2 mar 2011

Teología y Vida de Piedad

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Escrito Por Felipe Rincon. 
La teología es un talento, una profesión. Pero ¿no tiene ella que ver con el estilo de vida del profesional que la adquiere y la ejerce? ¿No tiene el abogado ciertas costumbres, tratos y jerga que lo definen sin que se presente como tal? También el médico, el filósofo, etc. Lo que estamos viendo en nuestro medio es que la teología en término general no está influyendo en el estilo de vida del teólogo. 

Muchas personas definidas como creyentes en la fe cristiana están acudiendo a los institutos y seminarios teológicos a estudiar teología, solo con el interés de adquirir una profesión, o certificar un oficio eclesiástico, o para satisfacer el ego del conocimiento. Pero no están exhibiendo la vida de piedad que se espera de aquel que se pone en contacto con la verdadera doctrina cristiana. Por ello me pregunto ¿Qué clase de teología estamos consumiendo? La teología bíblica o que tiene su fuente en la revelación bíblica es cristiana. 

El cristianismo es un conocimiento que cambia, que regula, que transforma vida. La no exhibición de una vida de piedad de parte de los egresados de los institutos, seminarios y universidades de estudios teológicos hacen que se vea como verdadera la expresión popular de que el cristianismo no es un conocimiento sino un estilo de vida. ¿Para qué teología si eso no afecta la vida?

En mi experiencia particular debo decir que son muchos los que se acercan a solicitar la membresía en la Asociación Dominicana de Teólogos Evangélicos que no vienen con el deseo de contribuir y ser afectados, sino por la búsqueda de estatus. Su interés es obtener un carnet que los acredite y certifique como teólogos en los medios evangélicos. Para venderse como profesionales del área.

La teología es la ciencia de la fe, es la sistematización de la doctrina cristiana, está para contribuir a la fe en aclarar y declarar sus fundamentos. Así la Asociación Dominicana de Teólogos Evangélicos no existe para certificar a profesionales, no existe para crear una élite cristiana que luego se considere como un estatus superior en asunto de fe. Teólogos orgullosos, impíos, faltos de piedad. La idea es que seamos creyentes fieles a Cristo y su palabra que estemos en la disposición de contribuir en la extensión del Reino de Dios en la tierra junto a los demás dones y talentos que Dios está dando a la Iglesia.

Debemos reflexionar y preguntarnos qué tipo de teología estamos consumiendo ¿Es cristiana? Pues como dice el doctor Machen en su libro ¨Cristianismo y Liberalismo¨, el cristianismo es un modo de vida fundado en un mensaje. Y dice Luis Berkof: ¨El Evangelio nos llega en la forma de verdad y solo mediante un entendimiento adecuado y una aceptación creyente del mensaje del Evangelio pueden los humanos llegar a entregarse personalmente a Cristo en fe, para ser hechos participante de la vida nueva en el Espíritu¨.

El Evangelio es un conocimiento, una verdad, una doctrina. La teología busca desentrañar la verdad, que contiene el Evangelio, para presentarla al cuerpo de Cristo, a fin de que explique y viva su fe. Ese conocimiento debe presentar su resultado en la forma de vida que produce.

Muchos son los que claman tener la verdadera doctrina cristiana. Pero ¿se muestra eso en el estilo de vida que presentan? ¿Pueden tales personas ser modelos para los demás creyentes? ¿Teología para qué si no me hace mas y mejor?.

La presente reflexión me conduce a afirmar que: 

(1) Siendo que la teología no se estudia para tener fe, sino para explicar y comprender la fe que ya tengo, los maestros de teología debemos examinar la fe de los que buscan el conocimiento. No dar conocimientos a neófitos, ni a impíos, para que no se llenen de orgullo y se crean superiores a los demás hermanos, para que luego no puedan dejarse pastorear porque se crean superior a los pastores y ancianos de la iglesia. 

(2) Todo currículo teológico debe empezar con estudios de crecimiento espiritual. He observado que los pensum y currículos de la mayoría de seminarios no contemplan la espiritualidad, la mística, como una meta a alcanzar. No ofrecen un curso de espiritualidad cristiana o formación espiritual. Se ofrecen dos o tres asignaturas de teología sistemática y ninguna de teología espiritual, dos o tres materias de historia de la iglesia y ninguna de la historia de la espiritualidad y sus diversas manifestaciones. Se estudia la vida de los teólogos dogmáticos y bíblicos, pero no la vida de los místicos. Todavía estamos a tiempo de cambiar.

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