. El texto de Génesis no confiere ningún significado jerárquico al hecho de que el hombre fue creado antes que la mujer. El relato de la creación en Génesis no presenta al hombre como líder de la mujer, ni explícitamente ni por inferencia.
6. Según Génesis la mujer representa el punto estable de referencia.

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LA BIBLIA Y EL LUGAR DE LA MUJER I

 
El día 19 de Diciembre del presente año (2011), la Asociación Dominicana de Teólogos Evangélicos tuvo un importante y hermoso conversatorios sobre el lugar de la mujer en la Biblia. Iniciamos con una introducción presentada por Felipe Rincón Vásquez sobre la forma en que ha sido vista la mujer en la iglesia y en la sociedad, y luego nos detuvimos a analizar lo que es el plan original de Dios para la mujer según los primeros dos capítulos de Génesis.
Para el disfrute de todos los teólogos publicamos a continuación la introducción del teólogo Felipe Rincón y luego las notas de los detalles que destacamos en génesis 1 y 2 acerca del plan original de Dios con la mujer.


Palabras introductorias

Las prédicas de Jesucristo y la tentativa de revolución social que la acompañó llegaron a Europa únicamente como reforma religiosa. Pablo de Tarso, el primero que predicó en Europa el cristianismo, propugnó una reforma moral y una religión espiritualista. Había tomado de las prédicas de Jesucristo una idea noble y fecunda, la idea de igualdad. Pablo afirmó la igualdad entre el hombre y la mujer; aunque solo los equiparó ante Dios. Las luchas iniciales del cristianismo confirmaron esa equiparación: la mujer igualó al hombre en la fe, en el heroísmo, en el martirio. Fue admirada, ejemplarizada, santificada. Y como esa igualdad no era más que en Jesucristo, los primeros cristianos no la rechazaron. Pero Jerónimo escribió que lo que la ley divina prescribe a uno de los esposos, lo impone a los dos, haciendo que la ola igualitaria invada al matrimonio. Esa  igualdad moral debía pasar a las leyes y al terreno económico. Naturalmente al llegar ahí, la equiparación no fue respetada. El cristianismo paulino se contaminó con las viejas creencias y tradiciones. La igualdad de los sexos subsistió ante Dios únicamente. Los Padres de la Iglesia, que empezaron a ser una organización poderosa, tenían opiniones muy particulares sobre la mujer. En primer lugar discutieron si tendría un alma. Además no solo la mujer era impura sino que su contacto creaba impureza; por lo tanto, el matrimonio era un estado de impureza. Solo se dio protección legal al hijo como heredero. La iglesia glorifica el celibato, y considera el segundo matrimonio como un adulterio; reemplaza el divorcio por la separación de los cuerpos; prohíbe el matrimonio de los clérigos. Las leyes canónicas son especialmente humillantes para la mujer, y la colocan muy atrás en su condición tradicional de inferioridad.  Ella es la gran culpable. Se la maldice, se la declara diabólica y obscena. San Juan Crisóstomo la acusa de manchar al hombre por la unión sexual. A no ser por su culpa en el Paraíso y el pecado original, Dios habría encontrado otra manera menos vergonzosa de perpetuar la especie. ¨Mujer, dice Tertuliano, deberías ir siempre vestida de duelo y en harapos, para redimirte del pecado de haber perdido al género humano. ¡Eres la puerta del Infierno! ¡Por tu causa murió Jesucristo!¨.

Para el derecho canónico, solo el varón ha sido creado a la imagen de Dios; la mujer, no. En consecuencia, debe estar sometida al varón. No se le permite servir de testigo ante la justicia, porque su testimonio no es digno de fe. Todas las leyes protectoras de la mujer dictadas por los emperadores, todas las inspiradas por el cristianismo primitivo, desaparecen en las leyes canónicas.

