7 ene 2012

ACERCA DEL PECADO

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ACERCA DEL PECADO (Tercera parte)
Pecado y culpa
A menudo los términos utilizados para el pecado aluden a que la traducción «culpa» es justificable. Uno podría incurrir en culpa sin intención, pero la impureza resultante no sería menos objetiva que en el caso del pecado intencional, con insolencia o soberbia, y necesitaría ser eliminada mediante el mismo rito que se emplea para restaurar la pureza.
El concepto teológico de pecado y culpa se ha vuelto complicado por la doctrina de la expiación sustitutoria o satisfacción penal, de la cual hablaré luego.

El relato de la caída
El relato de la caída en su totalidad ofrece una perspectiva sobre la existencia humana como un todo. Se trata de un acto que es típico de la forma en que todos nosotros actuamos con respecto a Dios e incurrimos en culpa delante de él. Esta etiología (Estudio sobre las causas de las cosas) nos presenta la realidad del pecado como la verdadera fuerza que está detrás de todo el desasosiego e infelicidad del ser humano. Una explicación etiológica más general nos justifica en construir sobre este relato una doctrina del pecado original en el sentido de condición universal de pecado. El pecado es motivado por un impulso humano que está presente en todos nosotros, de manera que en millares de variaciones todos seremos tentados de modo semejante y pecaremos de modo semejante. Puesto que la razón y la facultad de juicio nos son innatas, la motivación para pecar está presente tan necesariamente como la vida misma.
El autor sin embargo, no está tratando de dar un relato teológico sino uno popular. El narrador no está urdiendo una teoría, sino hablando a partir de la experiencia irresistible de la tensión interior, y tratando de dales a sus lectores cierto sentido de la grave situación que es inseparable de la existencia humana.

El concepto de pecado en el judaísmo
En el judaísmo es determinante el concepto de la ley. Por eso toda transgresión es pecado. La tendencia en el judaísmo es considerar el pecado como algo individual más que colectivo.
Ezequiel 18:1-4 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2 ¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera? 3 Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel.
4 He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.

¿Somos ontológicamente regenerados del pecado y sus efectos o solo somos declarados justos sin que se opere nada en nuestro ser interior?
Un gran error desde mi punto de vista es que algunos fundamentalistas especialmente calvinistas solo ven en el creyente la obra de la justificación y no la de la santificación y nuevo nacimiento. Para ellos los cristianos salvos continúan ontológicamente igual después de su salvación. La obra del Espíritu no hace nada ontológicamente en su vida interior y alguno proclamó que los creyentes tienen más en común con Hitler que con Jesucristo. Pero veremos.
La palabra ¨ ontología ¨ viene de ¨onto¨ que significa, ser; y ¨logia¨ que significa, estudio o tratado. Por lo que decimos que es el estudio del ser. Cuando decimos santificación ontológica nos referimos a la santificación del ser.
Nosotros defendemos el hecho de que la santificación afecta el ser del ser humano. Nuestra tesis es que la santificación afecta el ser y el obrar, porque de hecho nos hace nuevas personas. Es lo que dice 2 Corintios 5.17 ¨ De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; ¨. Nos detendremos a ver como es que la santificación afecta el ser.
Solo Dios es santo, pero Dios puede santificar al ser humano haciéndole participar por gracia de la vida divina. El Espíritu de Cristo santifica a los seres humanos por su pasión, resurrección, su ascensión, y por su comunión (Juan 17.19).
Los cristianos somos santos porque tenemos la unción del Santo (1 Juan 2.20; Lucas 13.16; Hechos 15.1; 1 Corintios 1.2; 6.19)
La santificación tiene dos dimensiones: Santificación ontológica que afecta al ser, y santificación moral que afecta al obrar.
Continuaremos…

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