23 mar 2011

SALIENDO DE LAS CAVERNAS RELIGIOSAS

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Escrito por: DR. Jairo De La Cruz

“Hay tanto de bueno en el peor y de malo en el mejor, que es absurdo condenar a nadie” (proverbio hindú)

Quiero comenzar la exposición de este tema citando del capítulo 7 del libro la Republica de Platón la alegoría de las cavernas.

El libro VII de la República comienza con la exposición del conocido mito de la caverna, que utiliza Platón como explicación alegórica de la situación en la que se encuentra el hombre respecto al conocimiento.


El mito de la caverna

I - Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza. Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas. 

- Ya lo veo-dijo.

- Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.

- ¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!

- Iguales que nosotros-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?

- ¿Cómo--dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?

- ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?

- ¿Qué otra cosa van a ver?

- Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?

- Forzosamente.

- ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?

- No, ¡por Zeus!- dijo.

- Entonces no hay duda-dije yo-de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.

- Es enteramente forzoso-dijo.

- Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera de alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?

Mucho más-dijo.

II. -Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra .?

- Así es -dijo.

- Y si se lo llevaran de allí a la fuerza--dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?

- No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.

- Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.

- ¿Cómo no?

- Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que. él estaría en condiciones de mirar y contemplar.

- Necesariamente -dijo.

- Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían.

- Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.

- ¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?

- Efectivamente.

- Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente "trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio" o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?

- Eso es lo que creo yo -dijo -: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida.

- Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja súbitamente la luz del sol?

- Ciertamente -dijo.

- Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían; si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?.

- Claro que sí -dijo.

Esta alegoria platonica impacto mi vida, pues somos muchos los que en un momento determinado viviamos una vida cristiana entre las cavernas.

Durante muchos años fui un prisionero de la ignorancia, segado y esquivando golpes de todas direcciones. Como en la alegoría de las cavernas, cada vez que alguien quería conducirme a la luz me molestaba. Dentro de las cavernas solamente podía ver prohibiciones (no aretes, no mujeres con pantalones , no desrizado, no puedes ir al cine, no puedes ir al gimnasio, no puedes tomar vino, no puedes ir eventos que no sean del concilio, ect.) 

En una de mis obras inéditas yo describo esta etapa de mi vida de la siguiente manera.

ENCONTRAR EL CAMINO...

“Mi espíritu está abatido y vivo en dos mundos: Mi mundo exterior y mi mundo interior. Más no siento paz. En mi mundo interno, mi alma mora en tinieblas de mentiras que yacen en las profundidades de mis pensamientos ocultos. Encadenado y cautivo deseo alcanzar mis sueños, olvidar mi dolor y poder perdonar, pedir perdón y perdonarme a mí mismo. Pero... ¡No puedo! Voces silenciosas surgen sin control y me dominan. Quiero y no puedo, puedo y no quiero. Y es que me siento diferente a otros. Siento que no tengo un lugar especial donde reposar, un lugar donde pertenecer. Siento un vacío de algo que he perdido o que debo encontrar. Me siento inseguro con otras personas porque creo que no me aceptan aunque me demuestren lo contrario. Por eso a veces me doy sin condiciones y llego a perder mi dignidad. Es que en el fondo, solo quiero que me acepten, porque he tenido tantas experiencias dolorosas en mi andar por el mundo que necesito amar y ser amado. He rodado por caminos de pecado porque en el fondo buscaba olvidar pensamientos que me torturan y he querido vengar el daño que me han hecho. Mis emociones cambian sin que yo pueda dominarlas y vivo entre la angustia, la ansiedad o la depresión. Emprendo cosas pero no puedo terminarlas; siento que soy insignificante porque no tengo propósito en esta vida. 