Después de la Revolución de 1789, se establecen nuevos derechos para la mujer. Las leyes del 15 y el 18 de abril de 1791 establecen la igualdad civil del hombre y de la mujer en la familia y en la sociedad. Esa igualdad se falseó en seguida por la codificación de varias leyes en relación con el matrimonio y la sociedad.
La mujer hasta el siglo XIX fue siempre arrastrada por circunstancias en las que no influyó directamente. El movimiento iniciado conscientemente por la mujer para mejorar su condición integral, y que hoy se encuentra en vía de desenvolvimiento, tuvo su inicio en el siglo XIX, después que la Revolución Francesa hubo declarado, pomposamente, la igualdad de la mujer con el varón en cuanto a los derechos civiles. Pero este no fue un movimiento de unas cuantas mujeres imbuidas de ideas revolucionarias, el movimiento feminista vino después y ha sido consecuencia de procesos sociales que se están desarrollando implacablemente. Lo que ha hecho la mujer es tomar conciencia de esos procesos y cooperar con ellos. Ese proceso seguirá su curso como todo proceso histórico. ¿Qué haremos los teólogos dominicanos? Nos quedaremos de brazos cruzados repitiendo con mentes retrógradas los errores del pasado o aprovecharemos las circunstancias para  redimirnos y retornar a los principios de igualdad predicado por Jesucristo y por el Apóstol Pablo.
En un ensayo publicado el 10 de diciembre del año en curso (2011) por Aníbal Castro en el periódico Diario Libre, señala lo siguiente:
Nos socializamos en un país oficialmente católico, religión de cuyo ejercicio sacerdotal está excluida sin apelación la mujer. Igualdad ante Dios, pero no para celebrar los cultos con la formalidad que acuerda la liturgia de una iglesia autocrática y en la que la cátedra papal arrastra categoría de verdad revelada. Esta tutela reforzada con las enseñanzas contrarias a la igualdad de género reina suprema como arbitro de una moral trasladada a nuestra Constitución.¨
Es tiempo de releer los textos sagrados en cuanto al lugar de la mujer en la sociedad. Es tiempo de levantar la verdad bíblica por encima de los dogmas históricos que le han hecho tanto daño a la mujer por aquello de ser el instrumento por el que vino el pecado al mundo.

Aníbal Castro en el ensayo antes citado acusa al verdadero padre del cristianismo (el apóstol Pablo) de una doctrina de maltratos a la mujer y discriminatoria y que sirven como fundamentos ideológicos de la violencia de género, e indica que otros autores bíblicos transmiten textos de irrespeto a la mujer y consagración del hombre como paterfamilias y recipiente de la autoridad en el hogar. ¿Cuál será nuestra respuesta ante estas y otras demandas que la sociedad nos exige en cuanto al tema en cuestión? ¿Realmente la doctrina cristiana ha establecido fundamentos ideológicos de la violencia de género? Si es así, ¿Es eso esencial al cristianismo o una deformación del mismo?

Es tiempo que veamos qué es lo que realmente enseña la Biblia en cuanto al lugar de la mujer en la iglesia y en la sociedad.



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11 jul 2011

JUDAISMO Y CRISTIANISMO III


¿A qué tipo de religión pertenece el Judaísmo?

Cicerón dice que la palabra «religión» viene de re-legere, significando, volver a leer, observar cuidadosamente; Lactancio, de re-ligare, significando, adherir, señala el lazo entre Dios y los hombres; Gellio, de re-linguire, significando, separar, la santidad que está separada de lo profano; Leidenroth, de re-legere, mirar hacia atrás con temor.

Me quedaré con la definición dada por Berkoff «La religión consiste en una relación verdadera, viva y consciente entre un hombre y su Dios, determinada por la revelación que de si mismo ha hecho Dios, y expresada en una vida de adoración, comunión y servicio».

La misma palabra «religión» se usa para dos significados distintos aunque relacionados.
Primero: designa el conjunto de textos, ritos, costumbres y otros medios por los que la relación del hombre con Dios adquiere presencia, dimensión e irradiación en la vida, en la sociedad y en la historia (sentido objetivo). Es una ingenuidad y desconocimiento imaginar y querer promover una fe supuestamente pura, desligada de toda encarnación en lo simbólico y en lo social. La fe siempre tendrá que hacer uso de la religión en sentido objetivo. Es como el agua que necesita un continente que la contenga. En segundo sentido, la religión designa, la relación concreta que el hombre vive con su Dios. Se refiere a la vida íntima del hombre que encuentra expresión en diferentes maneras, que se expresa en adoración, comunión y servicio (sentido subjetivo).

Lo que me interesa aquí para el tema que estoy desarrollando es hacer una diferencia entre la religión como método y la religión como una experiencia de fe. Es importante poder distinguir entre la religión como un método de hacerse valer ante Dios y la religión como una experiencia de fe.

La religión del método es aquella que se caracteriza por la conquista de Dios a través de ciertos ritos, cumplimientos, normas, etc., en esta, el ser humano tiene conciencia de un poder divino sobre su existencia y organiza una relación con él. Organiza una religión. Pero la organiza según el modelo de relaciones humanas entre el débil y el poderoso. El débil, por tanto, ha de hacerse valer ante el poderoso, actuar para hacerle reaccionar favorablemente. La religión se convierte así en una iniciativa, en una acción del hombre sobre Dios con miras a provocar en él una reacción, favorable y útil para el hombre; Y puesto que el hombre es débil y el poderoso exigente, aumentar el temor y las angustiosas tentativas de pagar por el pasado, de acrecentar el valor de los sacrificios, para poder algún día, tal vez, satisfacer las exigencias del poderoso.

Pablo en la carta a los Romanos describe la religión de los judíos, basada en la ley; y la de los paganos basada en el rito, como una religión de este tipo. A los judíos Pablo les dice que son unos estupendos religiosos. Tienen un celo por Dios incomparable, pero es un celo equivocado, porque está privado del verdadero conocimiento de Dios. Al tener a Dios por un poder exigente (por medio de la ley exige) y amenazador (el juicio final). A fuerza de obras se asegura contra Dios.
Al pagano Pablo lo describe en el mismo plano que al judío, el de su conocimiento de Dios. El pagano no ignora a Dios, pero como no le conoce, no le da la gloria. No reconoce que el poder de Dios se ejerce a favor del ser humano, que no le es indiferente ni hostil, sino amigo. Por lo que se pone a buscar medios religiosos para influir en la divinidad, para hacerla salir de su indiferencia o de su hostilidad, de ahí la realización de ritos por medio de los cuales consigue el posible dominio del hombre sobre Dios, para captar el poder en su provecho.

Esto crea un religioso del temor y/o de la utilidad. Al religioso del temor lo que lo anima en su relación con Dios es el temor. Así que para este es de mucho valor una fortaleza donde cubrirse, que para el judaísmo es la pertenencia al «pueblo de Dios» y para el religioso cristiano es «la Iglesia fortaleza», allí se dicta lo que hay que creer, lo que hay que hacer, y sobre todo lo que no hay que hacer, los ritos que hay que celebrar, las oraciones que hay que decir. Todo para no recibir el castigo divino.
El religioso de lo útil que también es un metódico tiene al rito en muy alta estima, porque le atribuye el poder de atraerse a Dios y obtener de él una ayuda útil: encontrar vivienda o trabajo tener salud, y otros bienes. Esta religión funciona sobre la base de un contrato muy simple: el trueque, el intercambio.

El judaísmo es una religión basada en el método, lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer para cubrirse de la ira de Dios y para que él le de bendiciones a su pueblo. Es una religión que en lugar de liberar esclaviza y atemoriza al ser humano ante un Dios exigente. Tan santo que está muy separado de sus criaturas.