¿Qué Dios es este, que necesita que me cohiba de todo para poder amarme y no condenarme en el infierno? Me invade la frustración por no poder hacer justicia contra la vida que me ha quitado tantas cosas, contra aquellos que se ríen de mí y que amé, pero que destruyeron mi vida. Intento levantarme, salir de lo que he caído y que me destruye lentamente así como a los que me rodean, pero... no puedo. Entonces vuelvo a refugiarme en mis pecados que me envuelven en un círculo vicioso y me esclavizan, y oigo las voces silenciosas que me confunden. No sé que camino seguir. Y pasan los días pasa el tiempo y mis fuerzas internas se agotan. Todo lo he intentado, no hay esperanza. Soy esclavo de mi pasado, soy esclavo de mis ideales inalcanzables de un futuro que no será. Olvido vivir mi presente porque no sé como amarme, por eso no puedo amar a otros.”

Auto estima entre creyentes

¿Por qué, pues -nos preguntamos -, hay tantos cristianos sinceros y hasta fervientes que tienen una pobre imagen de si mismos, una auto estima deficiente, y se sienten presos de miedos y culpabilidades paralizantes que les amargan el sabor de la vida? Una de las razones puede ser que no nos acabamos de creer que poseemos una dignida y una valia intrinseca e inalienable como seres humanos falibes y creados a imagen y semejanza de Dios, participe de la naturaleza divina, hermanos del hijo del hombre, templos de Espiritu Santo, llamados a construir el Reino y a contemplar a Dios cara a cara. Ect. 

Todo esto lo apcetamos nocionalmente, pero no visceralmente. Viceralmente y no siempre concientemente, tendemos tal vez a creer lo opuesto: que, marcados por el pecado original, somos auténticos pozos de maldad, merecedores de castigos eternos, y que, a los ojos purisimos de Dios, como le decia a Job uno de sus amigos, no somos mas nada sino gusanos.

Los pulpitos cristianos están llenos de víctimas (y a veces también verdugos) de la neurosis eclesiogenica. Con una concepción de Dios, y de nuestra relación con el, que hace que el pueblo se sienta como gusanos en vez de hijos. Es la imagen deshumanizante de un Dios sadico y legalista, policia, juez, verdugo, tirano implacable capaz de hacer sufrir a sus hijos- y a su hijo- para satisfacer su majestad ultrajada.

Esta espiritualidad terrorista que favorece también un perfeccionamiento neurotizante, por estar cargado de exigencias excesivas y poco realistas de perfecion. Estos religiosos proponen una imagen tan idealizada e inalcanzable de lo que es una vida de piedad, que genera insatisfacción crónica e infundada con uno mismo, pues incapaz de dar la talla no acabamos nunca de perdonarnos.

J.M. Fernández- Martos, psicoterapeuta y jesuita, en su articulo “la iglesia ¿realidad patógena o psicoterapeutizante?, se pregunta ¿Por qué sera relativamente frecuente que bastantes de las personas que expresan su proceso de perdida de la fe lo hagan simultaneo y coincidente con el de una mayor maduración humana? En otras palabras, hay personas que habiendo alcanzado un punto de mayor maduración humana, se enfrentan a creencias que les fueron inoculadas en su infancia religiosa, las encuentran limitadoras y deshumanizantes y tienen la valentia de rechazarlas.

Pero hay otros que no se atreven a cuestionar las creencias religiosas en las que fueron indoctrinados, aceptándolas indiscriminada y acríticamente. Por eso es tan importante identificar y, desenmascarar esas creencias espureas y patogenas. Yo como el teólogo español Juan Aria no creen el Dios que los sectarios presentan. Cito las palabras del teologo español que dijo:

Yo nunca creeré en:
El Dios que “sorprenda” al hombre en un pecado de debilidad
El Dios que condene la materia
El Dios que ame el dolor
El Dios que ponga luz roja a las alegrías humanas
El Dios mago y hechicero
El Dios que se hace temer o no se deja tutear
El Dios que se haga monopolio de una iglesia, de una raza, de una cultura o de una casta
El Dios que juega a condenar
El Dios que “manda” al infierno por cuarquier cosa
El Dios incapaz de perdonar lo que muchos hombres condenan
El Dios incapaz de comprender que los niños deben mancharse y son olvidadizos
El Dios que exija al hombre, para creer, renunciar a ser hombre
El Dios a quien no temen los ricos a cuya puerta yace el hambre y la miseria
El Dios al que adoran los que van a la iglesia y siguen robando y calumniando
El Dios que no supiese descubrir algo de su bondad, de su esencia, allí donde vibre un amor por equivocado que sea.
El Dios que condene la sexualidad
El Dios para quien fuese el mismo pecado complacerse con la vista de unas piernas bonitas que calumniar y robar al prójimo o abusar del poder para medrar o vengarse.
El Dios morfina para la reforma de la tierra y sólo esperanza para la vida futura
El Dios de los que creen que aman a Dios porque no aman a nadie
El Dios que dé por buena la guerra
El Dios que pretenden que el cura rocíe con agua bendita los sepulcros blanqueados de sus juegos sucios
El Dios que negase al hombre la libertad de pecar
El Dios a quien le falte perdón para algún pecado
El Dios que aceptase y diese por bueno todo lo que los curas decimos de El
El Dios que ponga la ley por encima de la conciencia
El Dios que prefiera la pureza al amor
El Dios que no pueda descubrirse en los ojos de un niño o de una mujer bonita o de una madre que llora
El Dios que se case con la política
El Dios que aniquilara para siempre nuestra carne en lugar de resucitarla
El Dios que aceptara por amigo a quien pasa por la tierra sin hacer feliz a nadie
El Dios que al abrazar al hombre aquí en la tierra no supiera comunicarle el gusto y la felicidad de todos los amores humanos juntos
El Dios que no se hubiera hecho verdadero hombre con todas sus consecuencias
El Dios en el que yo no pueda esperar contra toda esperanza.
Y yo añado:
El Dios que por que una mujer use un pantalón la mandara al infierno
El Dios me cohíbe al hombre de gozar de la tierra que el creo
El Dios que dice: (no aretes, no mujeres con pantalones, no desrizado, no puedes ir al cine, no puedes ir al gimnasio, no puedes tomar vino, no puedes ir eventos que no sean del concilio, no puedes bautizarte sino estas legalmente casado, ect.) 

Sin lugar a dudas en las cavernas religiosas las personas se siente llene de sentimientos de culpabilidad. WW. Day dijo: De todas las zonas erróneas del comportamiento, la culpabilidad es la mas inútil, la que despilfarra mas energía emocional, por que te sientes inmovilizado en el presente por algo que ya paso.

La Misoginia eclesial

La misoginia (del griego μισογυνία; 'odio a la mujer') es la aversión u odio a las mujeres o la tendencia ideológica o psicológica que consiste en despreciar a la mujer como sexo y con ello todo lo considerado como femenino.

Comúnmente se confunde a la misoginia con una forma extrema de sexismo y aun de machismo: la misoginia no consiste en ser partidario del predominio del hombre sobre la mujer, sino en pensar que el hombre debe liberarse de cualquier tipo de dependencia del género femenino. La mujer, y como consecuencia la concepción y la familia, son consideradas como aberrantes y rechazables, o en todo caso, tal vez buenas o necesarias para otros, pero no para uno mismo.

Veamos algunas declaraciones de los líderes históricos acerca de la mujer.

Orígenes dijo: “es impropio de una mujer hablar en una asamblea, diga lo que diga. Aun que pronunciara cosas admirables o santas, no importa, ya que provienen de la boca de mujer”
El acto penitencial desde la mujer latino americana (1995) dice asi:

-De la tradición de Tertuliano que nos llamo a las mujeres “puertas del demonio” y dijo que debíamos estar siempre de luto y en arrepentimiento para que pudiéramos expiar la ignominia del primer pecado… LIBRANOS DIOS.

-De la tradición Clemente de Alejandría que dijo que “nada es desgraciado para los hombres, ya que están dotados de razón; en cambio, solo reflexionar sobre la naturaleza de la mujer trae vergüenza” …LIBRANOS DIOS.

-De la tradición de sirilo de Alejandria, que dijo que “el sexo femenino es la diaconisa de la muerte y es particularmente deshonrado por Dios.. LIBRANOS DIOS

-De la tradición de Juan Damasceno, que describió a la mujer como “,a avanzadilla del infierno”… LIBRANOS DIOS

-De la tradición de Ambrosio que dijo que no cree es mujer, y asi debe ser nombrada por su sexo; la que cree, progresa hacia el ser masculino perfecto y, a la medida de la madurez de Cristo, se dispensa con el nombre de su sexo… LIBRANOS DIOS.

-De la tradición de Tomas de Aquino, que dijo que las mujeres son hombres mal nacidos, son útiles solo para la procreación… LIBRANOS DIOS.

TEXTOS ESPUREOS QUE TIENEN LAS MUJERES MINISTERIALMENTE EN LAS CAVERNAS

Son aquellos que se consideran añadidos tardíos o posteriores a los originales. Es decir, son textos ajenos o falsos, que se añadieron al margen en forma de glosas años después por algún escriba, y que más tarde a través de copias nuevas, para restaurar el manuscrito original y deteriorado, se añadieron dentro del texto original.

Este tipo de acción, ha demostrado que el copista plasmó en el texto una explicación ajena al contenido y en ocasiones prejuiciosa en contra de las mujeres.

SARGAMOS DE LAS CAVERNAS DEL LEGALISMO

La vida cristiana es, primero que nada y sobre todo, una relación y no un montón de reglas! Un amplio rango denominacional les dan prioridad a las reglas, estándares estrictos y dogmas tradicionales. 

El legalismo es un asesino, pero la gracia es sanadora. El legalismo provocó que el apóstol Pablo clamara “oh Gálatas insensatos”. 

El diccionario de la Real Academia Española ofrece dos definiciones de “Legalismo”:

1. Tendencia a la aplicación literal de las leyes, son considerar otras circunstancias. 

2. “Formalidad o requisitos legal que obstaculiza o impide el eficaz funcionamiento de algo”.

3. En teología la doctrina de salvación a través de buenas obras. 

El diccionario de términos religiosos dice: El legalismo es:

1. Énfasis en la letra, más que en el espíritu de la ley.

2. Creer en la salvación por la obediencia a la ley, más que por la gracia de Dios. 

3. El legalismo solo exige que se cumpla la ley. 

En su libro el despertar de la gracia, Chuck Swindoll escribe:

“El legalismo es una actitud, una mentalidad que se basa en el orgullo, es la adecuación obsesiva a pautas artificialmente establecidas con la finalidad de “Agrandarse” ante los demás…Lo que el legalismo dice es: “porque hago esto, o porque no hago aquello, estoy agradando a Dios”. 

Cualquier estándar es una ley, y el apego a una ley para obtener, ganar o mantener la aceptación de Dios es una violación directa a la gracia, eso es legalismo.

El legalismo cristiano es tratar de obtener, ganar o mantener la aceptación de Dios, o tratar de alcanzar el crecimiento espiritual, por medio de guardar un código o estándar de desempeño, ya sea escrito o tácito. 

El legalismo es un callejón sin salida que disminuye la vitalidad espiritual, roba nuestro gozo, apaga nuestra pasión por Dios y lleva mucha gente a la represión (Mateo 11:28-30 dice:

"Venid a Mí, todos los que Estáis fatigados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de Mí, que soy manso y humilde de Corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. 30 Porque mi yugo es Fácil, y ligera mi carga."

CARACTERISTICAS DEL ESPIRITU LEGALISTA

1. Hace énfasis exagerado en la forma externa. Mateo 23:24-25; 1 Samuel 1:13-14.

2. Tiene sentido de temor y condenación. 

3. Tiene una actitud de juicio u orgullo. 

4. Tiene un legalismo opresivo.

5. Tiene una necesidad de comprender a Dios. 

6. Tiene un énfasis indebido en la tradición. Mateo 15:2-3; Isaías 29:10-13.

El texto hebreo lo llama “Espíritu de tardemac” lo cual significa “Trance o profundo sueño”. 