En cambio el Cristianismo en su verdadera expresión es una religión fruto de agradecimiento y una expresión de fe. En el Cristianismo el ser humano se hace creyente cuando se percibe amado por Dios, beneficiario de la vida de Dios, alcanzado por el deseo de Dios, vivificado por el poder de Dios, y en la medida en que deja de percibir a Dios como poder amenazador al que hay que aplacar o como poder indiferente al que hay que tratar de conmover.

En el Cristianismo esta revelación se llevó a cabo en la resurrección de Jesús: allí es donde el verdadero Dios se reveló plenamente como poder a favor del hombre. Por ello Pablo exclama: ¨ la vida que ahora vivo en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a si mismo por mí (Gálatas 2.20). Así que no se trata solo de creer que Dios resucitó a Jesús; se trata de creerse beneficiario de ese mismo poder de vida.

Si Dios es poder a favor del ser humano, el creyente que lo experimenta prolonga activamente, en dirección a los demás, la Vida de la que él ha sido beneficiario por parte de Dios. Ahora bien, en el creyente siempre existe el peligro de sucumbir ante la mentalidad del temor y de esfuerzos desesperados por satisfacer a la ley, porque todavía no dejará de experimentar la insuficiencia, la cobardía y el pecado, y muchas veces trata de evitar la inseguridad, la duda y el error en sus opciones.

Desde la primera presentación del decálogo que constituye el núcleo de la Ley, la Biblia habla de un lenguaje de alianza y de fe, no de religiosidad metódica. En Éxodo 20 dice: ¨Yo soy el Señor tu Dios, que ye he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí; no harás...¨. La lógica es clara, Yo soy tu liberador, dice Dios; actúa pues como liberado.

La religiosidad del método no se queda más que con el decálogo, con los mandamientos, sin la frase que lo introduce y sin su fondo. La religiosidad hace de la ley un recetario que permite al hombre realizar el obrar religioso exigido por Dios, salir airoso de sus exigencias, estar en orden delante de él. La Fe por el contrario observa que el pueblo fue liberado antes de darle la ley, por lo que en lugar de ser un recetario para conseguir... es la expresión, en sus aspectos principales, de una línea de conducta, de una forma de proceder que prolonga entre los hombres la liberación que Dios les pone en su corazón.

De lo anterior concluimos:
1.   El judaísmo es una religión basada en el método, lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer para cubrirse de la ira de Dios y para que él le de bendiciones a su pueblo. Es una religión que en lugar de liberar, esclaviza y atemoriza al ser humano ante un Dios exigente.
2.   El Cristianismo es una religión basada en la expresión de fe. En el Cristianismo el ser humano se hace creyente cuando se percibe amado por Dios, beneficiario de la vida de Dios, alcanzado por el deseo de Dios, vivificado por el poder de Dios, y en la medida en que deja de percibir a Dios como poder amenazador al que hay que aplacar o como poder indiferente al que hay que tratar de conmover.
3.   El Cristianismo hace uso de textos, ritos, costumbres y otros medios por los que la relación del hombre con Dios adquiere presencia, dimensión e irradiación en la vida, en la sociedad y en la historia. Pero más que ello, es una fe, es una relación con Dios que se expresa en adoración, comunión y servicio. El verdadero cristianismo solo hace uso de los medios que la religión pone a su alcance para expresarse.
4.   El Cristianismo es una visión diferente de Dios. Es un trato diferente entre el creyente y su Dios. La Ley de Dios tiene valor pero no como un recetario para conseguir alejarnos de la ira de Dios o para conseguir beneficios.  Es la expresión, en sus aspectos principales, de una línea de conducta, de una forma de proceder que prolonga entre los hombres la liberación que Dios les pone en su corazón. Por medio de ella conocemos el carácter de Dios.

Fuentes consultadas: Berkof L.: ¨Introducción a la Teología Sistemática¨, Libros Desafío, impresión  U.S.A. 1988; Varone Francois: ¨El Dios Ausente. Reacciones religiosa, atea y  creyente¨, Presencia Teológica. Sal Térrea, España 1993.

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