Este espíritu hipnotiza, emborracha y ahoga sus victimas en un laberinto religioso. 

Descripciones de una persona religiosa

1. Siempre busca gracia y victoria (redención) y nunca lo logra. 

2. Hace obra de justicia, pero nunca siente la aprobación de Dios. 

3. Siente que la gracia de Dios se le escapa luego que el culto ha terminado. 
4. Va a la iglesia, pero sale cansado.

5. “No ve y no oye” el rema de Dios en el culto.

6. Es seducido por lujuria y mamón (dinero)

7. Se siente esclavo del pecado. 

Brujería en el legalismo

En el N. T. la palabra brujería y hechicería vienen de la misma palabra griega Farmakeia, y puede significar, envenenamiento, practica de artes mágicas, hechizo. 

Gálatas 5:7 Pablo dijo: Corríais bien. ¿Quién os Estorbó para no obedecer a la verdad? Nótese que él dijo quien y no que. 

Cuando algunas personas entran a su vida, ellas no solo traen sus cuerpos, también traen sus espíritus. La palabra “estorbó” en griego es Farmakeia, o sea, que Pablo dijo: ¿Quién los hechizó, quién los embrujó? Por medio del legalismo. 

El legalismo es una mentira contraproducente que mantiene a la gente en cautiverio. 

Brennan Maning dice en su libro (el evangelio de los andrajosos). El Dios del cristiano legalista a menudo impredecible, errático y capaz de toda suerte de prejuicios. Como ve a Dios de esa manera, el legalista se siente impulsado a involucrarse en algún tipo de magia para apaciguarlo (cilicio, ayuno) Corintios 4:1-2 dice: Por esto, teniendo nosotros este ministerio Según la misericordia que nos fue dada, no desmayamos. 2 Pero rechazamos los tapujos de vergüenza, no procediendo con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino que, por la clara Demostración de la verdad, nos recomendamos a nosotros mismos a toda conciencia humana delante de Dios.

La herencia tradicional del legalismo 

Lo primero que nos llega a la mente cuando pensamos en tradicionalismo es la resistencia al cambio. La palabra “Tradición” viene de dos palabras latinas que unidas significan “heredar, pasar a otro”. 

Funciona así: La generación anterior identifica las cosas que piensa que son importantes y se las pasa a la siguiente generación para que las guarde.

Perfil de la iglesia legalista

1. Tiene reglamentos y dogmas adicionales a la Biblia (no desrizado, no salón, no cine, no TV no gimnasio, etc.).

2. Poco conocimiento bíblico de sus líderes. Oseas 4:6

3. Son guiada por sueño, profecías, visiones y dogmas.

4. Falta de organización.

5. Se predica y enseña la inseguridad de la salvación.

6. Sus miembros son personas amargadas, ociosas, chismosas y calumniadoras.

7. El espíritu de jueces opera en el pueblo. 

Los partidarios del legalismo gastan una gran cantidad de tiempo concentrándose en el pecado de los demás. 

Un principio bíblico inviolable es que nos parecemos al dios (Dios) que adoramos, aunque los legalistas que juzgan a otros creen que adoran al Dios de la Biblia, en realidad no lo hacen. El legalismo crea un propio dios- un dios duro, estricto, que mata y que esta lejos de su creación. 

Perfeccionismo:

• Vivir con temor al fracaso.

• Tener miedo de irme al infierno por no haber guardado las leyes de Dios a la perfección.

• No ser capaz de aceptar la gracia de Dios porque pienso que necesito ser castigado (aunque Jesús diga que mis pecados fueron “totalmente pagados” en la cruz).

• Estar obsesionado con hacer todo a la perfección y por mantener las cosas en su exacto orden.

• Ser meticuloso.

• Tener expectativas irracionales de perfección en otros. 

• Enojarse con quienes convivo cuando irrumpen en mi mundo limpio y ordenado. 

• Castigar a los otros cuando no son perfectos. 

• No ser capaz de experimentar gozo y satisfacción, a menos que yo haga algo absolutamente perfecto. 

Soberbia y prejuicio:

• Pensar que soy más espiritual, devoto, humilde y consagrado que los demás.

• Pensar que mi iglesia, mi denominación o grupo es mejor que los demás.

• No estar dispuesto a relacionarme con quienes son diferentes (tener un espíritu independiente, separatista o de aislamiento).

• Elevar mis opiniones religiosas a la categoría de convicciones inflexibles (por ejemplo, la versión “oficial” de la Biblia que se debe usar).

• No estar dispuesto a ceder en mis opiniones religiosas con el fin de promover el amor, la paz y la unidad entre verdaderos hermanos(as) en Cristo. 

• Tener dificultades para admitir que estoy equivocado, sentir que siempre debo tener la razón, y tratar de demostrarles que la tengo. 

• Ser intolerante con personas de otras razas y de otros grupos sociales o económicos. 

Juzgar a otros:

• Tener un espíritu crítico ante los diferentes estilos de adorar, de música, de predicar, de vestir y demás; estar siempre listo para criticar y juzgar. 

• Juzgar a otros (atacar sus motivos y su carácter).

• Hablar mal de ministros u otros líderes cristianos (sean los propios o los de otras iglesias u organizaciones).

• Ser intolerante con quienes difiero (no estar dispuesto a escucharlos en la radio o la televisión, ni a leer sus libros y demás).

• Vivir con una mentalidad basada en quien tiene la culpa.

• Etiquetar a los demás, colocándolos en diferentes categorías religiosas, e ignorarlos. 

Persistencia enfermiza:

• Ser rígido con las creencias en las que otros cristianos sinceros están en desacuerdo.

• Aferrarse a las tradiciones de la iglesia que no están basadas en la Biblia y que no ayudan a alcanzar a la generación actual con el Evangelio. 

• Ser obstinado y tener mucha resistencia a las innovaciones que introducen los lideres de la iglesia. 

• Ser cerrado en mi manera de pensar; no estar dispuesto a aceptar nuevas ideas, y a veces ni siquiera a escucharlas. 

Poder y dominio:

• Usar la culpa (culpar a otros de lo que piensan, hacen o dicen) y la vergüenza (y avergonzarlos) como táctica para obligar a los demás a hacer lo que yo quiero. 

• Esperar o exigir que otros asistan a cada reunión de la iglesia, este en cada evento, etc. 

• Controlar a los demás por medio de una personalidad fuerte; utilizar la persuasión, el temor o la intimidación. Ser prepotente. 

• Experimentar una fuerte ansiedad cuando no puedo estar en control.

• Encontrar seguridad en reglas, normas y estándares, en lugar de descansar en el Señor.

• Estar más preocupado por controlar a los demás que por ejercer dominio propio.

• Tener el impulso de obtener posiciones de poder con el fin de obtener el control y cumplir con mis planes. 

• Sentir una responsabilidad enfermiza por la vida y el bienestar de los demás. 

Vivir sin placer:

• Vivir una vida insípida, de deberes y obligaciones.
• Sentirse culpable por experimentar placer o procurarlo de manera secreta. 
• Ser incapaz de descansar y relajarse. 
• Sufrir de adicción al trabajo.
• Ser fuertemente atraído por (o ceder a) sustancias ilegales, sexo ilicito, pornografía y demás, con el fin de escapar o encontrar un poco de gratificación.
• Sentir y vivir como si el dolor, el sufrimiento, la privación y el abusar de mi mismo fuera más espiritual que disfrutar las cosas buenas que Dios me ha dado.

1 comentario:

  1. Exelente profesor. Sin lugar a dudas uste y Felipe son los dos mejores teologos que conosco.

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